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Una oportunidad para hacer cosas
El 8 de junio se han cumplido tres años desde la publicación de los nombramientos de Alberto y mío en el Boletín Oficial del País Vasco. Recuerdo ahora, con algo de nostalgia, la calurosa acogida por parte de nuestros amigos de la blogosfera pública.
Tres años son un tiempo breve en la historia de la Administración, incluso si es tan joven como la vasca, pero son suficientes para dejar cierta huella en la trayectoria vital de una persona.
He vivido este periodo con intensidad. He invertido en esto mucha ilusión y no pocos esfuerzos. He estado con mucha gente, me he comido algunos marrones, le he dado un montón de vueltas a la cabeza e, incluso, me he sentido satisfecho a tiempo parcial.
Una legislatura parece infinita cuando se mira por delante y, sin embargo, se queda muy corta cuando se enfila la recta final. Pero la naturaleza es sabia y las cosas duran aproximadamente lo que deben. La renovación es necesaria para que el mundo avance y en ello estamos, a unos meses de renovarnos.
Hoy no me pide el cuerpo hacer inventario de lo realizado y de lo pendiente. Ya habrá tiempo para ello, que todavía nos queda un rato. Sirva de adelanto la dosis de optimismo vertida en mi post anterior. Hoy y aquí prefiero tomar mi temperatura más personal.
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