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Innovación social: no al promedio de leche de vacas
En una entrevista que leí hace años, Sáenz de Oíza, para explicar lo que menos le gustaba de la arquitectura de finales de siglo XX, empleaba esta expresión: “promedio de leche de vacas”. La leche de vaca era la leche de la vaca Rosita, con su sabor irrepetible. La leche de vacas, en cambio, es la mezcla industrial de leche de vacas anónimas, desnatada, homogeneizada y vuelta a engrasar en una proporción determinada. Los promedios nunca son extraordinarios.
En otra entrevista antigua, Johann Cruyff afirmaba que no le gustaba que sus jugadores estuvieran en una forma física óptima, porque entonces corrían demasiado y pensaban menos. Cuando un jugador corre mucho, se parece a otros jugadores que también corren mucho. En cambio, un jugador que piensa puede inventar algo diferente y subversivo.
Ricardo Semler, en un proceso de selección pregunta las razones por las que se ha escogido a un candidato. -“Porque era el más adecuado”. Entonces indaga: -“Y, ¿había alguno inadecuado?”. -“Sí, había uno así”. –“Pues vamos a contratarle, que no tenemos a ninguno como él”.
Redes y comunidades: la figura del dinamizador
Karmelo es nuestro mejor metodólogo en cuestiones de formación y gestión del conocimiento. Le he contado el proyecto de comunidades de práctica en nichos de conocimiento –también conocido como “la larga cola del talento”- en busca de consejo. Su respuesta ha sido tajante: “si vais a montar una comunidad de práctica, lo primero que tenéis que buscar es un dinamizador”.
Yo le he explicado que tal vez no sea necesario, que en Aprendices no tenemos una figura externa que cumpla ese rol: simplemente, hay personas que se lo curran más que otras y no necesariamente tiene que ser siempre las mismas. ¿Por qué no va a funcionar así en otras comunidades?
En fin, como ha sido una conversación no de ascensor, pero sí de pasillo, no he podido hablarle de la diferencia entre un jardín y un hayedo, aunque al menos he podido mencionarle un nuevo modelo teórico de aprendizaje, adecuado para las comunidades virtuales: el conectivismo.
Pero la pregunta sigue ahí: ¿es necesaria la figura del dinamizador en las comunidades de práctica? ¿En todas? ¿Cuándo sí y cuándo no?
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