Bilbao, ¡ay, cómo has cambiao!
«Bilbao, Bilbao,
¡ay, cómo has cambiao!
Del suelo al tejao,
la calle de Ascao»
Con estas aleluyas bilbaínas quiero felicitar la conversación entre ManuEderra y Juan Freire acerca del modelo Bilbao de regeneración urbana. ¿Quién decía que en Agosto la blogosfera cierra?
Manu se pregunta, en su siempre interesante «Ciudades a escala humana«, por el papel que el museo Guggenheim ha tenido como motor de transformación urbana y, en general, por el efecto de los edificios emblemáticos en los procesos de renovación y reactivación urbana.
La conclusión de Manu es esta:
«El desarrollo y revitalización de Bilbao no es consecuencia directa de la construcción y operación del museo, sino de la confluencia de muchas actuaciones de gran calado en muy diversos ámbitos y, además, a lo largo de un extenso período de tiempo.»
Juan Freire, en su columna en ADN, reseña la entrada de ManuEderra y analiza el efecto Bilbao. Parece que el caso de Bilbao, donde aparentemente un edificio emblemático ha conseguido regenerar la ciudad, es único en el mundo.
Juan Freire coincide con la opinión de Manu -y con la mía:
El Museo Guggenheim no ha sido más que la punta del iceberg de un proceso de cambio urbano mucho más profundo y radical que ha operado en la vida cultural, social, política y económica de Bilbao. En pocos años, esta ciudad ha reinventado su trama y dinámica urbana, ha desmantelado una estructura industrial tan potente como obsoleta emergiendo nuevos sectores de actividad económica (muchos de ellos asociados con las industrias creativas), y se ha convertido en un nodo cultural de primer orden. Este cambio solo sería posible con la complicidad de numerosos actores políticos y económicos y el apoyo de buena parte de la población.
Desde luego, el Guggenheim ha jugado, y sigue jugando, un papel importante como símbolo del cambio de una ciudad que, hacia fuera, ayuda a situar a Bilbao en el mapa y, hacia dentro, refuerza la autoestima de los bilbaínos.
Es importante tener las ideas claras ahora que nuestras autoridades nos proponen/imponen (a)un segundo museo Guggenheim en la Reserva de Urdaibai y (b)un segundo edificio de Gehry en Bilbao, muy cerca del actual.
No parece que la construcción de otro Guggy en Bizkaia tenga lógica. Para el viajero medio, Bilbao y Urdaibai, separados por una treintena de kilómetros, vienen a ser lo mismo. No hay más que ver a los turistas que hablan con admiración de la «playa de Bilbao», haciendo referencia a San Sebastián.
Aunque tampoco necesitemos un segundo Gehry en Bilbao, es posible que al menos se trate de una idea rentable, si es que hay alguna gran corporación deseosa de instalarse en una sede emblemática.
Tal vez si Calatrava, Gehry o algun otro de estos arquitectos pop hubieran construido algún hospital emblemático, alguna residencia de ancianos que figurara en los libros de arquitectura, o hubieran diseñado algún bosque de frondosas, las inversiones públicas se irían a proyectos más cercanos a las necesidades que yo percibo como prioritarias. Pero no, haremos más cascarones de museo.
En fin, estamos en verano y hay que acabar con una nota positiva. Juan Freire nos propone tomar en cuenta el grado de transparencia de un Ayuntamiento como índice de su capacidad para generar bienestar a su ciudadanía.
Precisamente, Transparencia Internacional España acaba de publicar su informe sobre la transparencia de los ayuntamientos en España. Y, aunque hay que tomar en cuenta las graves insuficiencias que Carlos Guadián encuentra en este estudio, hay que alegrarse de ver a Bilbao en lo más alto del ranking. Felicidades, y a no dormirse en los laureles.
Jaio, gracias por la foto -y por tantas cosas.
Quizá sea todo un efecto marketing que alguien descubrió que también hacía falta para cambiar las cosas. No sé, como decía en un comentario que le dejaba a Juan, quizá desde aquí se ve distinto. En cualquier caso, lo que sí es es una pena es construir sobre lo destruido. No sé si no hay otras fórmulas que deberían ser posibles. Espero que las haya.
Rectifico…A la segunda, pero lo ha publicado. Esta bien que los ciudadanos puedan conversar con sus concejales / representantes de los ayuntamientos…Sobre todo cuando se publican posts y se contestan….Publicar y nunca contestar creo que no aporta nada y no voy a dar nombres…
Mi experiencia personal dice que Larreina y Oleaga son muy activos y contestan. También que los concejales sean activos es un acícate 2.0, un síntoma de CAMBIO… al final concejal viene de concejo….
Por cierto que quede constancia. Ayer puse un enlace en el blog de Txema Oleaga sobre el índice de transparencia de Bilbao, y ha desaparecido en el limbo.Que conste que servidor es siempre crítico con el chovinismo bilbaino multidisciplinar, sobre todo para con Bizkaia…pero para un día que sale algo bueno publicado!!!
@Manu. Quizás en San Fran habría que adoptar otra estrategia diferente y superadora del binomio que comentas : infraestructura física – Desarrollo Económico. Efectivamente lejos de llegar a ser el Soho londinense, el efecto bibao-bohemio se ha encasillado en un par de calles. No me gusta el concepto de ‘clase creativa’ pero sí que pudieran extrapolarse algunos conceptos de la denominada ‘Economía Warhol’ a nuestro querido Bilbao, y en concreto a esta zona tan castigada.
Ese comentario de Gehry es una boutade, cosas de los starchitects. Desde luego, en mi post ya dejé claro que no entiendo lo del Efecto Bilbao, primero porque un proceso de renovación urbana centrado en una única infraestructura museística de exposición no se ha repetido en el mundo con tanta intensidad; y, sobre todo, porque si Efecto Bilbao es Efecto Guggenheim, es falso, hay muchos otros factores -intangibles los llamaba Juan Freire- que han sido determinantes. El Efecto Ría me parece más importante: la recuperación de la ría como espacio público, como eje de comunicación, etc.
Pero me temo que no lo hemos entendido del todo; lo que mencionas Alorza sobre el segundo Guggenheim en la Reserva de la Biosfera de Urdaibai, además de ser muy confuso y formar parte de estrategias personales, partidistas e institucionales que se nos escapan, es una demostración de que aún en la cabeza de mucha gente está el binomio Infraestructura física-Desarrollo económico. Y eso empieza a estar un poco trasnochado me temo.
Y sí, San Fran-Bilbao La Vieja han sido los grandes olvidados; en su momento, con la Mesa por la Rehabilitación, parecía que se podría impulsar un cambio profundo, pero está costando. Ese Bilbao bohemio-alternativo que algunos se imaginaban como futuro aún hoy sólo es realidad en un par de calles y el contagio está costando.
El nuevo bilbao esta bien. la pena es que se construye sobre las ruinas del viejo bilbao demolido que tambien estaba bien
Al, tiene usted toda la razón. Tenemos telepatutía. De hecho, esta tarde, rodando una parte de un documental sobre el puerto de Bilbao, he dicho exactamente eso. La fuerza interior que permite a la gente de Bizkaia superar las dificultades, naturales o no, para seguir siempre hacia delante.
Y en ese esfuerzo no podemos hablar solamente de quienes aparecen en los libros de Historia, sino de tantas generaciones de trabajadoras y trabajadores, de aquí y de allá, que han hecho posible, a golpe de hierro y de mar, este país. Es un ejemplo a seguir por otras ciudades, sin duda. Y el poder de arrastre del Guggenheim es indudable, aunque no es lo único, obviamente.
Gracias por considerar que esta foto ilustra tan buen post 😉
¿ Y San Francisco – Frisco y Bilbao La Vieja? Muchos de los reinventores de Bilbao están aportando grandes ideas, pero creo que existe una deuda humana con esta parte de la ciudad …. ¿ Cómo mantener lo que es (no creo que se trate de hacer un Miribilla II ) a la vez que proporcionar un futuro viable humana y económicamente??
Casualidad. Acabo de ver, vía Mikel Aguirregabiria, que el propio Gehry dice «el efecto Bilbao es una chorrada«.