Espíritu 2.0
Ayer estuve en blogak 2.0. No hace falta que os cuente de qué fue la cosa porque ya ha publicado Alorza una amplia información de este evento (¡buen trabajo, Alberto!).
No voy a hablar aquí del contenido de este acto, sino de su espíritu.
Ya voy asistiendo a unos cuantos encuentros 2.0, como las reuniones de Aprendices o la misma conferencia de Tim O’reilly en Vitoria-Gasteiz. Y en este tipo de encuentros siempre percibo unas vibraciones que me gustan.
Me gusta el buen rollete que se respira, la informalidad (en el buen sentido de la palabra), la actitud positiva y participativa, la vocación creadora e innovadora, el entusiasmo general, el clima de comunidad e, incluso, de complicidad. En estos encuentros 2.0 se siente una electricidad que no es fácil encontrar en otros eventos de tipo profesional. No digamos ya en los que tienen que ver con la Administración pública.
Sí, me gustan todas estas cosas y algunas otras que os cuento más abajo a los que os apetezca seguir leyendo.
Según mi percepción, algunos elementos que caracterizan el espíritu 2.0 son los siguientes:
- Sensación de estar creando algo nuevo. Más allá de cambiar el mundo, el espíritu 2.0 siente que está construyendo una nueva realidad, algo diferente a lo que hay. La máxima expresión de esta nueva realidad podría ser Second Life. Pero sin llegar a este mundo artificial, en la red existen realidades que trascienden el mundo de los átomos y permiten posibilidades nuevas de acción e interacción. Esta sensación es excitante, genera entusiasmo.
- Protagonismo de los individuos. Las personas pasan de ser meros consumidores, agentes pasivos con respecto a los medios de comunicación, las empresas, los poderes públicos, y asumen un papel protagonista. Es la característica básica del 2.0. Crean, comparten, forman comunidades, toman decisiones o influyen en ellas. Es el momento de las multitudes inteligentes, de la participación ciudadana, de los emprendedores en red.
- La tecnología como medio posibilitador. La tecnología permite tantas cosas que es natural que produzca una cierta atracción. Se experimenta el deseo de conocerla, de explotar todas sus posibilidades. Pero mejor si es poniéndola al servicio de unos objetivos que le den sentido, bien sean de realización personal o para beneficio de la comunidad. Idealmente, la tecnología se utilizaría con ambos propósitos.
- El placer de disfrutar haciendo. El gran objetivo no es la rentabilidad económica, ni acceder a signos externos de estatus social. Se trata de hacer lo que te gusta y, si puede ser, vivir de ello. El espíritu 2.0 aspira a un nuevo estilo de vida. El dinero ya no es lo más importante, ni lo más excitante. Fue sintomático el comentario de Rob Malda en el sentido de que él no se preocupa de los beneficios, que otros se encargan de ello. Él se conforma con tener el trabajo más “cool” del mundo. Concedásmole cierto margen de sinceridad.
- Es más divertido si lo compartes. Somos individuos en red. Queremos comunicar y queremos compartir. Compartimos lo que hacemos y estamos abiertos a las aportaciones de los demás. Entre todos conseguiremos más y mejores cosas. Formamos comunidades, compartimos ilusiones, somos cómplices.
- El refrendo de la comunidad es la medida del éxito. Lo habrás hecho bien si consigues que la gente valore tu trabajo, que lo utilice, que lo lea, que lo comente, que lo referencie, que lo mejore, que lo adopte como propio.
- En el 2.0 eres lo que haces, no lo que aparentas. La comunidad te valora por lo que haces, por la utilidad de tus aportaciones, no por los caballos de tu coche ni por la seda de tu corbata. Puedes ser informal.
De alguna manera, el espíritu 2.0 trastoca la escala tradicional de valores. Disfruta con lo que haces, trabaja con entusiasmo, comparte, participa en comunidades, aporta lo que seas capaz de crear, defiende tu individualidad en red, no te preocupes demasiado por el dinero, puedes ser feliz sin necesidad de acumular demasiado.
Alorza ha escrito textos muy sabrosos sobre valores, aplicados a la Administración Pública, y también sobre ética hacker.
No puedo evitar la comparación entre el espíritu que percibo en estos encuentros y el ambiente laboral de nuestras administraciones públicas. Estamos tan lejos del buen rollete 2.0 que me parece impensable una mutación completa a medio plazo. Eso a pesar de que tenemos uno de los trabajos potencialmente más gratificantes de cuantos puedan imaginarse. Pero no estaría mal que fueran calando, también en la Administración pública, algunos rasgos de este espíritu 2.0. Habrá que seguir visitando este tipo de encuentros a ver si se pega algo. Ya veis que somos inasequibles al desaliento. Y es que de ilusión también se vive.
Por supuesto, esta lista no tiene vocación de exhaustividad. Sería estupendo que la completaseis con vuestras propias percepciones. Tenéis los comentarios a vuestra disposición. Aunque también estará bien si lo hacéis directamente en vuestros blogs.
Claro que les interesa ser «dospontoceristas», tanto a la Administración como a los funcionarios. Lo que pasa es que todavía no se han dado cuenta. Pero no te preocupes, que para eso estamos nosotros ;-).
Si analizas tus reflexiones entenderas porqué los conceptos administarción y 2.0 son antagónicos; en mi opinión la administración no puede permitirse el lujo de ser dospuntocentista ( pérdida de control frente al individuo) y a los funcionarios nos nos interesa ser dospuntocentistas (no sea que nos entren las ganas de trabajar..)
Un saludo
Gracias, Jose. Seguiremos trabajando para merecérnoslo.
Ya sabes que este blog es uno de mis fijos.
Bonitas reflexiones, Iñaki.
Este espíritu 2.0 lo cotejo cada vez que a acudo a este tipo de encuentros. No todo lo he descubierto en blogak, claro ;-).
Efectivamente, lo de la juventud podría ser otro elemento característico del espíritu 2.0, aunque también hay algún que otro anciano venerable que confirma la regla (por excepción), categoría en la que pronto nos tocará solicitar el ingreso :-).
Es una gozada ver a estos chavales tan inquietos y tan brillantes. A ver si son capaces de arreglar un poco el mundo que les hemos dejado.
¿Todo eso has sacado del Blogak 2.0? Para mí, que buena parte lo traías dentro, amigo.
Voy a añadir otra característica: a estos encuentros acude -además de algunos plebeyos como yo- la aristocracia de la red. Es simplemente acomplejante encontrarte con personas que aún no han echado todas las muelas y que ya poseen una competencia suprema. ¿Hasta dónde pueden llegar?
Por supuesto, Jaio, es como tú dices. Sólo puedo alegar en defensa propia que más arriba ya había matizado lo de la informalidad: «Me gusta el buen rollete que se respira, la informalidad (en el buen sentido de la palabra), la actitud positiva y participativa, …«.
Lo importante es que se siente algo especial, que te sientes parte de algo que merece la pena. No es por estropearlo, pero tal vez sea parecido a meterse en una secta. O, incluso, en un partido político (ahora que estamos con la cosa de las elecciones).
Iñaki: estoy contigo al 100%. Creo, sinceramente, que es una característica de los encuentros a los que yo he acudido, y me gusta respirar ese «aire fresco».
Claro que yo, que soy mosca cojonera, modificaría el «Puedes ser informal» con el «puedes vestir informal» o «puedes comportarte sin formalismos» porque «ser informal» es no cumplir los compromisos y esa no es una característica de quienes estábamos ahí ¿no?
Bueno, ya sabes, la joía que muere por la boca… como el pez. Fue un auténtico placer.
Por cierto, Jose, ya que te «veo» por aquí, aprovecho para felicitarte por la organización del evento. Por lo que yo pude ver, funcionó todo perfectamente. ¡Espero que blogak tenga muchas más ediciones!
100% de acuerdo contigo, Iñaki. Yo también creo que estamos cambiando el mundo cada vez que me rodeo de gente con el espíritu 2.0.