¿De qué hablamos cuando hablamos de innovación?
Podemos agrupar la legión de definiciones de innovación en dos grandes grupos, a los que llamaré innovación sustantiva e innovación adjetiva:
- Innovación sustantiva: producto o servicio novedoso que tiene la característica de haber sido colocado exitosamente en el mercado. En el libro “La cometa de la innovación”, B+I Strategy la formula así: innovación = invención + comercialización.
- Innovación adjetiva: aplicación de la idea de innovación, por analogía, a todos los subsistemas productivos o, incluso, a cualquier aspecto de la vida.
No es cosa de tomar partido por ninguna de las dos definiciones, sino de entender que aluden a objetos diferentes. Tal vez se vea más clara la diferencia en el verbo “innovar” que, en la primera acepción, sería “producir invenciones e introducirlas en el mercado”, mientras que, en la segunda, admite esta definición de Carlos Fernández: “utilizar el conocimiento para cambiar y desarrollar nuevos productos, procesos, negocios y modelos organizativos”.
En el primer caso, hablamos de innovación sensu estricto; esto es, de “invenciones comercializadas”. Cuando nos preguntamos “¿cuántas innovaciones se han producido en Finlandia este año?”, nos preguntamos por innovaciones sustantivas. La idea queda más clara si consideramos que el indicador más utilizado es el número de patentes que se han registrado.
En el segundo caso, estiramos el concepto de innovación para dar prestigio a las mejoras introducidas en cualquier materia. Así, lo aplicamos a procesos, negocios, organización o gestión. Yo propongo que traduzcamos, por ejemplo, “innovación en la gestión” por “gestión innovadora”, que podemos entender como “introducción de mejoras en la forma de gestionar”, y que no es lo mismo que “gestión de la innovación”.
Dicho de otra forma, la primera definición es restrictiva, mientas que la segunda engloba a la primera y a cualquier otro cambio a mejor que se produzca.
Si establecemos una diferencia entre innovación sustantiva y adjetiva debemos reconocer que en muchas ocasiones estamos llamando innovación a algo de forma figurada. En ese caso, sugiero que (a) hagamos explícito el sustantivo, o (b) hagamos ostensible, con los dedos índice y corazón de ambas manos, el gesto que universalmente conocemos como “entre comillas”.
Siguiendo con esta pulsión ontológica, propongo estas definiciones:
- innovación(es): productos o servicios novedosos que añaden valor.
- Innovación: forma resumida de decir “ciencia (?) de la innovación”.
- innovar: producir invenciones e introducirlas en el mercado.
- innovador(a): persona que produce innovaciones
- innovador(a): sensu estricto, se aplica a los productos o servicios a los que podemos llamar “innovaciones”; sensu lato, a cualquier cambio a mejor de otros factores.
Claro que es posible no estar de acuerdo con mi forma de ver las cosas. De hecho, muchos no lo estaréis. No tengo inconveniente en aceptar otra definición, siempre y cuando deslinde la innovación de otros conceptos venerables como la mejora (kaizen o kairio), la reingeniería, la simplificación, el desarrollo organizacional o la modernización. Una palabra para cada cosa, o una jerarquía en caso de que unas incluyan a otras. Creo que lo veremos más claro en los próximos posts.
Una aclaración final: en este blog hemos hablado también de la innovación como un valor. Este es otro uso posible, pero infrecuente. Los valores son ideas que se comparten en una cultura y que orientan las actitudes y los comportamientos. En nuestro caso, hemos definido dialécticamente a los valores como relaciones entre dos principios. La fórmula del valor innovación es:
innovación = progreso x subversión.
@ocortes: No me seas malo, Óscar. Tal como he dicho: «No es cosa de tomar partido por ninguna de las dos definiciones» 🙂 Yo también me apunto a la innovación como valor, como tantas veces hemos dicho. Lo único que trata de aclarar este post es que no podemos llamar innovación a cualquier cosilla, so pena de devaluar el término y volverlo fofo, manoseado e inservible. Pero eso también lo dices tú. Creo que estamos de acuerdo.
Espero que te apuntes al debate de cuáles pueden ser ese espíritu y esas condiciones contextuales que permiten la creatividad y su consecuencia, la innovación.
Me apunto más al carácter adjetivo que al sustantivo. El concepto de innovación me parece más bien una filosofía, amplia y rupturista (subversiva), que tiene su base en las enormes posibilidades que tiene el ser humano y que ha logrado que la humanidad pueda progresar. INnovar, efectivamente, no puede ser mejorar ni reinventar. Es crear. Y los procesos de creatividad requieren no sólo unos conocimientos, sino un espíritu y condiciones contextuales que los propicien.
Cuando se habla de innovación, el mundo superficial ha reducido su concepto a una cuestión de mercado, de consumo de productos o servicios novedosos. Y en el extasis de la teorización se alude que sea objeto u ontologización. Pero, el objeto no es propiamente el conjunto de cosas naturales accesibles a la percepción, sino los hechos, procesos y leyes que caracterizan a cada campo temático.Y como decían los antiguos, en el principio se encuentra el verbo, o sea la acción, y el empiezo consiste en poner las piezas, para nuestro caso, la innovación. Sí, efectivamente la innovación se relaciona con la subversión, porque implica la práctica transformadora del hombre, sujeto de la historia, y constructor de su devenir.
Otra referencia que puede ser de interés. Innovation: The Missing Dimension
@Yoriento: la subversión es una de las claves. Cuando una innovación no es, en sus momentos iniciales, subversiva, tal vez no sea más que una actualización de algo ya existente.
@Félix y Ricardo: Gracias por los links. Creo que estamos de acuerdo, ¿no?
Al menos eso interpreto en esta frase de Félix:
y en esta del comentario de Ricardo:
@Iñaki: no me olvido de la innovación como valor. La reservo para cuando hablemos que las condiciones de la innovación. Una de ellas es que exista «un espíritu innovador» en la organización.
¿Innovación como subversión (inversión,desestabilización o revolución de lo establecido)? Suena bien…
Por si sirve de ayuda, casualmente hace muy poco Daniel W. Rasmus, Vice President & Research Chair en el Institute for Innovation & Information Productivity planteó un foro abierto sobre «What does innovation mean to you?», intentando generar un consenso sobre las distintas facetas que se agazapan tras la innovación (aquí quizás enfatizando la «productividad»). Partiendo de una definición operativa («Innovation is imaginative activity fashioned so as to produce outcomes that are both original and of commercial value»), se han dado ya diversos comentarios.
Hace tiempo trataba yo también de hacer una reflexión parecida sobre el alcance del concepto de innovación. Por si sirve de algo…
http://fpeinado.blogspot.com/2007/08/sobre-la-extensin-del-concepto-de_30.html
Veo, Alorza, que empiezas por el principio. Esto amenaza convertirse en un tratado sobre innovación. Ya iremos viendo. Y comentando.
De momento, me quedo con la innovación como valor. Era sugerente y provocadora. Y hasta evocadora. ¿Que no?.
Que la fuerza te acompañe, amigo.