Archivo
Sujetos activos, pero sin exagerar
David de Ugarte en “El poder de las redes” explica cómo estamos evolucionando de un mundo de redes descentralizadas a otro de redes distribuidas, de un mundo de grandes empresas mediáticas con capacidad de filtrar la información a otro de periodismo ciudadano donde la noticia emana de la propia fuente, de un mundo de democracia representativa en el que los partidos manejan (casi) todos los resortes del poder político a otro de ciberactivistas capaces de autoorganizarse en defensa de determinadas causas.
La red distribuida es una red de iguales, en la que cada nodo decide sobre si mismo, pero no puede decidir sobre los demás. Aquí la toma de decisiones no es binaria, de «sí» o «no», sino «en mayor o menor medida». Alguien propone y se suma quien quiere. La mayoría no decide sobre la minoría.
El escenario es sugerente, pero tengo la impresión de que la evolución a ese mundo de redes distribuidas no va a ser rápida ni fácil. Veo que las fuerzas tractoras de esa evolución responden a intereses difusos y, sin embargo, las fuerzas reactivas tienen un fuerte anclaje en intereses concretos y poderosos.
El tema me da vueltas en la cabeza desde que leí el libro de David y me apetece compartir aquí algunas ideas que, en cierta medida, matizan el optimismo que se destila en el libro.
Últimos comentarios