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Menos es más
«Lamento confesarles (…) que las catedrales no me gustan. Me impresionan las que son impresionantes, por supuesto, porque para eso están, pero no me gustan. ¿Por qué? Pues por la misma razón por la que no me gustaría irme a la cama con una mujer que midiera nueve metros y que pesara seiscientos kilos: porque la belleza desproporcionada sobrepasa los límites de nuestras facultades emocionales y sensoriales. Puede hechizarnos el funcionamiento de una linterna mágica, pero no el del sol. Puede conmovernos más el trino discontinuo de un pájaro en una mañana gélida de invierno que una coral de quinientas voces acordadas. Puede admirarnos la organización social de un hormiguero, pero no el organigrama de una multinacional. Puede dolernos más una muela que una muerte. Y así. Todo es cuestión de escala: la insignificancia vive alzada en rebeldía contra la grandiosidad».
Así divaga Jacob, el trastornado personaje de «Mercado de espejismos«, del gran Felipe Benítez Reyes. No sé por qué, pero me suena como si hablara de la blogosfera, con sus héroes del final de la larga cola.
Actualización: compruebo que Roc y yo hemos vuelto de Segovia sintonizados en la misma frecuencia.
Acerca del directorio de la blogosfera pública
No se por qué me había parecido que no hacía falta comentar los perfiles de la blogosfera pública, como si la cosa estuviera evidentemente clara. La cuestión es que he podido comprobar off-line que no es así, o sea, que no estaría de más pararse a reflexionar un momento sobre que blogs forman la blogosfera pública y, por tanto, deberían incluirse en el directorio.
A primera vista, me parece que la blogosfera pública estaría formada por los blogs que tratan sobre cualquiera de los múltiples aspectos de la Administración pública con una frecuencia más que esporádica. No me parece que la Administración pública deba ser la materia exclusiva del blog, pero sí una de sus categorías habituales.
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