el sistema sanitario y las redes sociales: 3 ideas-fuerza
III Congreso Nacional de Atención Sanitaria al Paciente Crónico. Este jueves, 19 de mayo de 2011, me toca participar en la “Sesión 3: Sanidad 2.0: utilidad de las redes sociales para los pacientes crónicos”. Modera Joan Escarrabill una mesa en la que me acompañan algunos de mis héroes:
- Miguel Ángel Mañez: sobre los pacientes y las redes sociales
- Jorge Juan Fernández García: sobre las estrategias que adoptan las Instituciones sanitarias para participar en las redes sociales
- Tino Martí : sobre salud comunitaria y redes sociales
- Francisco Lupiañez-Villanueva: sobre cronicidad 2.0
Yo centraré mi exposición en “el sistema sanitario y las redes sociales”. No tengo previsto emplear apoyo audiovisual, sino que mi táctica será foguearme aquí. Vuestras opiniones serán claves para que haga un digno papel en la mesa. Don’t let me down!
Me piden que resuma mi ponencia en 3 ideas-fuerza. Os ofrezco estas:
1. Encuentra las redes sociales –las comunidades- en el interior de tu organización y dales un entorno templado, húmedo y bien abonado.
2. Piensa en lo importante: nuevos servicios, o nuevos procesos de servicio, que aporten más valor a la ciudadanía, sean más eficientes y que porten el troyano de la corresponsabilidad.
3. El papel principal del sistema sanitario en las redes sociales debe ser el de escuchar. De hecho, la secuencia es escuchar – enlazar – compartir.
“Redes sociales” es una expresión tan incómoda como “sanidad 2.0”, o como el resto de acuñaciones que tratan de etiquetar el fenómeno de nuevas relaciones sociales soportadas en internet. Es incómoda porque remite a sitios concretos como Facebook, Twitter, Linkedin o YouTube. Yo propongo, en primer lugar, que entendamos “redes sociales” al margen de la tecnología. No sin la tecnología, sino tomándola como un factor instrumental que no debe ser enfatizado en la descripción.
Busquemos a las personas, a las relaciones entre ellas y a la formación de comunidades. Escuchemos la conversación. Pensemos en cómo se satisfacen las necesidades básicas de las personas, tanto las nobles como las innobles. Tratemos de percibir la red y cómo se superpone a la jerarquía. Aprendamos a cuidar de las redes y a enriquecerlas. Ese es el campo de juego.
El primer lugar donde mirar es dentro de la organización. El mayor beneficio del trabajo en red es entre los profesionales, empezando por pequeños grupos con intereses comunes, para ir creciendo hacia comunidades más ampluias y más abiertas. Los beneficios aqui son tangibles a corto plazo.
Quizá tengamos que empezar por tomarnos la pastilla roja de Matrix para percibir la nueva estructura social. Desconozco si se suministra con receta o si existe un genérico. ¿Algún doctor en la sala?
Paco, ya tenemos un punto de desacuerdo para discutir: yo soy fan de los «horteras fotomontajes de los del sur» 🙂
Mañana nos vemos! Pero para que se produzca un debate tendremos que no estar de acuerdo en todo digo yo :-), sino parecerá un club de punto de cruz.
Os dejo un enlace que también nos puede ayudar a reflexionar
Apocalipsis zombi en la 2.0 sanitaria
http://rafabravo.wordpress.com/2011/05/18/apocalipsis-zombi-en-la-2-0-sanitaria/
Mañana más… y con algún dato y análisis que facilite la discusión
Me ha encantado tu forma de explicar la idea-fuerza: meter el troyano de la co-responsabilidad. Es la idea que nos ha movido en el Hospital Sant Joan de Déu para estar en las redes sociales: partiendo de información de salud (principalmente, sobre hábitos de vida saludables), utilizar las redes sociales y otras herramientas para hacer que los pacientes sean cada vez más co-responsables de su salud.
Respecto a la idea-fuerza 3: partiendo de la misma premisa teórica, he descubierto que hay que hablar mucho para escuchar un poco. La experiencia tan atronadora del día de hoy en #nonosvamos, #acampadabcn, #spanishrevolution, #democraciareal, #democraciarealya, #nolesvotes, etc. no es lo más habitual.
La gente «grita» menos a los elementos del sistema de lo que «grita» al sistema…
@Tino: la aversión de las SS a las RS se agrava con el hecho de que los SS se estructuran como burocracias profesionales. Traducido: los colectivos con poder (médicos, gerentes, jueces…) suelen ser los últimos en adoptar la web 2.0, ya que la ven como una amenaza para su estatus. La parte positiva está en que, cuando entran, lo hacen con más autoridad y con un cierto espíritu ácrata que funciona bastante bien.
@Pedro: Coincido en que los usuarios van a decidir qué redes tienen continuidad, pero quizá lo que se necesita no es prudencia, sino exuberancia 🙂 Quiero decir que es el momento de hacer muchas pruebas baratas hasta dar con ese gran producto, sensacional. Con los ojos bien abiertos, porque probablemente el gran producto no lo inventaremos nosotros.
Hola Alberto. Bonito tema el que vas a desarrollar. Por una parte quienes van a decidir qué redes van a tener continuidad y prevalecer a medio/largo plazo van a ser los usuarios (los ciudadanos y los pacientes si hablamos de redes sociales). Así que creo que hay que ser prudente con los «hitos» a corto plazo y tener una opinión formada de qué necesitan/desean. Pero por otro lado, es necesario ser innovador (la famosa frase de Henry Ford sobre el caballo más rápido que le hubieran pedido si hubiera preguntado). Hace falta escuchar, pero también creo en lo que suele decir Steve Jobs: «todo empieza con un gran producto». Hay que partur de un diseño bueno, creativo, útil. Algo sensacional.
¿Es posible?. Seguro que con la gente que está ahí es posible.
Un saludo
Es muy interesante observar la aversión del SS a las RS. Los motivos de tal miedo son materia para la antropología social y no abriré esa incursion. El SS padece de trastornos muy propios de la Administración Pública. Es bastante sordo, tienes claros síntomas de necesitar logopedia y le cuesta mucho compartir.
Aunque parezca una visión negativa, es una gran oportunidad, pues el cambio está claramente en manos de los profesionales (todos).
La famosa pastilla roja no se dispensa en oficina de farmacia, así que mejor olvidarse de recetas. La pastilla roja tiene más de virus que de molécula. Se contagia por cercanía. Es social. Y, por tanto, de crecimiento exponencial y este empieza a ser palpable.
@Joan. Para responder adecuadamente, habría que escribir muchas líneas… o tomarnos varias cervezas juntos 🙂
Algún apunte:
1. El SS no es una persona, es una institución, y juega con diferente status en las conversaciones. Esto juega a su contra en las conversaciones informales, pero a su favor cuando hay que hablar en nombre de la ciencia, como es el caso de las vacunas. Yo diría que la mayoría de la gente confía en el SS para este tipo de información, aunque siempre habrá un colectivo fascinado por lo «no oficial» y «alternativo» al que no va a ser fácil llegar.
2. El paternalismo es uno de los riesgos, que además suele venir castigado por la falta de relevancia cuando se produce en un entorno de red. Yo recomiendo la secuencia escuchar-enlazar-compartir, pero en caso de duda podemos quedarnos con 3 consejos: escuchar, escuchar y escuchar 🙂
3. Como decía antes, el SS es mal conversador, porque las instituciones no conversan. Ahora bien, en el SS hay personas con capacidad de entablar conversación y algunas de ellas tendrán habilidad para provocar auténticos intercambios de pareceres y no simples exabruptos. En todo caso, la respuesta, tanto a críticas como a sugerencias, debe de ser muy rápida, puesto que el tiempo de internet es un tiempo acelerado.
El marco teórico es muy interesante. A primera vista se plantean algunas cuestiones del propio sistema sanitario (SS):
1. ¿Cómo consigue el SS que se le tenga confianza cuando debe sostener opiniones distintas a los «mass media»: p. ej. las vacunas?
2. ¿Cómo evita la tendencia paternalista al «dirigismo» de las redes sociales que, por definición, no tienen marcapasos?
3. ¿Cómo reacciona el SS ante las conversaciones? Respuesta a las críticas o a las sugerencias.