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Archive for 07/01/2006

A la búsqueda del modelo: Administración 2.0

En la busca de un modelo que responda a la visión que algunos tenemos de cómo sería ese ideal que hemos bautizado Administraciones en red, me voy topando con algunas propuestas interesantes de las que podemos aprender. A fuerza de reiterativo, algunos ya sabéis que creo que no podemos importar directamente los modelos que los grandes gurús construyen para las organizaciones privadas. Pero también hay otros útiles, y fáciles de traducir a nuestro mundo

Hoy os presento un modelo que, hasta donde sé, es obra de nuestro colaborador Julen Iturbe-Ormaetxe. Se trata de reciclar algunas ideas que andan detrás del concepto Web 2.0 y aplicarlas a lo que él llama Empresa 2.0. Por favor, leed el artículo original antes de seguir.

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Blog, ciudadanía y plazos

Leo a través de Enpresa Digitala que en el parlamento francés se pone en marcha una iniciativa (en tiempos más directos la palabra sería «inicia») para aceptar diversos medios electrónicos, entre ellos los blogs, como una vía de petición ante las instituciones. Me lleva este asunto a reflexionar sobre el concepto del plazo en las interacciones con la Administración, aunque supongo que la cuestión de fondo es la participación de la ciudadanía.

Aunque la velocidad tiene sus riesgos evidentes, no dejamos todos de reconocer que la rapidez en las transacciones con la Administración es algo valorado. El plazo, en el mundo de la transacción digital, se ha reducido drásticamente. Si es capaz de superar las clásicas limitaciones de tiempo y espacio, la mejora es evidente. Si no hay que desplazarse, eliminamos el tiempo que se asocia a ese viaje que no hay que hacer. Es simple la argumentación.

Si tomamos la referencia de proceso y de actividades sin valor añadido y lo aplicamos a una transacción de la persona con la Administración, ¿no estamos en un mundo de absoluta ineficiencia? El despilfarro, entre otras actividades, se produce con todas aquellas que suponen movimiento y almacenamiento. La lentitud de la Administración parece una de sus características genéticas. Quizá porque no es capaz de aplicar la subsidiariedad, quizá porque quiere salvaguardar irreales dosis de equidad, quizá porque no es capaz de interiorizar cómo evitar despilfarros en sus procesos, quizá porque es una forma trasnochada de demostrar su poder frente al ciudadano, quizá porque no se entienden entre las diversas administraciones…

Esta es una cuestión que desde el aburrido lenguaje empresarial alguien llamó «momentos de la verdad«. Cuando las personas interactuamos con la Administración queremos que nuestros trámites sean rápidos, eficientes, eficaces. Probablemente cada vez que hay un contacto entre l@s ciudadan@s y la Administración hay una oportunidad de recuperar credibilidad. Para mí este es y será un gran objetivo: reducir el tiempo que me consume la Administración. Y no quiero perder de vista el objetivo de que fuera la Administración quien iniciara los procesos y no que seamos quienes ya pagamos impuestos los que los ponemos en marcha. Para afrontar el objetivo de reducción de plazos, entiendo que la administración digital, al margen de algunas cosas incomprensibles, es una gran herramienta.

No obstante, si mi madre tiene una percepción global de la Administración, estoy seguro que me dirá que es lenta… y que sólo funciona cerca de periodos electorales. Y cuando miro a mi madre me pregunto cómo llegará hasta ella la administración digital. Y su motivación no es la misma que la mi tía Begoña.

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