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El mismo río, distinta agua


rio de aguas vivasEl 2013 no ha sido un año cualquiera para mí. Después de tres años y medio en la “farándula” de la dirección pública he vuelto a mi plaza de funcionario. Entre medias disfruté de un mes de descompresión. Me queda la sensación de haber vivido un año raro.

Con la perspectiva de los meses transcurridos desde mi cese en enero de 2013, me siento satisfecho de aquel periodo. El balance fue positivo, sobre todo en relación con los medios que tuvimos. El mérito de lo conseguido tiene nombres y apellidos, como siempre. A la Administración le podrá dar igual que los funcionarios trabajen más o menos, mejor o peor. Os aseguro que en mi memoria hay evaluación y reconocimiento. En lo personal fue una etapa exigente, pero me ha aportado unas vivencias y un aprendizaje impagables. Sí, me siento satisfecho.

La vuelta no me ha resultado dura, sino todo lo contrario, la verdad. No cambiaría mi trabajo en “innovación pública” (como me gusta llamarle de un tiempo a esta parte) por ningún otro de la Administración. Lo digo cada vez que surge la oportunidad. Y, después de más de treinta años de “servicio”, reconozco que me siento muy funcionario, en el buen sentido de la palabra. No en vano fue el primer rasgo de identidad que me vino a la cabeza, hace ya casi seis años, cuando escribí mi perfil en Twitter: “Funcionario, bloguero y aprendiz de hacker”.

Sí, he vuelto al mismo puesto, pero el río baja ahora otras aguas. En 2009 estábamos poniendo en marcha el servicio de atención ciudadana – Zuzenean -, habíamos desarrollado una potente plataforma de Administración electrónica – PLATEA -, que apenas se utilizaba, y se empezaba a hablar de Gobierno Abierto, sobre todo gracias a Obama.

En 2013, Zuzenean es un servicio que, con sus dificultades normales, funciona a toda vela y presta una buena atención a la ciudadanía, la plataforma de Administración electrónica – PLATEA – se utiliza de forma generalizada por todos los departamentos del Gobierno Vasco (aproximadamente, dos de cada tres servicios pueden tramitarse de forma electrónica), y el Gobierno Abierto empieza a tener un sitio fijo en la agenda política.

El panorama ha cambiado de forma considerable. Desde mi punto de vista ha cambiado, sobre todo, para bien, porque vamos cerrando capítulos y abriendo otros nuevos muy apetecibles, como todo lo que tiene que ver con la transparencia y el buen gobierno o el proyecto Aurrerabide para la mejora de la gestión.

Por supuesto, no todo es un camino de rosas. Hay carencias importantes en nuestra organización, sobre todo en el ámbito de la Administración electrónica, donde se han puesto en marcha muchos servicios que no se están dotando de la estructura organizativa y de los recursos necesarios para su gestión, con los problemas y la frustración que ello genera. Estoy seguro que es cuestión de tiempo que estas cuestiones se vayan resolviendo, pero también es verdad que los ritmos de la Administración para adaptarse y dar respuesta a las necesidades son desesperantes, sobre todo para las personas que tienen que sostener, en precario, el funcionamiento de estos servicios. Todo lo que se haga para adecuar la organización a los nuevos servicios electrónicos y a las nuevas formas de funcionamiento será la mejor inversión que pueda imaginarse, auténtica agua de mayo.

En fin, que el río de la innovación pública baja otra agua, que es verdad que se ha avanzado mucho, pero que todavía sigue quedando mucho por hacer, como supongo que sucederá siempre, por otra parte, mientras sigamos afrontando retos tan complejos como es el de la reinvención de la Administración pública, de su organización y de su funcionamiento. Un reto tan complejo como necesario, sobre todo en los tiempos actuales, en los que las viejas recetas ya no sirven para solucionar los nuevos problemas. Un reto tan complejo como apasionante, que llena de sentido la actividad profesional de las personas que tenemos la suerte de dedicarnos a eso que me gusta llamar “innovación pública”, aunque a veces sea realizando tareas muy básicas, que también para construir catedrales alguien tiene que labrar las piedras.

Me alegra (y me ayuda) compartir estas inquietudes con la buena gente de la blogosfera pública y del intraemprendizaje público. Viví como una auténtica fiesta el encuentro de junio en Donostia, una ocasión única para vernos “en persona” y sentir  el contacto humano con amigos que sigo día a día en Internet, y por los que siento verdadero aprecio y admiración. Espero que en 2014 podamos dar continuidad a estos encuentros y que la energía de este grupo cristalice en resultados tangibles. Aprovecho aquí para hacerme eco y suscribir la carta a los reyes magos, del buen intraemprendedor público Borja Colón de Carvajal.

Ya digo, me siento un funcionario vocacional. Me creo a pies juntillas esta historia de la “innovación pública”. Y, por eso, quiero seguir estando donde estoy y haciendo lo que hago, porque le veo pleno sentido. Ahora más que nunca, si cabe. Lo cual no significa que quiera seguir haciendo exactamente las mismas cosas ni de la misma manera. Precisamente, la mejora, la innovación y el cambio permanente están en nuestro ADN y son inherentes a nuestro trabajo y a nuestra misión.

De cara al 2014, pienso que el proyecto de mejora e innovación de la Administración pública que estamos impulsando tiene que engarzar con el movimiento global de defensa y legitimación de lo público, de mantenimiento y mejora de unos servicios públicos que generan cohesión social y contribuyen a la calidad de vida de la ciudadanía y, en general, al bien común. Por traer un término que está haciendo fortuna últimamente, creo que nos toca ya poner en marcha la marea de la innovación pública.

Y, para terminar, volviendo a un plano más personal, si el año 2013 ha sido de retorno y reencuentro con mi lugar profesional, de vuelta al mismo río pero con nuevas aguas, en el 2014 espero saber “ajustar” mi rol en la DACIMA (que son las iniciales de la Dirección en la que trabajo), para contribuir mejor al éxito común del equipo, que no es otro que avanzar en la construcción de esa Administración que queremos y que necesitamos. Espero y deseo, también, seguir desarrollándome profesional y humanamente, aprendiendo con los compañeros y compañeras con quienes tengo la suerte de compartir estos retos.

Feliz año / urte berri on!!!

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