La colaboración: oportunidad o amenaza (2)
Gonzalo apunta a las miserias de la política, y no le falta razón. Ahora bien, recuerdo que en el momento de mayor tensión partidista en Euskadi, cuando el gobierno de Aznar estaba tensando más la cuerda, me sorprendía leer en la prensa que TODOS lo partidos vascos firmaban, sin conflicto alguno, acuerdos en materias de gran calado económico, ligadas, por ejemplo, a la ampliación del Puerto de Bilbao, o a la regeneración de la Margen Izquierda. Parece que el consenso es fácil en los asuntos que afectan de manera más estructural a la economía, siempre que el órgano rector esté compuesto por representantes de todos los partidos. Cuando la repercusión económica es menos importante, los partidos convierten el asunto en un campo de batalla. Para eso vivimos en un país rico y rumboso. Dicho de otra forma, para pelear no les importa destrozar la vajilla, pero no rompen los tabiques. ¿Hay alguna forma de hacerles entender que la colaboración interadministrativa es mucho más que una vajilla bonita?
Luc Hoebeke habla de la radical ingobernabilidad de nuestro sistema. No le eches la culpa al Gobierno, sino a la ingobernabilidad, viene a decir. Y montar una superagregación de Gobiernos para conseguir la colaboración, no hará más que aumentar la ingobernabilidad. Difícil de resolver.
Gonzalo propone también que seamos los funcionarios los que vayamos echando lazos, sin esperar a los políticos. Desde luego, esa estrategia es más gobernable. Bien, podemos hilvanar algunas piezas, pero todo queda en nada sin la aprobación de los cargos públicos. Podemos, como dice Iñaki, aprender unos de otros con la asistencia a foros y similares, pero no podemos construir juntos. Salvo que creemos una gran conspiración secreta del funcionariado, hermanado en una especie de masonería. No hay que descartarlo, como guión para un cómic.
Cuando estuve escribiendo la lista de valores para las Administraciones en red preferí el valor participación al valor colaboración. Esto fue así, porque la ecuación participación = comunidad x discrepancia incorpora principios que incluyen y superan a la propia colaboración. La colaboración es fácil si existe un sentimiento de comunidad. Pero, tal como indica Gonzalo, si cada Departamento de cada instancia de la Administración se ve a sí mismo como un sistema cerrado, como la aldea de Asterix, va a ser muy difícil crear comunidad interadministrativa. De hecho, se da la paradoja de que encontramos poca discrepancia en este asunto y, sin embargo, enormes dificultades para avanzar.
¿Cuál es, pues, la solución? Creo que ni los funcionarios ni los políticos conseguiremos otra cosa que algunas mejoras respecto de la situación actual. Un cambio radical sólo vendrá de la mano de factores externos, de cambios inesperados en el entorno que tajen el nudo gordiano. Por ejemplo, que el devenir de Internet lo convierta en un problema trivial. Roguemos a San Google y vayamos haciendo lo que podamos en nuestro ámbito.
Amén, Iñaki.Tienes razón: el espírutu de lo que he escrito era demasiado derrotista. Ciertamente, se pueden y se deben hacer cosas.Sólo una aclaración. El hecho de que probablemente necesitemos de un cambio en el entorno para producir un cambio radical en nuestro sistema no implica que ese cambio vaya a ser necesariamente tecnológico. Tampoco eso deja fuera a \»las personas que hacemos la Administración día a día\», ya que en un concepto de Administraciones en red, todas y todos hacemos la Administración. Por lo tanto, estoy esperando que el entorno nos sea más favorable porque la tecnología, o la industria, o la sociedad, o la política, o yo qué sé, adopte una nueva configuración que sea más favorable a nuestros ideales.
Gonzalo, Gonzalo, el escepticismo es la pandemia de las Administraciones públicas. Y, claro, ¡hay tantos motivos para ser escépticos! Como dice Julen: \»El Hype Cycle de Gartner se cumple a rajatabla. Cuanto más prometes, más dura será la caída\». ¡Y se ha prometido tanto!, ¡Se ha vendido tanto humo! Verdaderamente, hay que ser inasequible al desaliento para mantener la fe, pero el desencanto sugiere tan poco…Estoy contigo, hay que avanzar poco a poco en el día a día, aunque sin perder de vista tampoco el horizonte y si, de vez en cuando, se puede dar un salto cualitativo, no desaprovechemos la ocasión ;-). Mentxu, Mentxu, ¿tú también rezando a San Google? ¡Cojo unos pocos días de vacaciones y prende la herejía por doquier! No te preocupes, que no es probable que Google supere a las Administraciones en vocación de servicio, por poca que puedan tener éstas. A Google no le mueve sino el mero lucro, el vil metal ($$$$$$$), por más que haga cosas que nos vienen muy bien (por ejemplo, el Blogger éste donde albergamos nuestro estupendo blog ;-). Bienvenidos sean estos artilugios del demonio, aunque se hagan por money.Y cuando buscas información de la Administración, Google te puede ayudar a encontrarla, pero no olvides quién la ha puesto allí, por más que no haya sido capaz de facilitarte el camino para llegar a ella. Poco a poco.El poder de la red. Aquí estamos, deseando ser sorprendidos y persuadidos por las redes informales de colaboración. Y lo que es más, construyendo este nodo de la red, este nodo que poco a poco se va consolidando y convirtiéndose en referente. Cuando esto que estamos haciendo sea una práctica habitual en las Administraciones, podremos decir que cuando todo empezó nosotros ya estábamos allí ;-). ¿Optimismo vacacional?Alberto, Alberto, que te apuntas a todas, al escepticismo, a la confianza y al optimismo. Así es imposible no acertar ;-), ¡pedazo de ventajista!Efectivamente, puede parecer contradictorio, pero ¿qué somos?, sino una mezca de pulsiones centrífugas. Conste que no me he metido nada, ni un txupito. Debe ser el optimismo vaccional que ha adivinado Alberto. ¡Que seais felices, todos y todas!
A ver Alberto, esa capacidad de síntesis, hombre. Que no se diga que no nos caben los comentarios en el trocito de espacio cibernético que nos regala Blogger ;-).El post de ayer lo escribí de un tirón, directamente de las tripas a la blogosfera. Como puedes ver, no tiene ni un hipervínculo. Seguramente que es el primer post que publico sin hipervínculos. Reivindico todo lo que dije. Si lo escribiera hoy, escribiría lo mismo.Ahora bien, me parece que más que un post me ha salido una homilía. Me muevo demasiado en el terreno del debe ser (incluso más propiamente, del debería ser). ¿Y qué? ¿Dónde están las soluciones? ¿De que sirve decir que hay que colaborar? ¿Qué importa que no se colabore por incompetencia o por falta de voluntad suficiente? Si, al final, todo el mundo está de acuerdo pero no se hace, ¿de qué sirve añadir nuestra voz al coro de plañideras?. ¿Un desahogo?. ¡Pues vaya!En ese sentido, me parece más interesante tu enfoque, menos moralista y más práctico. ¿Dónde está el problema? ¿Tienen la culpa los gobiernos o es que hemos montado un sistema ingobernable? ¿Qué se puede hacer para propiciar la colaboración interadministrativa? Por ejemplo, hablas del sentimiento de comunidad, cuya asimilación opinas facilitaría la colaboración: \»La colaboración es fácil si existe un sentimiento de comunidad\». ¿Es posible crear ese sentimiento de comunidad? ¿Cómo puede hacerse?Pero terminas tu comentario con un mensaje un tanto derrotista: \»Creo que ni los funcionarios ni los políticos conseguiremos otra cosa que algunas mejoras respecto de la situación actual\». No nos dejas otro recurso que esperar a que los cambios radicales caigan del cielo: \»Un cambio radical sólo vendrá de la mano de factores externos, de cambios inesperados en el entorno que tajen el nudo gordiano. Por ejemplo, que el devenir de Internet lo convierta en un problema trivial\». No me quiero resignar a pensar que la transformación de la Administración dependa, casi exclusivamente, de factores exógenos a las personas que hacemos la Administración día a día, aunque pueda que tengas razón, no lo sé. Estoy de acuerdo en que la tecnología es un importante elemento posibilitador y facilitador, pero creo que todos los cambios radicales (incluso, las revoluciones) han tenido su causa principal en factores culturales. Incluso la revolución industrial, con una base tecnológica fundamental, fue posible porque confluyeron unas condiciones culturales, sociológicas e, incluso, religiosas e ideológicas que propiciaron la transformación de las formas de producir, de trabajar y de vivir.Por eso, no creo en lo que Nacho Criado llama determinismo tecnológico (como él tampoco cree), es decir, la tecnología por sí misma no va a transformar la Administración (así se nos aparezca el mismísimo San Google), aunque va a suministrar herramientas muy útiles para que las personas conscientes de la necesidad de ese cambio puedan llevarlo a cabo.Tú mismo abres una puerta a la acción: \»Roguemos a San Google y vayamos haciendo lo que podamos en nuestro ámbito\». Apuesto por la segunda parte de tu versículo. ¿Y qué podemos hacer? Desde este blog, predicar con la palabra. Y en el día a día, hacerlo con el ejemplo, que no hace falta decir que es infinítamente más difícil y más duro.
Veo que tienes buena memoria, Gonzalo. Aunque parezca contradictorio, me apunto a tu lúcido escepticismo, a la confianza enredada de Mentxu y al optimismo vacacional de Iñaki. A todos a la vez.
¡Pues qué bien! A este paso quienes parecen tener más vocación de servicio público son los creativos y visionarios de google que prestan servicios de valor añadido a la ciudadanía; más que nuestros responsables políticos y públicos que miran más por su beneficio particular-departamental a corto plazo que por una estrategia a largo.Cuando quiero buscar información de la Administración que sea JAMÁS voy a la web pública en cuestión sino a google (y pronto a los buscadores \»semánticos\» que se desarrollen). Y todavía se siguen diseñando mega portales corporativos (que valen muchos €) como si fueran la puerta de entrada real a los eServicios (que nunca se encuentran donde pensabas encontrarlos).Estrategias, Estándares, ontologías, plataformas COMPARTIDAS (diseñadas entre todas las partes afectadas) son algunos de los elementos críticos si queremos avanzar. Pero como me dijeron no hace mucho \»es más fácil inaugurar portales que estándares\».Y bueno la \»multiplicación exponencial del gasto TIC\» beneficia al sector del conocimiento (uno de los objetivos de la estrategia de Lisboa). En reforma/modernización/eGobierno (y racionalización del gasto) seremos de segunda división, pero en empresas de consultoría TIC por habitante probablemente no haya muchos que nos ganen.Confío en las redes informales de colaboración entre ciudadanía, sociedad civil, empresa, política, gestión pública, universidades, centros tecnológicos, etc. que estén sensibilizados por construir otra forma de hacer política y servicios públicos para la ciudadanía. El poder de la red nuevamente nos puede sorprender.