Las lecciones aprendidas de Tony Blair
Buen tema de reflexión para una mañana de domingo: las lecciones aprendidas por Tony Blair a lo largo de sus 10 años como Primer Ministro británico.
Blair ha escrito estas lecciones en un artículo publicado en “The Economist”, al que llegué vía el blog “Abriendo juegos, abriendo mundos” del Senador chileno Fernando Flores.
La primera constatación interesante de Blair es el peso que tiene la política internacional en la acción de los gobiernos (de los países ricos, al menos) y, sobre todo, en la dedicación de sus primeros ministros. Cada vez más, las grandes cuestiones a que se enfrentan los gobiernos, como el medio ambiente, la seguridad, la inmigración o la propia economía, tienen una dimensión trasnacional y no pueden abordarse sólo desde la perspectiva interna de los estados. Nuestro admirado Joan Prats desarrolla magistralmente estas ideas en su libro “De la burocracia al management, del management a la gobernanza”.
Las lecciones aprendidas de Blair en asuntos exteriores se refieren, sobre todo, a las relaciones con los Estados Unidos, la lucha contra el terrorismo y la defensa de los valores occidentales. A los efectos de esto blog, me interesan más sus ideas sobre las cuestiones domésticas. De ellas vamos a hablar en este post.
Con respecto a los servicios y garantías sociales del Estado del Bienestar, Blair hace suyas las ideas de su asesor Anthony Giddens, el teórico de la Tercera Vía. Básicamente, los servicios públicos no deben ser ofrecidos por la Administración en régimen de monopolio, sino que el sector privado también debe implicarse en la provisión de servicios públicos. Una idea controvertida, sobre la que ya hemos tenido más de una conversación en este blog.
Blair defiende que es bueno para las naciones abrirse al mundo. Se refiere a aspectos económicos como el libre comercio, las inversiones extranjeras o el mercado de trabajo, pero también incluye en este concepto lo que él llama “inmigración controlada”. Ve oportunidades de obtener beneficios mediante una política de inmigración adecuada.
En su artículo, Blair menciona bastante de pasada algunas cuestiones como la delincuencia o la exclusión social, y apela también a las responsabilidades compartidas para el mantenimiento de las prestaciones sociales.
Finaliza sus lecciones aprendidas con una idea bien conocida en este blog: “Los partidos políticos deberán cambiar radicalmente su modus operandi”. Aunque considera que el desinterés del público hacia la política no es tan evidente como se suele decir (pone el ejemplo de las últimas presidenciales francesas), reconoce que la política está sujeta a las mismas fuerzas de cambio que todo lo demás.
Coincide con Alorza en que la ciudadanía está más interesada en cuestiones concretas que en ideologías. Apuesta por organizaciones más flexibles y por el uso de las nuevas formas de comunicación. Y, sobre todo, los partidos políticos necesitan buscar la participación de los ciudadanos.
No son ideas nuevas en este blog, pero está bien que lo diga Blair.
@Cesar: Creo que Blair viene a decir algo bastante manido, que las grandes ideologías que tenían respuestas para todo ya están pasadas de moda. Llega incluso a relativizar la división entre izquierda y derecha: “Open v closed” is as important today in politics as “left v right”. Pero no creo que contraponga el «ocaso de las ideologías» a la necesidad de buscar la participación política. A lo que preguntas, no me parece que la participación sea una ideología. Si la cosa te da para un post, bienvenido sea.
@Alorza: La frase es una interpretación mía de las cosas que te he leído en el post que he referenciado y en algún otro. Menos mal que a partir de este comentario ya puedo decir que es tuya de forma más literal: «Cuando las ideologías adelgazan hasta la anorexia, las personas preferimos decidir sobre asuntos concretos«. Sobre la frase de Cameron, es curioso que mientras los productos de consumo tienden a diferenciarse entre sí, las ofertas de los partidos compiten por el mismo espacio político. Por el espacio más light, «ni chicha ni limoná«. Pero les funciona. Si no que pregunten a ver que tal les va a los partidos que no compiten por el centro.
No sé si es realmente mía la frase «la ciudadanía está más interesada en cuestiones concretas que en ideologías». En todo caso, lo que pienso es que los grandes partidos defienden posiciones muy difíciles de diferenciar.
En enero de 2006, el líder del Partido Conservador británico David Cameron dijo una frase muy significativa: «la alternativa a luchar por el centro es la irrelevancia, la ruina y el fracaso». Todos los partidos quieren ocupar el centro.
Por eso la ciudadanía percibe que, en la lucha partidista, lo de menos es la ideología. Todos van a hacer más o menos lo mismo. Las únicas variaciones significativas tienen que ver con el nacionalismo y la religión.
Cuando las ideologías adelgazan hasta la anorexia, las personas preferimos decidir sobre asuntos concretos. Esta puede ser incluso una buena noticia, porque las ideologías tienden a dejar fuera a las personas.
Ahora que se va Tony Blair quiero pensar que entramos en una época en que los líderes carismáticos empiezan a desaparecer. Ya era hora. Las grandes figuras de la historia la han dejado sucia de sangre hasta las orejas.
¿Participación versus ideología?
No puedo estar más en desacuerdo de ese axioma, porque ¿hasta que punto la propia participación no es una ideología?
Creo que esto me da para un post.