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A la búsqueda del modelo: Administración 2.0
Hoy os presento un modelo que, hasta donde sé, es obra de nuestro colaborador Julen Iturbe-Ormaetxe. Se trata de reciclar algunas ideas que andan detrás del concepto Web 2.0 y aplicarlas a lo que él llama Empresa 2.0. Por favor, leed el artículo original antes de seguir.
Blog, ciudadanía y plazos
Aunque la velocidad tiene sus riesgos evidentes, no dejamos todos de reconocer que la rapidez en las transacciones con la Administración es algo valorado. El plazo, en el mundo de la transacción digital, se ha reducido drásticamente. Si es capaz de superar las clásicas limitaciones de tiempo y espacio, la mejora es evidente. Si no hay que desplazarse, eliminamos el tiempo que se asocia a ese viaje que no hay que hacer. Es simple la argumentación.
Si tomamos la referencia de proceso y de actividades sin valor añadido y lo aplicamos a una transacción de la persona con la Administración, ¿no estamos en un mundo de absoluta ineficiencia? El despilfarro, entre otras actividades, se produce con todas aquellas que suponen movimiento y almacenamiento. La lentitud de la Administración parece una de sus características genéticas. Quizá porque no es capaz de aplicar la subsidiariedad, quizá porque quiere salvaguardar irreales dosis de equidad, quizá porque no es capaz de interiorizar cómo evitar despilfarros en sus procesos, quizá porque es una forma trasnochada de demostrar su poder frente al ciudadano, quizá porque no se entienden entre las diversas administraciones…
Esta es una cuestión que desde el aburrido lenguaje empresarial alguien llamó «momentos de la verdad«. Cuando las personas interactuamos con la Administración queremos que nuestros trámites sean rápidos, eficientes, eficaces. Probablemente cada vez que hay un contacto entre l@s ciudadan@s y la Administración hay una oportunidad de recuperar credibilidad. Para mí este es y será un gran objetivo: reducir el tiempo que me consume la Administración. Y no quiero perder de vista el objetivo de que fuera la Administración quien iniciara los procesos y no que seamos quienes ya pagamos impuestos los que los ponemos en marcha. Para afrontar el objetivo de reducción de plazos, entiendo que la administración digital, al margen de algunas cosas incomprensibles, es una gran herramienta.
No obstante, si mi madre tiene una percepción global de la Administración, estoy seguro que me dirá que es lenta… y que sólo funciona cerca de periodos electorales. Y cuando miro a mi madre me pregunto cómo llegará hasta ella la administración digital. Y su motivación no es la misma que la mi tía Begoña.
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