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Open government: los profesionales públicos


Hemos comenzado a caracterizar con la etiqueta de «Open government» a las administraciones abiertas, que escuchan, que conversan, que comparten y que establecen relaciones de calidad, tanto con la ciudadanía, como con las empresas y organizaciones colaboradoras y, por supuesto, también entre sí. Pero estos atributos son propios de las personas, lo que nos lleva a pensar que un elemento clave para convertir las administraciones públicas en «open» es precisamente el factor humano. ¿Cuál es el perfil de los profesionales públicos «open»?

Intentaremos responder a esta pregunta de manera genérica para el conjunto de los profesionales de las administraciones públicas, por entender que hay una serie de rasgos comunes a todos ellos, aunque la intensidad en que deban darse estos rasgos pueda variar con la posición ocupada en la pirámide jerárquica.

  • Profesionalidad: todas las personas que trabajan en las administraciones públicas deben acreditar una capacitación profesional acorde con sus funciones, sin exclusión de los cargos políticos (como curiosamente sucede). La ciudadanía tiene derecho a exigir que todas las personas que ejercen funciones públicas, desde el presidente del gobierno hasta el último funcionario, acrediten un perfil profesional acorde con sus responsabilidades.
  • Talante democrático: las personas que ejercen funciones públicas y, en particular, las que ocupan cargos de responsabilidad política (en sistemas representativos) tienen que tener presente que la legitimidad de su función reside en el principio democrático y deben actuar en consecuencia, promoviendo la participación de todas las partes interesadas en los asuntos de su competencia y priorizando el interés general frente a los intereses partidistas o particulares.
  • Vocación de servicio: las administraciones «open» se caracterizan por su orientación a la ciudadanía. En ellas, se superan los compartimentos estancos de la Administración tradicional y se pasa a trabajar por procesos orientados a satisfacer, desde una perspectiva integral, las necesidades y demandas de la ciudadanía. Los profesionales públicos «open» deben pensar, no tanto en las formalidades del procedimiento, sino en el resultado obtenido por la ciudadanía. Es decir, son profesionales orientados al servicio, que buscan generar valor añadido para los destinatarios de su trabajo.
  • Orientación relacional: las administraciones «open» funcionan en red, interactúan permanentemente con la ciudadanía, con otras administraciones, con organizaciones colaboradoras, etc. Por tanto, los profesionales que hacen funcionar este tipo de administraciones trabajan en contacto directo con la ciudadanía, en una actitud permeable y de escucha sistemática, deben estar abiertos a la intercomunicación, deben tener espíritu colaborativo, deben mostrarse dispuestos a participar y a facilitar la participación de los demás. Son profesionales que trabajan en el escaparate.
  • Actitud innovadora: no es posible concebir el «open government» sin una actitud innovadora de los profesionales públicos. Son requisitos de estas personas el espíritu innovador, la orientación a asumir riesgos y la inquietud por aprender y mejorar, avanzando a partir de la experiencia para mejorar los resultados.
  • Entusiasmo: las administraciones «open» necesitan profesionales entusiastas, capaces de asumir su responsabilidad con ilusión y de comprometerse con su trabajo de forma apasionada para aportar soluciones creativas a las demandas ciudadanas, al más puro estilo hacker. Es decir, reciclando la definición de Alorza del ciudadano hacker, «actúa porque quiere, porque le interesa, porque le divierte, porque se siente comprometido. Si hubiera que sintetizar en una expresión lo que busca el profesional «open», sería una vida vivida con el máximo de elegancia, de libertad individual y de respeto por uno mismo«.

Si os parece que pedimos demasiado, tened en cuenta que también es mucho lo que ofrecen las administraciones «open» a sus profesionales: «un trabajo gratificante al servicio de la ciudadanía».

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  1. 29/07/2008 a las 11:13

    Pues a mi me parecen muy buenas cualidades para un directivo público, independientemente de que le califiquemos «OPEN» o no. Aunque yo introduciría algunas matizaciones.
    En primer lugar, si se trata de un Director General, de esos que la LOFAGE dice que deben ser funcionarios, salvo las consabidas excepciones, creo que debe tener dos cualidades que no he visto citadas:
    – Conocimiento profundo de la Administración Pública, de sus mecanismos, legislaciones, organizaciones, dinámica cultural, etc. No olvidemos que la Dirección General es un órgano ejecutivo y normalmente muy pegado al terreno y es necesario conocer bien la máquina que manejas.
    – Capacidad de organización y dirección de equipos. Muy relacionado con lo anterior pero no igual. No es profesionalidad ni entusiasmo. Es saber coordinar a la gente, motivarla, y escucharla. Igualmente necesario pues el día a día requiere de atención constante, en especial a los detalles.
    Estos dos aspectos no son siempre bien cubiertos por los cargos políticos, razón que fué acertadamente recogida en la LOFAGE. De hecho las excepciones de la LOFAGE no parecían ir destinadas a reemplazar el funcionario por el político, sino más bien por un profesional independiente, no necesariamente funcionario, experto en materias específicas.
    Si estas condiciones no se dan se corre el riesgo de que el Directivo Político se monte su chriringuito, como dice Joseba, con fines primariamente electoralistas.

  2. 24/07/2008 a las 12:07

    Hay que saber el objetivo de la Administración y de todos los que trabajan en ella. La Administración debería servir a los ciudadanos y el ciudadano debe estar en el centro de la gestión. Conseguir esto en la Administración Pública significa una revolución cultural en la forma de hacer las cosas y en las actitudes de los trabajadores de lo público.

  3. joseba
    24/07/2008 a las 00:38

    ¡Qué bonita la teoría…!
    De verdad habéis podido «etiquetar» así a alguna administración….?
    Los políticos y los altos cargos están convencidos de que la administración en la que trabajan es una empresa suya. Los funcionarios no somos más que meros números a llos que no se nos tiene en cuenta para nada ni se nos valoran en absoluto. Y no digamos ya si eres interino… Como no convocan oposiciones con la frecuencia que debieran según la ley, con mucha suerte vives incluso 15 años con la espada de Damocles encima , en una precariedad laboral que ríete de la de la empresa privada; no tienes derecho a la promoción laboral; no tienes derecho a la fomación profesional (tienes que buscarte la vida por tu cuenta); te piden que mientas al ciudadano con tal de que se queden contentos con tu respuesta…… En fín, un largo etc.
    Y lo que es peor, después de llevar trabajando 15 años en un puesto de trabajo, un buen día, aunque ya hayas cumplido los 50, te dicen que amortizan tu plaza o que ya no sirves para él.
    La pena es que encima, la ciudadanía cree que vivimos del cuento y que somos unos privilegiados.

  4. 23/07/2008 a las 20:42

    Ojalá esos valores que propones se universalizaran tanto para el mundo público como para el mundo privado, siendo los beneficiarios de los mismos la sociedad en general.

  5. 22/07/2008 a las 23:34

    @Anonima: ¡vas a entrar a trabajar en una administración pública en temas de software libre! Pues que tengas suerte. Ya nos contarás.
    @ocortes: las personas son las que frenan, pero también las que mueven. Y menos mal que la tecnología no puede sustituir a las personas. ¿No te parece?

  6. 22/07/2008 a las 08:25

    La clave del concepto «open» está en las personas. Tanto en los empleados públicos como en la sociedad. Al fin y al cabo, como bien dices, es un concepto que maneja ideas que desarrollan personas. Y ese es uno de los frenos a su desarrollo, porque la tecnología ayuda pero no p0uede sustituir a las personas

  7. anonima
    21/07/2008 a las 22:20

    Ahora que voy a entrar a trabajar en una administración pública en temas de software libre, me da una gran alegría saber que existe este movimiento de Open Government.
    ¡¡¡Os seguiré leyendo!!!

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