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Me encantaría, pero no me apetece


Logo de AprendicesAyer me reencontré con los aprendices y las aprendizas. Hacía mucho tiempo que no me acercaba a los talleres de Aprendices y sentí que tengo que asistir más a menudo. De vez en cuando viene bien un paréntesis como el de ayer, en medio de una realidad tan absorbente como la que estoy viviendo desde hace ya casi dos años.

El taller de ayer fue un tanto atípico, ya que normalmente estos talleres suelen tener una base tecnológica o, por lo menos, alguna relación con el mundo de Internet. Pero éste trataba sobre un tema tan ajeno a la tecnología como es el de la asertividad.

Reconozco que no sé prácticamente nada de estas cosas “psicológicas”, más allá de lo que vas aprendiendo empíricamente y vas siendo capaz de procesar, sin ninguna base teórica y sin más herramientas que el sentido común. Pero cada día me interesan más ;-).

En este post voy a intentar explicar mi percepción de este taller, además de volcar algunas notas que tomé, por si le pudieran interesar a alguien.

Parece ser que este taller pretendía responder a una inquietud de Lorena: quería mejorar sus recursos para decir que NO a numerosas peticiones que recibe.

Seguramente por eso, la cuestión de la asertividad se enfocó sobre todo a este aspecto, que supongo no satura el concepto. De hecho, la definición de asertividad de la wikipedia sugiere un alcance más amplio:

“un comportamiento comunicacional maduro en el cual la persona no agrede ni se somete a la voluntad de otras personas, sino que manifiesta sus convicciones y defiende sus derechos”

Cuando llegué al taller (tarde), después de unos momentos de confusión (mía) en los que percibía un cierto caos en la conversación, el primer hilo argumental coherente que capté fue la pregunta de Lorena sobre técnicas para decir que NO. Esta pregunta respondía a la inquietud de Lorena que estaba en el origen de este taller atípico de Aprendices.

La primera técnica que se propuso fue la de mentir. Seguramente, no será muy académica, pero estoy seguro que es la más utilizada. Otra cosa es cómo de bien o de mal se le dé a cada uno. Reconozco que a mí se me nota mucho, por lo que intento reservarla para situaciones desesperadas y como último recurso.

La siguiente fue el humor. Esta es mi favorita. La utilizo habitualmente, incluso cuando puede interpretarse fuera de lugar. Pero ¿qué le voy a hacer?, si es uno de mis mecanismos de defensa congénitos.

También se propuso jugar con los diferentes canales de comunicación que hoy en día tenemos a nuestra disposición. Por ejemplo, el correo electrónico puede ser un buen aliado en algunos casos, ya que permite pensar la respuesta y explicar en detalle nuestra postura. Ningún canal es mejor que otro, sino que hay que saber cual conviene más en cada caso.

Otra técnica es demorar la respuesta: “lo voy a pensar”. Así podemos evitar precipitarnos al asumir algunos compromisos de los que luego nos podemos arrepentir. Pero no conviene abusar de esta técnica, para no retrasar sistemáticamente las decisiones.

Se citó, como técnica complementaria de la anterior, la posibilidad de reforzarse en otros. Nunca viene mal contrastar el análisis propio con otras opiniones, sobre todo cuando no se tienen las cosas demasiado claras.

Rizando el rizo, se propuso el “Sí darwinista”, que consiste en decir (casi) siempre que sí, y ya se verá luego cuáles sobreviven. Supongo que esta técnica es útil, sobre todo, cuando no se puede decir que no. Saber que no vamos a poder cumplir buena parte de los compromisos asumidos puede generar cierta angustia vital. Pero, como todo, será cuestión de entrenamiento.

La que me pareció más directa y más divertida es la respuesta: “me encantaría, pero es que no me apetece”. Claro que no vale para todos los casos ;-).

Una táctica para lanzarse a llevar a la práctica todo esto es explicar que uno quiere ser asertivo, de forma que la otra parte se pueda dar cuenta de que está proponiendo algo que no nos encaja.

Personalmente, en este momento de mi vida profesional me interesan más las técnicas de asertividad para conseguir lo contrario, es decir, que la otra parte acepte de buena gana los trabajos que se le asignan y, además, los haga tan pronto y bien como pueda. Esta inquietud tuvo menos eco en el grupo, aunque alguna cosa ya se dijo.

Un principio que siempre puede ayudar es el reconocimiento y el respeto de las diferencias. Todas las personas somos diferentes y, por lo tanto, no se puede pretender que respondamos y actuemos de la misma manera. Me gustó el ejemplo de la araña: cada pata se mueve de una manera diferente, pero la araña avanza en la dirección deseada.

En fin, sobre estos temas supongo que hay mucho escrito y, también, me parecen propicios para la opinión y el debate. Ahora pues es vuestro turno.

Por cierto, me encantó el sitio donde nos reunimos.
  1. wilma m geraldino
    05/03/2011 a las 04:33

    hola soy de la n2 nagua ¡es bueno decirle a las virtudes que no por que ala vida al que sonreirle para salir asia de lante y mas con sumetas

  2. Ander
    02/03/2011 a las 13:47

    En esto del decir que no, la virtud está en el término medio.

  3. 27/02/2011 a las 10:10

    Bette Davis, cuando estaba ya muy viejita y pasaba de todo (todavía más), dijo en una entrega de premios: «Me encantaría quedarme más rato con ustedes, pero tengo que ir a lavarme el pelo.»
    Besos, gente.

  4. 26/02/2011 a las 19:07

    Me apunto al primer párrafo del post.
    En esto de la asertividad, se suele hacer demasiado hincapié en lo de «decir que no». Yo defiendo el decir que «sí»… casi siempre. En todo caso, fue una gozada la conversación, Eutokia, el bebé de Txurdi e Izaskun y el buen rollo sempiterno de Aprendices.
    Mi hija, que es una aprendiza pionera, ha sido asertiva desde la cuna y podría darnos un cursillo avanzado. De bien pequeña, cuando no quería comer algo (o sea, casi siempre) decía, con lengua de trapo: «me gusta, pero no me atepece» (sic)

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