No domino el vocabulario y no tengo todos los conceptos tan claros como me gustaría… veo que da lugar a error… quería utilizar «institución privada» como sinónimo de organización de derecho privado con o sin ánimo de lucro: empresas, fundaciones y otros chiringos varios (en contraposición a «instituciones públicas» que asimilo a administración)
En lo de la colaboración coincido plenamente: es tristísimo ver y tener que sufrir esas guerras fraticidas inter e intra administrativas. (Con lo de los consultores y gestores también pero no puedo decirlo muy alto, por lo que me pueda tocar).
Alberto, me parece un análisis muy interesante y estoy de acuerdo con lo que dices, excepto en esto «está bien que las instituciones privadas utilicen internet para diferenciarse y competir entre ellas».
Yo no entiendo las ventajas de la competición ente administraciones. Sobre todo lleva a reinventar la rueda cientos de veces. Lo malo es que los consultores lo proponen con total impudicia y algunos gestores públicos les hacen caso. Esa es precisamente una de las cosas que no debemos imitar de la gestión privada. Nuestro modelo ha de ser de colaboración, no de competición.
Creo que igual no exagera demasiado. Plantearía la reflexión distinguiendo entre instituciones públicas y privadas con y sin ánimo de lucro.
Muchas paginas web de instituciones privadas no dejan de ser un escaparate publicitario con programaciones complejas y vistosas que ni siquiera cargan cuando el usuario intenta acceder con una aplicación software libre. Crean marca y cumplen su función de atraer clientes, pero su objetivo no tiene nada que ver favorecer la participación pública o el acceso de la ciudadanía al ejercicio de sus derechos y obligaciones.
Lo malo es que ese modelo se extiende a otras instituciones (públicas o privadas sin ánimo de lucro) que se pulen el dinero, por criterios presupuestarios o para no tener beneficios a final del ejercicio, en complejas y vistosas páginas web. El problema viene cuando esto se hace sin tiempo para reflexionar sobre la posible funcionalidad o sin plantear unos objetivos claros. Está bien que las instituciones privadas utilicen internet para diferenciarse y competir entre ellas, pero la Administración pública debería acercarse a la web con otros objetivos (llegar a personas).
El dinero simplemente cambia de sitio. En el sistema en que estamos inmersos, uno de los cometidos de las instituciones públicas es hacer circular el dinero, especialmente en rincones a los que no llegaría por iniciativa privada. La inversión en software libre podría maximizar el beneficio social del gasto realizado por instituciones públicas. Ya habéis dedicado artículos y enlaces al tema.
Para evaluar si el gasto es está bien hecho habría que ver cómo esos flujos monetarios repercuten en el bienestar de los ciudadanos, cómo aumenta la participación ciudadana… Algunos valientes hacen inferencia estadística con los datos de los que disponen, pero posiblemente los indicadores que se utilizan en las web institucionales de corporaciones privadas no sean los más adecuados.
La cosa va evolucionando, seguro que dentro de otros 500 artículos podemos poner muchos más ejemplos de web institucionales baratas (monetaria y socialmente) y buenas (técnica y socialmente). Se irá consiguiendo en la medida en que contemos con más «funcionarios nativos digitales» y más «diseñadores de estrategias web institucionales nativos de la administración pública».
Por cierto, como usuario y si puedo elegir, prefiero una dirección de correo electrónico con alguien respondiendo las consultas antes que complejas programaciones que no cargan con un navegador gratuito o en las que es difícil encontrar (o directamente no existen) contenidos relevantes sobre el motivo de mi consulta al correspondiente portal institucional.
No domino el vocabulario y no tengo todos los conceptos tan claros como me gustaría… veo que da lugar a error… quería utilizar «institución privada» como sinónimo de organización de derecho privado con o sin ánimo de lucro: empresas, fundaciones y otros chiringos varios (en contraposición a «instituciones públicas» que asimilo a administración)
En lo de la colaboración coincido plenamente: es tristísimo ver y tener que sufrir esas guerras fraticidas inter e intra administrativas. (Con lo de los consultores y gestores también pero no puedo decirlo muy alto, por lo que me pueda tocar).
Alberto, me parece un análisis muy interesante y estoy de acuerdo con lo que dices, excepto en esto «está bien que las instituciones privadas utilicen internet para diferenciarse y competir entre ellas».
Yo no entiendo las ventajas de la competición ente administraciones. Sobre todo lleva a reinventar la rueda cientos de veces. Lo malo es que los consultores lo proponen con total impudicia y algunos gestores públicos les hacen caso. Esa es precisamente una de las cosas que no debemos imitar de la gestión privada. Nuestro modelo ha de ser de colaboración, no de competición.
Creo que igual no exagera demasiado. Plantearía la reflexión distinguiendo entre instituciones públicas y privadas con y sin ánimo de lucro.
Muchas paginas web de instituciones privadas no dejan de ser un escaparate publicitario con programaciones complejas y vistosas que ni siquiera cargan cuando el usuario intenta acceder con una aplicación software libre. Crean marca y cumplen su función de atraer clientes, pero su objetivo no tiene nada que ver favorecer la participación pública o el acceso de la ciudadanía al ejercicio de sus derechos y obligaciones.
Lo malo es que ese modelo se extiende a otras instituciones (públicas o privadas sin ánimo de lucro) que se pulen el dinero, por criterios presupuestarios o para no tener beneficios a final del ejercicio, en complejas y vistosas páginas web. El problema viene cuando esto se hace sin tiempo para reflexionar sobre la posible funcionalidad o sin plantear unos objetivos claros. Está bien que las instituciones privadas utilicen internet para diferenciarse y competir entre ellas, pero la Administración pública debería acercarse a la web con otros objetivos (llegar a personas).
El dinero simplemente cambia de sitio. En el sistema en que estamos inmersos, uno de los cometidos de las instituciones públicas es hacer circular el dinero, especialmente en rincones a los que no llegaría por iniciativa privada. La inversión en software libre podría maximizar el beneficio social del gasto realizado por instituciones públicas. Ya habéis dedicado artículos y enlaces al tema.
Para evaluar si el gasto es está bien hecho habría que ver cómo esos flujos monetarios repercuten en el bienestar de los ciudadanos, cómo aumenta la participación ciudadana… Algunos valientes hacen inferencia estadística con los datos de los que disponen, pero posiblemente los indicadores que se utilizan en las web institucionales de corporaciones privadas no sean los más adecuados.
La cosa va evolucionando, seguro que dentro de otros 500 artículos podemos poner muchos más ejemplos de web institucionales baratas (monetaria y socialmente) y buenas (técnica y socialmente). Se irá consiguiendo en la medida en que contemos con más «funcionarios nativos digitales» y más «diseñadores de estrategias web institucionales nativos de la administración pública».
Por cierto, como usuario y si puedo elegir, prefiero una dirección de correo electrónico con alguien respondiendo las consultas antes que complejas programaciones que no cargan con un navegador gratuito o en las que es difícil encontrar (o directamente no existen) contenidos relevantes sobre el motivo de mi consulta al correspondiente portal institucional.
El Mauro es un monstruo. Ampliaría la pregunta: ¿Gastamos tan mal el dinero, en general, las instituciones públicas?