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No hay buen gobierno sin buenos ciudadanos (3)


Ascendiendo la escala de la participación ciudadana

En este blog hemos dedicado fragmentarios esfuerzos a ir bosquejando modelos, que nos ayudan a ir visualizando cómo podría ser esa utopía posible a la que llamamos Administraciones en red. Ahora, en cambio, estoy buscando modelos de una ciudadanía virtuosa (ver 1 y 2). Podría parecer que encuentro tan complicado transformar la Administración que prefiero intentar transformar a los ciudadanos. ¿He cambiado de bando? Nada de eso. No hemos cambiado de proyecto, sino que estamos abordándolo de manera más sistémica. No existe buena administración sin buen gobierno y no existe buen gobierno sin buena ciudadanía. También valen otras combinaciones de los tres elementos.

En nuestra modesta escala, estamos contribuyendo a la conversación acerca de algunas cosas 2.0. Además de lo cansadas que resultan estas modas a partir de las primeras mil repeticiones, con estos bautizos precipitados corremos el peligro de devaluar nuestro empeño. Una vez más, la tecnología puede ser usada, como en El Gatopardo, para que todo cambie sin que cambie nada. Sería muy triste que, al final, para ser un político 2.0, una administración 2.0 o un ciudadano 2.0, bastara con tener un blog. Julen Guerrero, ¿futbolista 2.0? Seamos más exigentes, por favor.

Con esta exhortación a la exigencia en mente, vuelvo a mis disquisiciones sobre la buena ciudadanía. Ya hemos dicho que la palabra clave es participación. Pero, ¿a qué se está llamando participación ciudadana? ¿En qué se está concretando?

Una definición de participación ciudadana puede ser ésta:

“Una nueva forma de institucionalización de las relaciones políticas, que se basa en una mayor implicación de los ciudadanos y sus asociaciones cívicas tanto en la formulación como en la ejecución y control de las políticas públicas”.

Font y Blanco (PDF, 1,2MB), de manera pragmáticamente perogrullesca, la definen como “cualquier actividad [de los ciudadanos individuales o de asociaciones] dirigida a influir directa o indirectamente en las políticas públicas”. Lo bueno de esta definición es ese “cualquier”, que deja abierta la puerta a “actos tan variados como ir a votar, la asistencia a manifestaciones, las recogidas de firmas, o el envío de sugerencias”, pero también la huelga y la desobediencia civil. Para los internautas, añadiré la participación en foros, blogs y wikis, el ciberactivismo y otras formas de lo que llaman multitudes inteligentes.

Siendo más sistemáticos, diremos que la participación en la toma de decisiones puede entenderse como una escalera que cuenta con los siguientes escalones:

0.Información- 1.Consulta- 2.Debate- 3.Consenso- 4.Delegación

Tengo aquí al lado el recomendable estudio de Pedro Prieto Martín “Sistemas avanzados de participación electrónica municipal: ejes conceptuales para su diseño”. Siendo un trabajo que está dando lugar a una plataforma virtual de participación en el Estado de Ceará (Brasil), me parece un buen ejemplo para ver en qué se concretan las experiencias de participación.

Pedro Prieto recoge como experiencias de eparticipación en el ámbito municipal las siguientes: Consensus (PDF, 260KB), Demos, Dito & Digalo (PDF, 1,2MB), Eden, Webocracy, Presupuesto participativo de Ipatinga, Web para discutir el Estatut de Catalunya (PDF, 420KB).

Si sumamos las funcionalidades de estas plataformas, podemos decir que la eParticipación está sirviendo para:

  • transmitir información a los ciudadanos, mejorando así la transparencia,
  • hacer preguntas y presentar propuestas a través de Internet
  • participar en foros de discusión con otros ciudadanos
  • participar en foros de discusión con funcionarios y políticos
  • realizar consultas a la ciudadanía y votar propuestas

Antes de seguir, démonos unas palmaditas en la espalda. ¡Muy bien! Existen algunas buenas prácticas. Si colocamos las experiencias en nuestra escalera de participación, también encontraremos ciertos motivos para la alegría. Algunas de las experiencias escalan por encima del nivel de la consulta, permitiendo que se generen debates que yo situaría en el escalón 2, tal vez en el nivel 3 en al
gún caso.

Probablemente, haya que abrir procesos de participación en todos los escalones. Esto es, en algunos casos bastará con comunicar con transparencia, mientras que en otros no debemos conformarnos con menos que la consulta, el debate o el consenso.

Por mi parte, en aplicación de la inicial exhortación a la exigencia, miraré con sospecha a los proyectos de participación ciudadana (y de participación interna, claro está) que no ambicionen, como mínimo, el escalón 2. Y yo diría que no deberíamos emplear la etiqueta “gobernanza” hasta que no existan experiencias de delegación de las decisiones a los ciudadanos.

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  1. 24/04/2006 a las 23:30

    Oooops!

  2. 24/04/2006 a las 23:30

    La escala de la participación marca mojones en un continuo que va del grado 0 de la participación a la máxima participación. La he adaptado de la teoría más clásica del liderazgo participativo. En cualquier manual sobre delegación se puede encontrar alguna clasificación similar.0. Información: la Administración o el Gobierno se limita a ofrecer información a la ciudadanía.1. Consulta: se pide opinión a la ciudadanía.2. Debate: hay un intercambio de opiniones entre la Administración y la ciudadanía que puede enriquecer la toma de decisiones.3. Consenso: hay una toma de decisiones conjunta.4. Delegación: se deja en manos de la ciudadanía la responsabilidad sobre la toma de decisiones en un asunto.Un factor que no he introducido en la explicación, y que puede adulterar el nivel del que estamos hablando, es hasta qué punto la decisión está o no tomada ne el momento en que se abre la participación. Por ejemplo, un debate sobre una decisión inamovible es, como mucho, una mera consulta.

  3. 24/04/2006 a las 23:30

    Me parece muy acertada la escala que propones para identificar los niveles de la participación ciudadana.Está claro que nos encontramos en un momento embrionario en lo que se refiere a la participación ciudadana en la definición, ejecución y evaluación de las políticas públicas. Especialmente, si hablamos de la e-Participacion ;-).Por eso, creo que es un buen momento para aportar ideas e impulsar el debate de cómo pueden implantarse, consolidarse y desplegarse mecanismos participativos que acerquen el control de las políticas públicas a sus destinatarios y, en su caso, sufridores ;-), es decir, a la ciudadanía.Por lo que veo en la web, los materiales disponibles sobre este tema provienen, o bien del ámbito académico universitario, o bien del ámbito municipal. Y hay, también, algunas fundaciones que trabajan este tema. Sin olvidar el blog E-vote and e-democracy blog, compañeros nuestros en el Agregador de Propolis, ni por supuesto las perlas de Mentxu sobre participación en red ;-).Creo que la escala de la participación merecería alguna explicación más detallada, si no lo consideras abusar de tu buena disposición ;-).

  1. 06/01/2012 a las 10:15

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