Inicio > Dospuntocero, Gestion del conocimiento > Curso on line sobre entornos de trabajo 2.0

Curso on line sobre entornos de trabajo 2.0


Curso on line sobre entornos de trabajo 2.0He comenzado a participar (como alumno) en un curso on line sobre entornos de trabajo 2.0, organizado por la Fundación Asmoz y dirigido por Julen Iturbe-Ormaetxe.

Los profes han preparado una serie de materiales sobre los que hay que trabajar. Se trata de generar conversaciones. Y como esto va de «open», de empresa abierta, de innovación abierta y de todo abierto, Julen nos ha sugerido la posibilidad de compartir en nuestros blogs las reflexiones que generemos en el marco de este curso.

Y en este post empiezo a compartir, por una parte, el valor de los materiales elaborados y seleccionados para este curso, y, por otra, las vergüenzas de mis balbuceos sobre estos materiales. Tengo la ventaja de que, después de más de tres años de blog, ya me voy acostumbrando un poco a hacer el ridículo en público.

Sin más dilaciones, voy con la primera tarea. Se trata de hacer una reflexión personal sobre los factores que caracterizan la sociedad del conocimiento y su influencia sobre nuestras organizaciones.

Para poneros en contexto, me permito compartir un resumen del material preparado sobre los factores que definen el momento actual.

¿Qué caracteriza el entorno en que se mueven las organizaciones de comienzos del siglo XXI?

  • Micromarketing y más oferta que demanda: Los sistemas de producción masivos que se desarrollaron en el siglo XX han dejado paso a sistemas primero «minimasivos» y luego casi personalizados. La capacidad instalada para producir excede en muchas ocasiones a la demanda. La definición de segmentos de mercado cada vez más pequeños ha conducido a las empresas a necesidades espectaculares de flexibilización.
  • Individualismo en red: Las personas nunca habían tenido a su alcance tanto poder para demostrar su individualidad. Los valores parecen mutar rápido: desde el sentido colectivo hasta el sentido individual en red. En este espacio, la conectividad de las personas crece exponencialmente debido a la ayuda de las nuevas tecnologías de información y comunicación. Personas en red, ahora de forma diferente gracias a Internet.
  • Explosión de la web social, la web 2.0: La web 2.0 se define como web social. Social porque busca que las aplicaciones sirvan en tanto que las personas, la ciudadanía de a pie, las usa. Cuanto más se usan, más sirven a su propósito. La web social crece con las personas que la usan y contribuye a que estas desplieguen sus capacidades de relación, de ser ellas mismas con relación a las demás.
  • Federalismo y subsidiariedad: Charles Handy escribió a principios de los 90 un artículo en el que mostraba los principios del federalismo y los reinterpretaba desde una óptica empresarial. Mostraba la federación como una decisión voluntaria de colaboración entre iguales donde el principio que la sustentaba es la subsidiariedad: todo aquello que pueda decidirse en un determinado nivel que no suba de allí a otro que esté por encima. Las decisiones allí donde suceden los hechos.
  • Emergencia y complejidad: Cada vez más, la turbulencia de los cambios y la reducción del tiempo por presión de la eficiencia están provocando patrones emergentes de conducta que surgen con independencia de los deseos de la planificación. El desorden en que se mueven las organizaciones parece la consecuencia lógica de su complejidad dinámica.
  • Desarrollo sostenible: Nunca como ahora se había puesto sobre la mesa la preocupación por el legado que dejamos a las generaciones venideras. Ha surgido la responsabilidad social corporativa, han llegado las normas de gestión medioambiental, está sobre la mesa la preocupación por el modelo de sociedad que estamos construyendo, pegada a la excelencia y al mismo tiempo, generadora de condiciones insostenibles. Las cuestiones de género pasan a primer plano igual que lo hace la conciliación entre la vida laboral y la familiar.
  • Mundo “glocalizado”: El mundo se empequeñece hasta límites insospechados. En este panorama también se escucha, sin embargo, la paradoja de la diversidad. Frente a lo global, lo local, lo específico, lo diferente tiene su hueco. Nacen teorías como la de la larga cola que asume la paradoja interna de lo específico y lo global al mismo tiempo. En esa larga cola hay lugar para la diferencia precisamente porque existe la posibilidad de poner en contacto a quienes la comparten superando las barreras geográficas. Lo local unido por la facilidad del contacto global.
  • Infoxicación y economía de la abundancia: Lo digital se engancha deprisa a una impresionante capacidad memética. Los costes de reproducción tienden a cero y esto provoca el estallido de información en el mundo. Llegan demasiados mensajes por unidad de tiempo. Y en esta economía de la abundancia el cuello de botella pasa a ser la capacidad de atención de las personas. La información, en tanto que materia prima convertida casi en commodity, está ahí. Sólo hay que localizarla y reutilizarla en el momento adecuado. La eficiencia tendrá que ver con usar la información adecuada, en el momento en que haga falta, en la cantidad necesaria y con niveles suficientes, claro está, de fiabilidad.
  • Postmodernismo y fragmentación del yo: Debido a la hiperfragmentación que suponen millones de individuos con capacidad mediática y traspasados por millones de estímulos informativos, es difícil mostrar pautas de comportamiento que expliquen a la colectividad. Precisamente el postmodernismo se enfrenta a esa dificultad inherente al momento que quiere explicar, tan cercano en el tiempo y con tanta diversidad a cuestas. En cierta forma lo que lo define es su oposición al discurso oficial, preestablecido, a lo que viene del poder y los grandes relatos. En este contexto la individualidad y la multiplicidad de mensajes son rasgos de la sociedad que habitamos.
  • Rapidez, coste y fiabilidad: La economía es uno de los grandes poderes de la sociedad actual, si es que no es ya «el poder». La medida de las cosas pasa por la rapidez con que se hagan, los recursos que se hayan necesitado para hacerlas y la calidad que encierran, sea ésta percibida o más objetiva. Los comportamientos de las personas se rigen por estos tres criterios empresariales. La eficiencia se apodera de más y más territorios sociales. Sin embargo, en este panorama global, a través de la variable coste ha surgido un nuevo elemento que modifica de raíz las reglas del juego. Entran en escena los países de bajo coste contra los cuales «los números no salen».

Se pide responder a las siguientes preguntas:

  • ¿Cuáles son los dos factores que más consideras que afectan tu actividad profesional?
  • ¿Habría que añadir alguno en especial?, ¿quizás consideras que no son pertinentes algunos de los que se citan en el texto?

Para que esto sea digerible y para no condicionar vuestras posibles aportaciones, publicaré mi respuesta mañana. Pero adelanto que me he centrado en el ámbito de la Administración pública y que he seleccionado los dos factores siguientes:

  • Explosión de la web social, la web 2.0
  • Rapidez, coste y fiabilidad

El primero, porque es la historia que más me pone, como os podéis imaginar los que conocéis mi adicción con este mundo 2.0 y, además, porque creo que afecta a la Administración pública en su misma línea de flotación. Y el segundo, porque considero que la racionalidad económica (o sea, la historia de la eficiencia) es la gran asignatura pendiente de la Administración pública. Disparamos con pólvora del Rey y no nos cortamos un pelo.

Mañana os lo cuento más despacio. Y, por supuesto, cualquier ayudita será bien recibida. Ya lo he dicho, se trata de generar conversaciones. Auténtica formación 2.0 ;-).

  1. Anderovsky
    19/04/2009 a las 23:23

    Las decisiones allí donde suceden los hechos. Me gusta, y me parece una clave interesante: grupos auto regulados en la empresa, capacidad de decisión en administraciones locales, empresas informáticas pequeñas pero potentes en las que los programadores son parte del éxito del proyecto, etc. Poner el énfasis en las personas al fin y al cabo.

  2. 06/04/2009 a las 21:45

    Yo llevaría la subsidiariedad a todas las fases de puesta en marcha de las políticas públicas, lo que es lo mismo que decir que fomentaría la participación ciudadana en todas ellas. Esto es, hay que potenciar que la ciudadanía cree valor público y la Administración deberá intervenir donde no llegue la ciudadanía y también con una función de coordinación y para producir aprendizaje.
    En cuanto a la Administración hueca, básicamente estoy de acuerdo con Iñaki. Si he entendido bien, tiene que ver con el eje poca administración – mucha administración, en el esquema Horizonte 2033, ¿no?

  3. 06/04/2009 a las 20:24

    Me parece fundamental que las decisiones se tomen lo más cerca posible de donde está el problema y de donde se hace el trabajo. Y no, no percibo que esto sea lo que está pasando en la Administración pública. Todo lo contrario, las decisiones están terriblemente centralizadas. Y lo malo es que esto genera una cultura de inhibición, en la que los funcionarios se limitan a cumplir órdenes y ejecutar el procedimiento establecido. Se suele decir que en el derecho penal todo lo que no está prohibido está permitido y en el derecho administrativo todo lo que no está permitido está prohibido. Es así, el funcionamiento de la Administración pública está absolutamente regulado, no hay margen de maniobra y cualquier decisión que se salga de lo puramente rutinario se eleva, se eleva y se eleva, muchas veces hasta niveles que rayan en lo ridículo. En resumen, que estoy totalmente de acuerdo con el principio de subsidariedad y que no veo en absoluto que se esté aplicando, ni siquiera que estemos avanzando en ese sentido.
    Sobre lo de la Administración hueca habría mucho que decir. Tanto como para escribir al menos un post monográfico sobre el tema. Pero mientras me lo voy pensando, opino a bote pronto que el espacio público debe estar regulado por los poderes públicos, con toda la legitimidad democrática y participativa que sea posible. Eso no quiere decir que todas las políticas y los servicios públicos deban ser ejecutados directamente por la Administración pública. Puede haber educación, sanidad, vivienda, transporte, etc. gestionados por organizaciones privadas, pero habrá que regular y controlar públicamente los niveles de prestación mínimos a garantizar para todas las personas y determinadas condiciones de esta prestación. Quiero decir que corresponde a las instituciones representativas de la ciudadanía establecer las reglas de juego del espacio público, pero en la ejecución de las políticas pueden participar diferentes agentes públicos y privados. Y, en mi opinión, es bueno que así sea, dependiendo siempre del tipo de política o servicio de que se trate. Pero, bueno, ya digo que este tema tiene mucha tela. Y, por cierto, es fácil hacer demagogia con él.

  4. 06/04/2009 a las 19:38

    Sí, pero por meter el dedo en el ojo 😉
    ¿Qué hay de la subsidiariedad? ¿Realmente has percibido que estemos caminando hacia decisiones cada vez más cerca de donde ocurren los problemas o esto es solamente algo de lo que se habla en los libros, pero aún alejado de la realidad?
    Por otra parte, ¿deberíamos avanzar hacia una administración más hueca? Quizá estaría bien recordar a Naomi Klein. Sus argumentos sobre la administración hueca dan mucho que pensar.
    http://blog.consultorartesano.com/2008/07/administracin-hueca-20.html

  1. No trackbacks yet.

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s

A %d blogueros les gusta esto: