La innovación, el Open Government y la Administración 2.0 se construyen desde abajo
Últimamente he aparecido poco por la blogosfera pública, precisamente en un momento en que se están planteando debates transcendentales. Regreso a la arena para aportar mi grano de ídem, con la intención de tejer una tela con los hilos que habéis ido dejando sueltos Javier Llinares, Óscar Cortés, Roc Fàges, Montaña Merchán, Félix Serrano y algunos otros que habré olvidado.
La tesis de hoy es sencilla de enunciar:
la Administración es una máquina que genera estructuras de poder por doquier, y esa es una barrera fundamental para la innovación y, desde luego, para aventuras más radicales como el Open Government o la Administración 2.0.
La Administración genera unidades administrativas con la misma naturalidad con que el árbol genera ramas y hojas. Está en su código genético. La forma de dar respuesta a cualquier necesidad es asignársela a un departamento, dentro de una viceconsejería, a cargo de una dirección. Para el caso, da igual que sea una necesidad sectorial o transversal: si la necesidad es transversal, el órgano administrativo se creará en un departamento transversal.
Las agencias son la novedad del momento. Y tal vez hayan de ser bienvenidas por muchos motivos, pero no modifican el fondo del asunto que nos ocupa. Sigue siendo la misma mecánica: creemos un organismo que se ocupe. Qué pulsión orgánica, amigos.
Estábamos hablando de innovación, ¿no? Vale, ¿cómo orientamos a la administración hacia la innovación? La respuesta es automática: habrá que crear una dirección, una agencia, una comisión interministerial, un instituto, una canonjía… lo que sea. En todo caso, habrá que crear estructura y habrá que nombrar a alguien para dirigir, o liderar, o coordinar, o lo que sea que hagan los directivos públicos. Y así, nacen la dirección de innovación, la agencia de innovación, el observatorio de la innovación.
A continuación, se publicarán decretos que deslinden las funciones de estos órganos de otros similares que se ocupan de la calidad, de la modernización, de la administración electrónica. Por fin, quedará claro que la innovación es cosa de algunos, se incluirá como función en las monografías profesionales y, tal vez, se cree el cuerpo de innovadores. ¡Ah, es una rueda sin fin!
Digámoslo alto: la innovación es cosa de muchos, quizá de todos. Como dice Óscar Cortés, es una cuestión de contexto. Como dice Roc Fàges, la innovación ha de ser el código genético. Como decimos todos, la innovación la hacen las personas, en un ejercicio de creatividad al margen, y a pesar de, las normas, las estructuras, la planificación.
La pregunta no es qué organismo se va a encargar de la innovación, sino cómo movilizar la inteligencia y la creatividad de los funcionarios, los proveedores, los ciudadanos para encontrar nuevas y mejores maneras de hacer las cosas, para construir servicios que mejoren la vida de la gente.
Con esto, no quiero decir que esté en contra de crear, por ejemplo, una agencia de la innovación. Simplemente, sería la consecuencia de un movimiento que comienza mucho antes. Y debería ser un organismo que descubra la innovación allí donde se produzca y la saque a la luz, para que sea conocida y compartida. Que fomente el intercambio de experiencias, que ponga en contacto a los distantes, que favorezca la diversidad donde no la hay, que proporcione herramientas y preste escaparates. Pero, en todo caso, que nunca trate de erigirse en patrón de la innovación, que nunca trate de controlarla, de tasarla, de certificarla.
Por lo tanto, ¿cuál es la estructura que favorece la innovación administrativa? Algunos estamos persiguiendo una idea a la que llamamos Open Government, u oGov siguiendo la estela de Javier Llinares, o también Administración 2.0, siguiendo a Montaña Merchán. También en este blog hemos soñado estos y otros modelos de administración. Todos tienen algo en común: saltan las barreras y difuminan las fronteras para permitir el trabajo entusiasta de las personas.
La Administración del futuro se construye desde abajo. Algunos ya lo están intentando. Abrid bien ojos y oídos a la experiencia del Servicio de Innovación de la Diputación Foral de Bizkaia, donde Julen, David, Saioa y Borja están tratando de inventar la Administración 2.0, de manera muy transparente. Sois los pioneros y mi mayor esperanza.
Javier, este año tiene que ser el del nacimiento del oGov.
Lo primero decir que acabo de conocer este blog y os doy la enhorabuena, creo que aporta muchísimo.
Quisiera decir que también en Gipuzkoa , se ha hablado largo y tendido de la eGobernanza. En el siguiente trabajo (link pdf) se presentan cinco miniescenarios, con la respectivas barreras, iherentes a a la administración y con los factores externos que condicionan su desarrollo. Estoy totalmente de acuerdo que la Administración se contruye desde abajo. Sobre ello hablaba Jokin Bildarratz (Eudel), hoy. Es el Open-Gobernment, o lo que toda la vida se ha venido en llamar subsidiariedad. Constatar también que desde el mundo anglosajón no se distingue entre Administración y Gobierno, así el Gobierno Bush, era la Administración Bush. Creo que quizás hemos llegado al momento, en que las utopias del confederativismo administrativo tengan lugar. Para mí, sin lugar a dudas es hora de determinar ámbitos, ¿el donde? ahora, ¿el quien? yo y nosotros y el ¿cómo Así. Es la administración que se reinventa a sí mismo, se resposabiliza. Ahora bien, la Administración, las Admistraciones de los Euskal Herriak están ligadas a un Poder Legislativo. Yo insisto en que la democracia integral, en cualquier Gobierno, municipal o autonómico-nacional debe ser suma de una democracia representativa + democracia directa. Cuanto nos queda para avanzar en esquemas de eDemocracia!! Pero también cuanto nos queda en avanzar en la verdadera democracia representativa.Para esta yo vengo insistiendo en el debate sobre un Senado Vasco (o incluso Senados Muncipales) representativos de los ciudadanos y desligados del poder político. También un parlamento o cámara sociao-económica, sustitutiva de los actuales CES (Consejo Económico Social) con un poder legislativo. Puede sonar utópico, pero creo que antes de abordar el Open Gobernment, se debe encauzar la democratización integra de la sociedad, así como de sus instituciones, y como consecuencia de ella surgirá un e-Gobierno Abierto y distribuido, que será el que sea, sin el distintivo de «e».
Avancemos en los canales de democratización ciudadana y obtengamos el Gobierno Abierto y Distribuido, verdero progreso humano e innovación!
Eskerrik asko.
¿Y qué me decís cuando se crea una unidad para dar cobijo a una o varias personas con un nivel consolidado que se quedan sin destino? Si esa unidad es encima una dirección de innovación que está tan de moda es la bomba. Conozco algún caso. El tema no pasa por aquí porque la creeación de unidades debería ser una consecuencia del proceso y no una palanca del mismo
Bien, bien, bien, alorza. Me gusta mucho eso de que la innovación no pasa necesariamente por la creación de un organismo. Bueno, ya sabes, cuenta conmigo.
@mkl: Comparto las tesis de Juan Freire: la innovación se produce, sobre todo, en los márgenes del sistema. Tal vez, entonces, sea necesaria mantener la distinción centro/periferia en las organizaciones, aunque sea como juego, para no esterilizar a las fuerzas innovadoras. La conclusión es paradójica: para que exista lo abierto debe permanecer algo cerrado.
@iñaki: El comentario que le hago a mkl también vale para contestarte. Cuando Cornellá describe la dialéctica entre esos dos modelos, hay que tener en cuenta a qué llamamos «unidad de innovación». No es interesante si nos referimos a a una «dirección de innovación» que asuma la estrategia de la organización en materia de innovación, pero sí lo es si hablamos de la creación de miniempresas virtuales para acometer proyectos concretos innovadores. De esa manera se libera a un grupo de personas de la cultura conservadora de la organización. Es otro ejemplo del juego centro/periferia.
@Javier y Julen: estamos montando el «dream team» en su sentido más literal, un equipo de soñadores.
Bienvenido de nuevo, compañero.
Prepárate, que ya hemos empezado viaje aquí abajo en Bilbao. En una de las estaciones en que vamos a parar vamos a impartir un curso sobre Open Innovation, con otra persona más de la Facultad de Empresariales de MU. Además, ya tenemos becario, como todo grupo de investigación que se precie.
Poco a poco pero la mancha de aceite se va extendiendo.
Open, open. Ánimo.
Empezaba a extrañar movimiento en este blog, pero jolin habeis arrancado con fuerza. Hoy he tenido unas cuantas horas de avión y he empezado a pensar de nuevo en el modelo y en que puede hacer cambiar las cosas. Supongo que no te extrañara pero la idea fuerza de arranque (al menos de mi reflexión) pasa por ‘servir el desayuno en la cama’. De eso se trata de dar servicios. He caido en una realidad que no había pensado antes. La Administración Pública es el único serivico que pagas por adelantado por un servicio que quizás no recibiras o quizás no te satisfacira cuando te lo den. Se trata de cambiar eso, hay que ‘servir el desayuno en la cama’ porque eso es lo que esperan los ciudadanos.
Buen regreso a la arena, Alorza. Se ve que, aunque hayas aparecido poco, has estado atento a los «debates trascendentales» que se cocían en la blogosfera pública.
Sobre las tensiones organizativas entre las unidades de innovación y los modelos participativos hay un artículo de Alfons Cornella que aporta buenas ideas:
La Administración pública tiene muchos problemas estructurales que dificultan su capacidad de innovación. Su cultura organizativa no es proclive a la innovación, sino más bien a la «conservación». El objetivo es no meter ruido, pasar desapercibido, y para ello no conviene asumir riesgos. Es difícil innovar con estas premisas. Y más aun si pretendemos un modelo participativo. Hace más de 100 años que los funcionarios se dedican a aplicar el procedimiento administrativo sin cuestionárselo, por absurdo que pueda ser muchas veces ese procedimiento. Casi nadie se quiere mojar en la Administración tomando decisiones, por lo que éstas se concentran en los vértices directivos, que muchas veces desconocen las realidades sobre las que se ven obligados a decidir y, en todo caso, esta concentración ralentiza la capacidad de respuesta. Por suerte, algunos problemas se solucionan con el tiempo, como la vida misma.
En fin, que hace falta mucho condimento para cocinar el caldo adecuado donde algún día feliz pueda cuajar un modelo participativo de innovación en la administración pública.
Bien está que siquiera estos temas se vayan planteando.
Muy de acuerdo. Le daría más peso a la innovación que viene de fuera de la organización. Juan Freire mostraba un estudio donde se hacía evidente que las innovaciones las traían los aliados, los clientes, los consultores, los competidores y las asociaciones en una proporción mucho mayor que los empleados de la propia organización. Por eso es una gran idea la del Servicio de Innovación: introducir a «externos» en el trabajo. Los empleados aportarán, pero el mapa del tesoro hay que salir a buscarlo fuera.