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Profesionalizar la función directiva pública


Director de orquestaHace un par de semanas se suscitó un interesante debate en el blog de Oscar Cortés sobre la siempre polémica cuestión de la dirección pública. El título de su post ya lo propiciaba: «Directivos públicos: la pugna entre políticos y funcionarios«. La verdad es que este tema me parece crucial para la transformación de las administraciones públicas y creo que no se le suele conceder la importancia que tiene. En unos casos, porque tal vez estemos tan acostumbrados al sistema actual de cobertura de los puestos directivos de la Administración pública que hayamos llegado a pensar que es natural que las cosas se hagan así y, en otros, porque posiblemente consideremos que los intereses en juego son demasiado fuertes para que el sistema pueda cambiar, con lo cual no merecería la pena perder mucho tiempo en este debate.

Desde mi punto de vista, no se trata de un pulso entre políticos y funcionarios, ni mucho menos. La cuestión es que las personas que ocupan los puestos directivos en cualquier organización, y la Administración pública no es una excepción, tienen una influencia enorme sobre su funcionamiento. Si queremos conseguir unas administraciones eficientes no podemos eludir el tema de la dirección pública. Y el debate no es si los directivos públicos deben ser o no funcionarios, sino cómo dotar a las administraciones públicas de los directivos adecuados para su buen funcionamiento.

Me quedo con esta frase de Oscar Cortés: «Estamos de acuerdo con que la idea fundamental debe ser la PROFESIONALIZACIÓN de la función directiva, que garantice a las administraciones públicas disponer de personal directivo de alta capacitación y preparado para liderar el sector público del futuro».

Pienso que en este debate hay que tener en cuenta, al menos, los siguientes aspectos:

  • La delimitación entre los ámbitos de la política y de la gestión
  • Los requisitos necesarios para el desempeño de los puestos directivos
  • El sistema de provisión de estos puestos
  • La formación que contribuya a consolidar la dirección pública profesional
  • La evaluación del cumplimiento de los objetivos
  • La carrera profesional y el sistema retributivo de los directivos públicos
  • La cultura organizativa de la dirección pública
  • El proceso de cambio necesario para la institucionalización de la función directiva pública

Sobre todas estas cuestiones me propongo reflexionar en los próximos posts. Si echáis en falta algún otro aspecto que os parezca relevante para este debate no dudeis en proponerlo. Espero contar con vuestras aportaciones para llegar entre todos a conclusiones que merezcan la pena.

  1. 12/11/2007 a las 20:24

    @Morgana y Fernando_mh: Si me permitís mediar en vuestro debate, creo que son comprensibles las prevenciones que mostráis los dos con respecto al posible «mangoneo» de la otra parte, aunque por lo que yo conozco, de momento, la balanza está bastante desequilibrada hacia una parte. Pero la cuestión no es que haya políticos o funcionarios dispuestos a caer en la tentación, que siempre los habrá, sino que de lo que se trata es de habilitar los mecanismos jurídicos y organizativos para que ese «mangoneo» sea lo más difícil posible y, si se produce, no salga gratis. Por otra parte, coincido con vosotros (creo que os habéis puesto de acuerdo en eso) en que todos los políticos no son iguales. Y hay algunos que hacen mucho daño a la imagen del resto. Lo que no entiendo es la pasividad de ese resto que no se deshacen de las manzanas podridas hasta que ya no hay por donde agarrarlas. Me ha interesado mucho el debate sobre la politización y la despolitización de los asuntos públicos. De eso quiero hablar en un próximo post, de acuerdo con el guión que me he autoimpuesto. Y habéis citado una cuestión clave a la hora de poner luz en este debate: la responsabilidad. Ha sido un placer seguir vuestro debate y, además, creo que va a resultar muy provechoso para sacar conclusiones.
    @Félix: No te preocupes, porque has llegado a tiempo al debate. Todavía tenemos para rato ;-). Coincido contigo en la necesidad de delimitar claramente qué entendemos por directivo público. De hecho, he dedicado a este tema el siguiente post de la serie. Y también estoy de acuerdo en que este es un tema ligado a otras reformas pendientes en las AAPP. Particularmente, nos encanta el tema de la participación al más puro estilo 2.0. Pero mucho me temo que este debate se debe orientar a pensar en los directivos públicos que necesitamos para las AAPP que tenemos, aunque lo hagamos con la vista puesta en la Administración que nos gustaría tener. También el contar con los directivos adecuados va a facilitar la transformación de las administraciones (en el buen camino, se entiende).
    @ocortes: Te estábamos esperando, Oscar, que para eso eres el culpable de este debate ;-). Me cuesta contestar a tu comentario, porque todo lo que me pide el cuerpo es suscribirlo directamente. Me parece especialmente acertado que hayas roto una lanza en favor de la función política, porque efectivamente también es necesaria. Y también requiere profesionalidad, por cierto. También me ha parecido muy oportuna tu consideración de cuáles son los intereses que deben prevalecer en este tema, por encima de los particulares de las partes directamente implicadas. Espero seguir contando con tus aportaciones en este debate.

  2. 12/11/2007 a las 09:22

    Uff…. me incorporo creo que con algunos días tarde al debate pero ya veo que está caliente. En efecto, Iñaki lo importante no es si la naturaleza de la relación es estatutaria o laboral, eso es un aspecto secundario; lo más importante, es profesionalizar la gestión y convertirla en una herramienta que sirva para mejorar su funcionamiento. De todas formas, por algunos de los comentarios puedo ver que, efectivamente, el tema tiende siempre a desviarse de su núcleo esencial y acaba de nuevo en lo que titulaba en mi post «la pugna entre políticos y funcionarios» (aquí hemos tenido ejemplos excepcionales en las posiciones de unos y otros) lo cual, evidentemente no es la cuestión fundamental en el difícl aspecto de la profesionalización directiva en el ámbito público aunque es lógico dado el hartazgo que tenemos muchos empleados públicos al ver cómo los políticos utilizan lo público en muchas ocasiones para su beneficio personal.
    Aunque es genenal el pesimismo, y soy optimista pero a largo plazo. Ya es importante que el debate haya empezado a aparecer (dentro de la Administración, a nivel político, blogosfera pública, etc.). El que estemos aquí hablando tanto de esto ya es un mérito, porque realmente aunque con algunos desacuerdos, los que trabajamos en lo público como profesionales vemos claramente la enorme necesidad que hay en este asunto.
    La delimitación de un plano específico para la función directiva profesional debe ser un primer paso importante. Y dicha delimitación debe ser institucionalizada, intentando que dicha institucionalización se haga de la forma más coherente posible y en beneficio del funcionamiento público y los ciudadanos y no para satisfacer los numerosos intereses que hay en juego en este tema. Dicha delimitación supone además alejar estos puestos del ámbito político, aunque un directivo público tiene que jugar con la variable política como una variable importante porque su acción se circunscribe en el entorno del interés general y la gestión de colectividades. No podemos deslegitimar la función política tampoco ya que es necesaria e imprescindible, aunque eso sí, a su nivel y no en niveles inferiores más operativos. Otra cuestión es que nos guste o no nuestro sistema político; es otro debate.
    A partir de ahí, cuando se habla de «profesionales», ¿quiénes son dichos profesionales? ¿cómo se seleccionan? ¿qué méritos deben acreditar? ¿qué sistemas de evaluación? ¿cuál es su carrera profesional? ¿y su estabilidad en el puesto? Preguntas todas ellas que estamos de acuerdo debatir pero que son ya de por sí polémicas, porque aquí entran ya otros intereses en juego como pueden ser los de ciertos cuerpos funcionariales (estoy de acuerdo con las apreciaciones de Rafa Chamorro en este asunto).
    Intentaremos aportar nuestro granito de arena. Gracias por tirarte a la piscina, Iñaki.

  3. 11/11/2007 a las 16:29

    Me parece que ahora si van a darse las divergencias…
    Cuando Trichet o l BCE toma la decisión de subir o bajar los tipos de interés está tomando una decisión política ¿estamos de acuerdo? No puede hablarse de despolitización de estas decisiones, cuando lo que con ello se pretende es eliminar cualquier resquicio de control democrático sobre las mismas. Y las decisiones del BCE nos afectan muy muy directamente.
    Yo soy de las que creo que el control pólítico sobre las empresas de sectores críticos, estoy pensando en las utilities, no debiera nunca habers dejado en manos del sector privado. No me parece correcto pensar que Cesar Alierta sea un profesional, ni un empresario. Cesar Alierta toma decisiones políticas, aunque sea en el seno de una empresa privada. Porque sus decisiones nos afectan muy directamente a todos y porque tienen demasiada capacidad para, por ejemplo, paralizar al pais o llevarlo la ruina. Nos tiene en sus manos (no asi el Corte Inglés, no asi Inditex,por ejemplo). Creo que el presidente de Telefónica debiera ser un político. No asi e´l segunod o tercer nivel de directivos de telefónica, los que toman las decisiones digamso de funcionamiento, los que ejecutan las políticas fijadas en la cúpula.
    Ocure lo mismo en la Administración. Quien debe tomar las decisiones políticas son los políticos. Los que deben señalar las líneas de acción, las prioridades y los objetivos a cubrir por estas son los políticos. Los encargados de ejecutarlas no. Los encargados de ejecutarlas deben ser profesionales. Y profesionales con estabilidad suficiente en su puesto, pero elegidos por mecanismos transparentes y objetivos (al menos todo lo que se pueda).
    Y entre la capa política y la capa profesional debe establecerse mecanismos de control mutuo. El «ejecutor» (es que ejecutivo me suena mal) o profesional no puede ser cesado ni nombrado por la capa política de forma arbitraria. Esto permite al directivo no politico actuar con independencia y controlar al político. Pero el politico debiera ser capaz de poder cesar al directivo: pero siempre por motivos justificados. No se como: quizás a través de comisiones mixtas de evaluación a las que se propondría el cese (y el nombramiento) documentando ambos de forma adecuada.
    Lo que no es de recibo, insisto, es que el gerente de un hospital sea un político. Lo que no es de recibo tampoco es que los políticos crean que cuando ganan las elecciones lo que han ganado es el derecho a usar las administraciones como les venga en gana: para colocar a sus amigos, para agradecer mediante puestos a sus afiliados, para beneficiarse de ellas. No. Han ganado las elecciones para ejecutar un programa, y para ello deben tomar el mando, pero solo para ello.
    Todo eso sin web 2.0. Sin mecanismos de democracia electrónica. Aunque bueno mira… lo cierto es que muy pocos políticos, muy pocos ayuntamientos, han puesto en marcha iniciativas en este sentido. No confio en que lo hagan pronto. Serán los ciudadanos los que lo hagan. Aparecerán cada vez más grupos y redes de intereses que presionaran y controlaran a los gobiernos para distintas cuestiones. Obligarán a estos a ofrecer cada vez cuentas más detalladas y precisas de su gestión.
    Pro estamos todavia en pañales.
    Y no se si te estoy respondiendo, la verdad. Que fin de semana llevo…
    .

  4. 11/11/2007 a las 14:50

    No hay tanta distancia o disidencia, Morgana, entre tus opiniones y las mías; de hecho ya decía en el anterior comentario que comparto su tenor general. Es más, una vez aclarado el malentendido sobre la cuestión estereotípica (la parte por el todo, la generalización genera monstruos demagógicos) creo que la distancia es aún menor.
    Pero sí hay una ligera diferencia no en la diagnosis sino en el tratamiento propuesto. Reducir al mínimo la presencia de políticos… ¿para sustituirlos por qué o quiénes? Ya, ya veo por dónde vas: sustituir a los representantes por los representados. WEB2.0, participación directa, no-delegación sino autogestión. Bien, vale, pero mientras tanto, mientras esos sistemas no los hayamos puesto en marcha (para ponerlos yo estoy dispuesto también a pelear y debatir y diseñar sistemas y lo que haga falta, porque me lo creo), mientras tanto, como decía, ¿quién toma las decisiones? ¿se toman solas? ¿las toman «gestores profesionalizados desdemocratizados mangoneadores»?
    Insisto en que la diferencia es de matiz, y que con el contenido (lo malvado del sistema) de tus opiniones estoy globalmente de acuerdo. Pero las recetas para superar las deficiencias de este sistema no sé si son tan simples como eliminar lo existente sin poner antes el sistema mejor que lo supla. La transitoriedad en el cambio es mi problema.

  5. Morgana
    11/11/2007 a las 13:11

    No acabo de ver donde esta nuestra disidencia Fernando.
    ¿me acusas de demagoga poque hablo de la clase politica como un ente compacto? Bueno politicos honrados y que no antepongan sus intereses personales a los colectivos a la hora de ocupar un cargo público, o de ejercerlo, los habrá, los hay seguro. Pero el sistema tiene tan pocos mecanismos para evitar lo contrario, que lo contrario prolifera. La tentación es grande y demasiado fácil caer en ella.
    Mientras no sepamos controlar a la clase política, mientras que estemos a merced de la honradez de los mismos, no me queda más remedio que abogar por un sistema en el que la presencia de los politicos en la gestión pública sea el minimo.
    Y en cuanto a las decisiones políticas, si me apuras también creo que habría que minimizar el papel de los políticos profesionales. Creo que la web abre posibilidades de participación ciudadana enormes que permitirían una reducción de la autonomía (delegacion democratica) de los politicos en el quehacer político, devolviendo la soberania a los ciudadanos. Pero como tu bien señalas quieren (el sector mayoritario de la clase politica, para que nos entendamos) por un lado «despolitizar» los asuntos pñublicos y por otro iintentan politizar la gestión de los mismos hasta el punto de que los gerentes de un hospital se definen como «puestos políticos».

  6. 11/11/2007 a las 12:25

    Ya lo hemos comentado en arkimia, pero como el debate se originó aquí, creo que es bueno que lo continuemos por aquí, sin dispersarnos demasiado. Por eso reproduzco la respuesta a los comentarios de Morgana.
    Hay algo en lo que discrepo con tu opinión, Morgana, aunque en conjunto la comparto. De una manera bastante demagógica generalizas y hablas de «los políticos«, como si la suya fuera una clase compacta y homogénea, como si todos los políticos fueran iguales, o como si todos las personas con adscripción política estuvieran deseando «mangonear» (en tus propios términos, que comparto y celebro, «desdemocratizar«). Y no es así. Al menos yo no lo veo así, y lo conté en un artículo anterior «Todos los políticos no son iguales», de la misma manera que todos los funcionarios o cuadros directivos de las empresas públicas y privadas tampoco son iguales, ¿verdad?
    Precisamente son algunos (no todos) políticos, directivos, cuadros e incluso funcionarios, algunos muy concretos, los que defiende lo que tan bien explicas en tu comentario: desdemocratizar para evitar que su «chollo» acabe, aun a costa de que la dirección del barco, las decisiones políticas que dirigen la cosa pública, las tomen de manera aislada respecto a la voluntad de la ciudadanía.
    Podría dar muchos más ejemplos (Incineradoras de Resíduos Urbanos, Autopistas Duplicadas o innecesarias o que generan más tráfico privado o Trenes de Alta Velocidad con impactos insostenibles y sin función social aparente,…), pero el del debate monarquía/república es uno muy, muy concretito, muy fácil de visualizar.

  7. 11/11/2007 a las 01:10

    Mmmm me habéis pillado en medio de un viaje y este es un tema de gran importancia, pues incide directamente en una de las principales necesidades de las AAPP que es su reforma, adaptándose a un nuevo entorno social, así que haré un breve comentario.
    No voy a extenderme mucho, pero quiero decir en primer lugar que suscribo y apoyo los comentarios de Morgana y Rafa Chamorro, les entiendo muy bien y yo percibo lo mismo.
    En segundo lugar creo que no está muy claramente delimitado qué entendemos por directivo público y de ahi viene parte del problema. Como es un tema bastante complicado, puede que conseguir una definición coherente, sencilla, y flexible para contemplar los posibles casos sea el primer paso para resolver el problema. Iñaki: tú te has comprometido a dar el primer paso así que ya estás tomando el capote.
    En tercer lugar creo que este es un tema, como digo, ligado a otras reformas pendientes en las AAPP, reformas de mucho alcance, que impactan en cual es el papel que deben jugar las AAPP en el futuro en la sociedad, que se resumen en la creación de valor público, tal como yo sugería en el post «Por una Administración de la Innovación».
    Es decir que al debatir y postular sobre los directivos también hay que abordar cuestiones sobre porqué estan ahi, qué deben hacer, cómo deben ser valorados y cómo puede influir o participar la sociedad en estas cuestiones.
    Y cuidado que cuando digo participación de la sociedad no me refiero sólo a los procedimientos democráticos tradicionales, también hablo de participación colectiva en el más puro estilo de la web 2.0.

  8. Morgana
    10/11/2007 a las 12:45

    Gracias por tu comprensión Iñaki, además ando bastante liada esta última temporada y soy incapaz de ordenar mi mesa, menos tiempo tengo aun para ordenar mi cabeza.
    Bueno, pensar que lo de esta chica es un caso aislado es un esfuerzo de buena voluntad del que no soy capaz.
    Tu mismo dices que nuestra clase polñitica no es para echar cohetes, por eso mismo y ya que los criterios para acceder a un acta de diputado, a una secretaria de estado o a un ministerio son tan poco estrictos que permiten que personas como esta mujer o como Angel Acebes lleguen tan alto, es por lo que creo que cuanto más se reduzca el número de puestos políticos de nuetras administraciones mejor que mejor. Y no digo yo que los funcionarios seamos todos unos angelitos listisimos, no, pero estamos donde estamos por haber superado algún proceso selectivo y priuebas de capacitación profesional (muy mejorables eso si, pero insisto, mucho mejores que el «este chico es muy majo y es amigo mio».
    Y si, hay políticos mucho más peligrosos. Pero eso no es una razón para aplaudir la presencia de personas con limitadas capacidades mentales, por bondadosas que sean, en puestos políticos altos.

  9. 10/11/2007 a las 10:34

    Veo que este tema levanta pasiones. No he hecho más que enunciarlo y ya habéis aportado un montón de comentarios muy razonables. Por una parte me alegra contar con tantas y tan cualificadas intervenciones, pero por otra me preocupa que mis reflexiones puedan defraudar las expectativas que estoy generando. Esto sí que me da miedo, más que los Miuras que decían Alorza y Carlos en los primeros comentarios. Desde luego que tengo unas cuantas ideas sobre este tema, como las tenéis todos vosotros, pero os aseguro que tampoco tengo todas las claves (¡sólo faltaría!). Como decía en el post, espero que entre todos, al más puro estilo 2.0, podamos llegar a conclusiones que merezcan la pena.
    @Nana: Estoy de acuerdo contigo en que los cambios derivados del ciclo político rompen la caja de cambios de la Administración. No puede ser que cada 4 años venga gente a entererarse de cómo funcionan las cosas y se pasen el último año del ciclo sin tomar decisiones a la expectativa de las nuevas elecciones. Y le veo mucho sentido a que lo ligues con la cuestión de la responsabilidad, porque efectivamente hay un ámbito de responsabilidad sobre el funcionamiento de la Administración que debería independizarse todo lo posible del ámbito político. De estas cosas tendremos que hablar.
    @Rafael: Todo lo que dices es verdad. Hablas de cosas que has vivido en primera persona durante muchos años. Es indudable que los intereses en juego son muy fuertes y que cambiar una situación tan enquistada es muy difícil. Supongo que el enfoque positivo de la cuestión podría basarse en que la situación actual de la función directiva pública es tan deficiente que hay enormes oportunidades de mejora en todos sus aspectos, se mire por donde se mire (Alorza, ¿podríamos decir que hay disfunciones esféricas?). Tendremos que reflexionar sobre todas las cosas que citas en tu comentario, pero, como he dicho antes, prefiero ir por partes, porque si respondo ahora a todo no me va a quedar nada más que decir ;-).
    @Fernando: Seguro que tu experiencia también va a ser muy valiosa en este debate. El punto que planteas de la «gestión despolitizada» me parece muy interesante. Habrá que darle una vuelta. Supongo que todo depende de qué entendamos por política. Si hablamos de valores, por supuesto que deberán estar presentes en la gestión pública. Si nos referimos a cuestiones partidistas, seguramente es mejor que no contaminen la gestión pública. Pero habrá que hablar más despacio de ello.
    @Morgana: Es un lujo contar con tus comentarios. No me importa que hables de muchas cosas al mismo tiempo, porque todas tienen que ver con el tema. Ya haremos el esfuerzo de ordenarlas ;-). Desde luego que tenemos que hablar de todos los temas que citas, empezando por la delimitación de los ámbitos políticos y administrativos. Estoy de acuerdo contigo, hay funciones que no pueden considerarse políticas, como la dirección médica de un hospital o su gerencia, sino que requieren un perfil profesional que actúe, eso sí, dentro del marco de las políticas públicas definidas por quienes ostenten la legitimidad democrática. Y si en el proceso de definición de estas políticas se cuenta con la participación directa de la ciudadanía y de los colectivos (profesionales, etc.) más directamente afectados, tanto mejor. Sobre el video, vamos a pensar que la actuación de esta persona no es representativa de la clase política que tenemos, que tampoco es para echar cohetes, pero lo de esta chica ya es un punto y aparte. De todas formas, seguramente los más peligrosos son otros que a lo mejor dan mejor imagen en los videos ;-).

  10. Morgana
    10/11/2007 a las 02:26

    No se que pasa que no se graban mis mensajes…
    Respondiendo a Fernando. Creo que me he explicado mal. Mira me encanta la politica, pero no los politicos. Al menos lo mayor parte de los politicos españoles que tenemos actualmente la desgracia de padecer.(fue peor padecer a Franco, pero esa es otra historia).
    Cuando digo que cuanto menos politica mejor, quizas se me entiende mal, es que creo que los puestos declarados como politicos deben reducirse al minimo imprescindible. Lo que no es aceptable es que la dirección médica de un hospital o su gerencia se considere «política» porque no lo es.
    Esos puestos deben ser cubiertos por profesionales que garanticen la estabilidad del funcionamiento del centro con independencia de los vaivenes politicos.
    Cuando quieras criticamos a los funcionarios que se ponen a tomar decisiones politicas. Pero es que yo no conozco a ninguno.
    En cualquier caso los funcionarios hemos sido seleccionados en un procedimiento transparente abierto e igualitario. ¿Que no somos los mejores los que hemos sido seleccionados a través de ese proceso? Pues cambia el proceso,modificalo y mejoralo. Pero será siempre mucho mejor y más fiable que el dedo. Digo yo.
    Habia colocado este link y no me sale:
    http://br.youtube.com/watch?v=23eGWqtBOH8
    Personas como esta nunca aprobarían una oposición grupo A pero piodrían ser designadas para una secretarria de estado.

  11. Morgana
    09/11/2007 a las 23:58

    Iñakii:
    Me has cogido en un día especialmente sensible a las injusticias en la provisión de puestos públicos…
    INo he hablado de todos tus puntos, he soltado un speech algo vehemente, que me ha salido demasiado confuno, intentando dar respuesta a tu primera propuesta de reflexión: delimitadión entre los campos de actuación de la política y de la gestión.
    Quería indicar que eso es imposible, que los políticos en la Administración se dedican en gran medida a la gestión, a la alta direcciión justamente, empezando por el presidente de goibierno. Y no voy a pedir, no lo haré jamás, que un presidente de gobierno tenga otro mérito que el haber ganado unas elecciones democráticas. Pero no creo que sea aceptable que por debajo de este nivel (osea de ministros para abajo) no se exijan cualificaciones profesionales más amplias que ser amigo del presidente o representr a determinado grupo de presión en el partido. De ahi para abajo ni te cuento.. Entiendo que haya puestos donde se requiera cierta afinidad con el partido del gobierno, y garantías de confidencialidad porque a veces tienen que manejar datos e información que por su naturaleza lo exige. Bien vale, ADEMAS de ser apto para el puesto por criterios estrictamente profesionales, se necesita ungrado de afinidad y lealtad politica al gobierno.
    Y además hasta que nivel ocurre esto? Porque si dejas a los politicos ellos querrían que hasta el personal de grupo E fuera de confianza (hombre y yo!, de mi confianza). Pero hasta donde es realmente necesario?
    Por otro lado, quiero recordar el cese de Rosa Regás. No estuve de acuerdo con él, porque me cae bien Rosa, pero es que ademas me indignó el que se intentara justificar su cese porque «no tenía perfil directivo».
    El perfil directivo es el fraude más grande inventado por nuestros polñiticos y nuestrso cuerpos mafiosos para excluir o incluir a quienes a ellos les interesa para ciertos puestos públicos. Que cesen a Rosa Regás pro «falta de perfil directivo» y dejen de ministro a Chacón a Alonso (que dicen es un tio listo, pero que perfil de directivo tiene unjuez????) es una broma de mal gusto e ilustra lo que digo.
    Otro punto que casi cualuier TIC de la AGE añadiría a tu lista de propuestas de reflexión es algo relacionado con el papel de los cuerpos como escollo a la profesionalizacion de la administracion.
    Yo no se ir por partes., Ya me perdonarás….
    Porque lo de los politicos es fuerte, pero lo de los cuerpos tiene mucha más tela.

  12. 09/11/2007 a las 23:33

    Iñaki, me parece un tema estupendo de debate. Suscribo y comparto [desde mi actual condición de directivo semi-público y anteriormente directivo en la empresa privada] en gran medida tus propuestas iniciales (PROFESIONALIZACIÓN, en resumidas cuentas, si he entendido bien) y espero con impaciencia los próximos posts.
    Eso sí, Morgana, no creo que la vía del maniqueísmo (políticos=malos; funcionarios=buenos) sea la mejor para afrontar el problema. Tampoco creo en la máxima «cuantos menos políticos mejor». Esto es precisamente lo que decía Franco: «Hijo mío, haz como yo: no te metas en política«. La «no-política» es dictadura, la democracia necesita política, elección popular, cargos electos. Y, en otro ámbito, complementario pero diferenciado, la gestión requiere eficacia y eficiencia, profesionalización.
    Lo que no debe haber,creo yo, es políticos incapaces dirigiendo nada, ni tampoco funcionarios incompententes suplantando a los políticos (haciendo política, tomando decisiones políticas desde una supuesta «gestión despolitizada»).
    Como un elemento más para debatir tranquilamente y reflexionar, os dejo un enlace a un antiguo articulito de mi blog: «¿Por qué hablan de DESPOLITIZAR cuando quieren decir MANGONEAR?».

  13. 09/11/2007 a las 21:48

    Tema apasionante y complicado, porque primero de todo no hay intención de resolvese ni de mejorarse. Los políticos no quieren claridad porque así tendrían que dejar de ocupar ciertos puestos cuando les apeteciera. En un despiste aprobaron la LOFAGE en la Administración General del Estado y como se dejaron cientos de puestos en manos de funcionarios de carrera, han reculado rapidamente para ocuparlos sin problemas.
    Y muchos Cuerpos Superiores están divinamente, no quieren cambios, porque saben que el sistema actual les garantiza un sueldo medio alto toda la vida y con el esfuerzo que ellos quieran gastar: ellos deciden si quieren trabajar a tope o por el contrario hacer el mínimo esfuerzo. Y claro, hay de todo.
    Por tanto, no hay voluntad real de cambiar por los que tienen la llave para hacerlo no están interesados. Desde este punto de vista el debate lleva a la melancolía porque es inutil. Como decía un compañero «los interesados no están interesados».
    Y esto se aplica tanto al debate sobre la función directiva, como al de la modernización de la Administración, pasando por la Administración Electrónica.
    Por tanto, podemos hacer una carta a los Reyes Magos pero es poco probable que se cumpla. Tendríamos que ver como romper el círculo vicioso y sobre todo si merece la pena romperlo. El sistema actual es muy mejorable pero funciona. Miedo da que lleguen visionarios con ideas innovadoras de gestión y encima bienintencionados y lo que consigan es una discrecionalidad mucho mayor.
    Por tanto, la única manera de mejorar esto es dar incentivos a los funcionarios (en amplio sentido, trabajadores públicos) y a los políticos para que mejoren lo actual. Y este mejora sólo puede ir en el sentido de una ENORME ELEVACIÓN DE LOS REQUISITOS PARA OCUPAR CUALQUIER PUESTO DE LA ADMINISTRACIÓN o de la POLÍTICA
    Es decir, que no volvamos a tener verguenza ajena cuando escuchamos a nuestros políticos y que no nos vuelvan a contar la historia del Subdirector General que no hace nada y que encima sea verdad. Y esto sólo se consigue INCENTIVANDO la mejora continúa. ¿Cómo? Prestigiando la política y la función pública. Medios hay muchos: formación continua, sueldos mejores, mejores condiciones, años sabáticos, etc.. Y sobre todo con total transparencia.
    Otros que puedan romper este circulo vicioso son los ciudadanos, repudiando que los políticos (sobre todo) sean personas en muchos casos sin formación adecuada y practicando el hooliganismo politico. Todo lo nuestro es formidable, lo de los otros no vale nada. Hay mucha escala de grises. Pensar de determinada forma no debería significar ser hooligan a favor de un partido e intolerante con los demás. Deberían primar las ideas, el dialogo y las personas ante que los partidos.
    Volviendo a la arena, me encantaría ver la función directiva definida, pero tengo tremendas prevenciones contro los dos grupos que hoy por hoy participan de manera activa en el debate: los políticos y sobre todo, en el momento actual, los funcionarios del MAP que perteneciendo a determinado Cuerpo están trabajando sobre el tema. El debate debería ser abierto, transparente y no repetir errores. Y el resultado no debería ser un juego de suma cero, que alguien pierda para que otro gane. O todos ganamos o finalmente será el ciudadano el que pierda.

  14. Nana
    09/11/2007 a las 21:38

    Quizás (aunque no haga falta sumarlo a la ganadería de Inaki) sería necesario hablar de la responsabilidad. Me refiero a que, tal como refleja Rogelio en la larga lista de cargos y relevos, los cambios son constantes: al menos, cada cuatro años y vinculados directamente a cambios políticos «ajenos» a la organización. Curiosamente, del ejercicio de un cargo al otro, nadie asume los compromisos ni las líneas de trabajo, ni siquiera la institución que los contrata por el sistema de libre designación como cargos de confianza. ¿Dónde está la coherencia entre la confianza delegada por la administración y la asunción de las acciones ejecutadas y de las consecuencias cuando abandona el cargo? Y luego está el hecho que en el proceso de cambio llegamos al parón casi absoluto para volver a arrancar la máquina: así es fácil cargarse la caja de cambios de la Administración Pública.

  15. 09/11/2007 a las 20:10

    @Alorza y Carlos: ¿Atreverse? Sólo estamos aportando ideas. El principal riesgo es hacer el ridículo con razonamientos simplistas, disparados o demagógicos. Pero después de casi 600 posts ya estamos vacunados contra esas pandemias.
    @Morgana: Todavía no he empezado a reflexionar sobre los aspectos enumerados y ya has comentado prácticamente todos. ¿De qué voy a hablar ahora?. Y no sólo eso, ya te parecen utópicas las propuestas que todavía no he comenzado a formular ;-). A mí me suele gustar ir por partes. Y Alorza me apostilla que como a Jack el destripador. Me alegra comprobar que el tema te pone «eléctrica» (no en vano eres una mujer TIC). Después de leer tus comentarios, creo que será bueno empezar analizando quiénes son los directivos públicos. Dedicaré el próximo post a intentar responder a esta pregunta.
    @Rogelio: Retratas una realidad que, en mayor o menor medida, nos resulta conocida a los que llevamos cierto tiempo en la Administración. El caso que nos cuentas ilustra la importancia que tienen los directivos en el funcionamiento de una organización y lo necesario que es profesionalizar la función directiva pública. El tema merece, cuando menos, una pensada. Y si se puede influir en alguna medida a que las cosas mejoren, nos sentiremos más que satisfechos.
    @Yoriento: Seguro que tienes razón en que todos los factores no tienen la misma importancia, pero estará bien que los analicemos todos, por aquello que le decía a Morgana de ir por partes. No se trata sólo de una cuestión de intereses, que también, sino que el tema además es complejo. Si mezclamos todos los factores no vamos a sacar luz en este debate. Vayamos pues por partes. Y, al final, en el último post discutiremos sobre cómo le ponemos el cascabel al gato.
    @Fernando: Me alegro de que te suscribas y espero que lo disfrutes. Lo intentaremos.

  16. 09/11/2007 a las 14:50

    Excelentes comentarios de MORGANA y buenos apuntes de ROGELIO. Mi opinión es que algunos factores son muchos más importantes que otros, al estilo de la Ley de Pareto. Yo creo que tocando un par de cositas las cosas cambiarían de forma espectacular: retribución complementaria por objetivos (también llamada productividad) y promoción en función de eficacia y rendimiento, y no de cursitos ni antiguedad. Cierto que la definición y medición de esa efectividad es un asunto complejo, pero es cuestión de ponerse. Eso sí, a ver quién le pone el cascabel al minino.

  17. Morgana
    09/11/2007 a las 14:29

    No se si me expreso bien (creo que no):
    El breve informe de Rogelo expresa a la perfección lo que quiero decirr.
    No puede ser que un hospital (ni una dirección general y menos una subdirección general) esté gestionado por personas cuyos meritos para acceder al puesto sea que son amigos del consejero de sanidad de turno o metidas ahi por presiones del partido de turno. Un director medico o un director de un hospital no es un politico, es un gestor al 100%.. Pero como es posible semejante inestabilidad y sobre todo como es posible colocar a personal con tan pocos meritos por encima de profesionales con una larga carrera,cursos, meritos, etc? En la AGE se ve eso también a menudo.
    Lo que suceda despues entre el personal a cargo de estos elementos es previsible y hasta justificable: sensación de injusticia, falta de respeto personal y profesional por los responsables de su trabajo ( carecen, claro, de capacidad alguna de liderazgo, solo disponen del ordeno y mando), desmotivación, dejación de la autoformación, escaqueo y por último un servicio cada vez peor.
    Los políticos, cuantos menos mejor, por debajo profesionales, elegidos por criterios profesionales, por un sistema donde los interes personales del politico superior no puedan intervenir
    Es necesario, además, ahondar en los mecanismos de control de los politicos. Como todos sabemos las elecciones son necesarias pero no suficientes. Y los medios de comunicación forman parte del entramado político y sirven a intereses similares.

  18. Rogelio
    09/11/2007 a las 13:58

    El caso del Hospital, en que presto servciios hace 16 años, es un buen ejemplo de lo expuesto hasta aquí.
    En 6 años ha tenido:
    3 Directores Gerentes, sin experiencia previa en el sector de la Atención Especializada.
    4 Directores Médicos, con la misma experiencia que los anteriores.
    3 Subdirectores Médicos, con la misma experiencia que los anteriores.
    2 Directores de Gestión, más de lo mismo.
    2 Subdirectores de Gestión, más de lo mismo.
    A todo ello habría que sumar numerosos puestos, de menor nivel pero de gran importancia en una organización compleja como es un Hospital.
    En algún caso ha existido sentido común, capacidad de aprendizaje y humildad para escuchar y compartir puntos de vista en los que basar la toma de decisiones.
    En muchos de ellos ni ha existido sentido común, ni humildad, y su único propósito; bajo el punto de vista de muchos espectadores; ha sido el uso del cargo para su promoción política y/o personal. Su compromiso y arraigo con la insitución ha sido testimonial.
    Nuestro producto final es más caro y de peor calidad que hace unos años, hemos un pan como unas tortas y esos principios que aparecen sistemáticamente en todos los legajos; eficiacia, eficiencia, bla, bla, bla; son otra piedra más de un gran escenario de la farsa, en la que el ciudadano es convidado de piedra.

  19. 09/11/2007 a las 13:44

    Aplausos y suscripciones de parte de un directivo público.
    Sin tocar ni una coma.

  20. Morgana
    09/11/2007 a las 11:12

    Perdón, cuando decía que en el nombramiento de los puestos políticos intervienen criterios de interés político, quería decir de interés personal (en primer lugar) y de interés del partido (en segundo). Toy tonta. Que soy funcionaria.

  21. Morgana
    09/11/2007 a las 11:09

    Pero…
    No olvidemos que… ¡los directivos de más alto nivel en las Administraciones Públicas son los cargos electos! (presidente de gobierno, alcaldes o presidentes de comunidades autónomas).
    ¿Tendremos que replantearnos la democracia? (bueno, yo pienso que si, pero no empezando por aqui):
    El segundo nivel de directivos públicos son los puestos políticos. En su elección intervienen criterios de interés político (compromisos con las familias del partido político que ha elegido al cargo electo o con compañeros de los que necesita apoyos para mantener su posición en el partido, o incluso con empresas-empresarios, bancas-bancos, medios de comunicación por apoyos recibidos antes durante y después de las elecciones).
    ¿Con ese panorama vamos a hablar de requisitos para ocupar puestos directivos? Recuerdo que Jordi Sevilla se quejaba de que los funcionarios españoles hablan pocos idiomas (no me siento aludida). Hombre es posible que tenga razón, la tiene hasta cierto puento, pero la queja me parece un poco improcedente teniendo en cuenta que su jefe dijo aquello de «The time is good», ¿es que vamos a exigir más a los funcionarios en terminos de capacitación profesional que a sus jefes? ¿es que vamos a pagar más al que menos sabe y sus subalternos van a quedarse contentos, trabajando mucho, formandose cada día un poco más? ¿Para que voy a mejorar mi alemán si sin saber inglés se puede ser presidente de gobierno o secretario de estado? ¿que es más fácil, más barato y más rápido: aprender arabe o meterse en un partido político y medrar? Me temo que lo segundo…
    Me decía alguien, un ex pcero de los años 60-70, al que no le va mal, que en política sólo llegan los que estudian o trabajan poco: los que cuando hay una reunión y se acuerda hacer algo siempre salen voluntarios porque no tienen que trabajar hasta las 9 o hacen carreras con altas cargas lectivas o estudian idiomas en su tiempo libre o leen libros y se forman de forma autónoma.
    Pero no es esta la única razón, ni la de mayor peso para separar la función política de la profesional en la administración (el congreso está lleno de incompetentes sin ningún curriculum y muy bien pagados, a los que no se cuestiona mientras no se les tenga cerca….).
    Cada vez más se cuestiona la estabilidad profesional de los funcionarios ,cuando lo que debiera cuestionarse es la inestabilidad del resto de los asalariados,
    Sin embargo los funcionarios no «despedibles» aparecen para evitar el sistema de cesantías (un partido gana, despide a todo el mundo, que los despidos los pagan los ciudadanos no los políticos, y pone a todos sus afiliados y familiares en la administración, y cuando pierde, el partido entrante hace lo mismo). No hay quien haga nada con un sistema tan inestable, en eso estaremos todos de acuerdo, pero sobre todo,nace este sistema como forma de control democrático de los cargos públicos: ¿que me dices que de un contrato a esta empresa y a mi me parece que incumple la ley o que no es la que ha hecho la mejor oferta?¿que quieres que firme, de forma irregular, este proyecto de obra de un familiar tuyo donde? Serás mi jefe pero no lo voy a hacer. Y el político se la tiene que tragar, no puede despedir al funcionario (al que hará la vida imposible, eso si).
    El sistema es el mejor que conozco aunque no sea perfecto. Esramos avanzando en sentido contrario: las libres designaciones, la arbitrariedad (inconstitucional, por otra parte) en la provisión de puestos y ascensos, las retribuciones arbitrarias (complementos de productividad, bufandas, que encima quieren aumentar en porcentaje) son intentos de poder controlar y «chantajear» mejor a los funcioanrios por parte de los políticos. Eso ha conducido no sólo a la injsuticia y a la desmotivación profesional de buena parte de los empleados públicos sino sobre todo a una desprofesionalización salvaje de la función pública (al menos la que yo conozco).
    Está muy bien la evaluación de los objetivos pero no empezando por los conserjes, sino por los ministros.
    Podría decor que casi todas tus propuestas me parecen utópicas, inalcanzables, aunque estoy totalmente de acuerdo que has hecho un excelente listados delos temas que hay que abodar.
    Quizas tengas razón quizás haya que ser realista y pedir lo imposible. Pero yo hoy no puedo hacerlo…

  22. 09/11/2007 a las 10:42

    Los seguiremos con interés… Y como dice Alberto cuidado con el toro, bueno más bien con los toros. El que seguro que quiere entrar en el debate es Rafael…

  23. 09/11/2007 a las 08:02

    ¡Torero! ¿De verdad te vas a atrever con esos ocho Miuras? Sólo el intento ya merece aplausos y vuelta al ruedo.

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