Entornos 2.0: entre el orden y el caos
¿Qué te sugiere este vídeo?
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Mi respuesta:
Seguramente, el estado natural de las cosas no es la organización, sino el caos. Las personas somos capaces de adaptarnos bien a entornos no organizados y aprendemos las formas de funcionar en ellos. Lo difícil es pasar de entornos fuertemente organizados a otros más desordenados, como el del vídeo.
La escena me sugiere que se puede vivir sin semáforos y que todo el mundo es capaz de buscarse la vida para atravesar el cruce de la forma más rápida y, seguramente, respetando unas normas no escritas de comportamiento víal.
En la escena del vídeo abundan las bicicletas y las motos, pero este sistema de habilidad libre funciona también en ciudades en las que el tráfico está compuesto mayoritariamente por coches, como por ejemplo en Palermo y en Nápoles. Estoy convencido de que el tráfico es más fluido así que con semáforos. Cuestión distinta es la de la seguridad. Y, por supuesto, si estás acostumbrado a conducir por Vitoria y te sueltan en Nápoles lo puedes pasar mal.
A falta de normas, las personas tienen que andar más espabiladas, tienen que aprender dinámicamente y tienen que poner más de su parte. Los entornos desorganizados propician la creatividad.
La organización permite una actitud más pasiva, no hace falta pensar mucho, únicamente respetar las normas. En un entorno organizado se establece una separación entre quienes dictan las normas y quienes las cumplen. También es más fácil el control.
Si trasladamos estas ideas a la empresa:
- los entornos organizados se adaptan bien a la producción en masa, en procesos estandarizados, en los que las tareas son manuales y repetitivas.
- los entornos no organizados, se adaptan mejor a trabajos de servicios, en los que lo más importante es el despliegue de conocimientos por parte de las personas y, sobre todo, en aquellos que requieren respuestas diferentes y personalizadas para cada caso.
Seguramente, igual que no hay enlaces iónicos y covalentes puros, sino que las moléculas se forman por combinación de ambos tipos de enlaces en porcentajes diferentes, tampoco es cuestión de decantarse por un entorno de trabajo totalmente ordenado o totalmente desordenado, sino que la cuestión será buscar el grado de orden o desorden más conveniente en cada caso.
Por ejemplo, y barriendo para casa, el funcionamiento de la Administración pública está escorada hacia el orden excesivo. Todo está escrito y previsto. Sólo puede hacerse lo que está permitido. Desde luego, con la cultura organizativa de la Administración pública nunca cruzaríamos la calle en Hanoi. Seguramente, nunca llegaríamos a tomar la decisión de cruzar. Y si lo hiciéramos, probablemente quedaríamos en el intento, atropellados por algún motocarro.
Hola Iñaki. Definitivamente muchos temas que planteas me estimulan. Algunos incluso me inquietan. Es el caso. Como me extendía en la respuesta, lo he hecho en forma de post en mi blog (http://tinyurl.com/rcwzn8). Encantado de seguir conversando contigo sobre cuestiones que me apasionan.
Más que el caos lo que pervive es la complejidad. Los sistemás caóticos son sistemas con pocos grados de libertad esto es, como pocas variables y, por lo tanto, pocos componentes, que dan lugar a evoluciones sensibles a las condiciones iniciales (es decir impredecibles). Los sistemas complejos son sistemas compuestos por numerosos elementos que interactuan localmente y que como consecuencia de tales interacción dan lugar a lo que se denomina como comportamientos emergentes. Las redes neuronales, los hormigueros, las epidemias, los enjambres, la dinámica del flujo vehicular son ejemplos de sistemas complejos desde los cuales tiene lugar la emergencia de la auto-organización. Las organizaciones son sistemas complejos cuyo nivel de complejidad debería ser equivalente al del entorno en el que se desempeñan!!!
Valga este comentario que viene de un físico que alguna vez trabajó sobre estos temas. un abrazo
Andres
Quizás lo mejor sea crear espacios de desorganización (de cambio, creatividad, interacción…) en entornos organizados que así serán más dinámicos inevitablemente.
A ver si voy metiendo más baza por aquí, que lo echo de menos 🙂
Una anécdota .En Teheran me acuerdo que también existía este tipo de tráfico. La clave era : el uso de claxon . Aquí lo usamos generalmente para exteriorizar el cabreo ante el gamberro de turno.., incluso para insultarar..Allí se utilizaba como medio de decir al siguiente coche :» Eh ! que voy…»Era como un silbo gomero 🙂 !!!!
Si, sí exteriormente parecía todo un caos, pero todo ordenado, naturalmente ordenado, a través de una herramienta mía «el claxon» , y no de una manera externa. Una herramienta – el claxon – que en diferentes culturas adopta significados totalmente diferentes.
Muy buen post, Iñaki. El vídeo, la reflexión y la que provoca en mi. Pienso en educación y en las implicaciones de esto… y lo dicho: gracias.
Un saludo