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Entornos 2.0: factores de contexto


Curso on line sobre entornos de trabajo 2.0Lo prometido es deuda. En este post publico mi primera tarea del curso sobre entornos de trabajo 2.0. Se trata de una reflexión personal sobre los factores que caracterizan la sociedad del conocimiento y su influencia sobre nuestras organizaciones.

Como adelantaba en el post de ayer, me he centrado en el ámbito de la Administración pública y he seleccionado los dos factores siguientes:

  • Explosión de la web social, la web 2.0
  • Rapidez, coste y fiabilidad

Seguro que estas reflexiones os resultarán conocidas a las personas que visitáis habitualmente este blog, pero a través de este curso me gustaría poder llegar a otras «audiencias».

Me encantaría enriquecer estos puntos de vista con vuestros comentarios.

¿Cuáles son los dos factores que más consideras que afectan tu actividad profesional?

Todos los factores que se enumeran en el documento afectan de alguna manera a mi actividad profesional y a la organización en la que trabajo.

Si tuviera que destacar dos factores, elegiría la explosión de la web social y el de «rapidez, coste y fiabilidad».


Explosión de la web social: la web 2.0

Aclaro que trabajo en la Administración pública. Y para mí una de las funciones fundamentales de la Administración pública es engrasar las relaciones entre los diferentes agentes que actúan en la sociedad, de forma que de la interacción entre todos ellos se obtenga el mejor resultado posible para el interés general. Desde mi punto de vista, las administraciones públicas tienen que ser entes eminentemente relacionales:

  • Para empezar, se deben relacionar entre sí.
  • También, deben relacionarse de forma intensiva con la ciudadanía, las empresas y, en general, los destinatarios de las políticas públicas.
  • Y se deben relacionar, también, con las empresas y las organizaciones que colaboran con ella en la ejecución de las políticas y en la prestación de los servicios públicos.

Además, es responsabilidad de las administraciones públicas contribuir a crear las condiciones idóneas para que las relaciones entre los agentes sociales se lleven a cabo de forma beneficiosa para el interés general.

Por eso pienso que la explosión de la web social es un fenómeno que incide en la línea de flotación de las Administraciones públicas, en la medida en que son entes eminentemente relacionales y la web social ha venido a revolucionar las formas de relacionarse entre las personas y, por añadidura, entre las organizaciones, que no son sino agrupaciones de personas.

La web social afecta tanto a las relaciones externas de las administraciones públicas como a las relaciones internas entre las personas y entre los grupos que forman parte de ellas.

En el ámbito interno, las administraciones públicas tienen una estructura muy jerárquica y vertical, están organizadas por áreas competenciales y sus unidades administrativas funcionan como compartimentos estancos. La comunicación fluye mal por los canales oficiales de la Administración pública, tanto la vertical ascendente o descendente, como la horizontal entre las diferentes unidades organizativas. Por otra parte, en las administraciones públicas, seguramente por influencia de la esfera política que las dirige, existe una especie de obsesión por controlar el mensaje. La política, y por extensión la Administración pública, vive en buena medida de la imagen. Y en ese contexto se considera importante controlar el mensaje que se transmite.

Algo similar puede decirse con respecto al ámbito externo. Las administraciones cuentan poco con la ciudadanía, a pesar de que, supuestamente, el servicio a la ciudadanía es su razón de ser. Las administraciones públicas practican una suerte de despotismo ilustrado, haciendo todo para el pueblo, pero sin el pueblo. De igual manera, habitualmente son muy pobres las relaciones entre las distintas administraciones, y las de éstas con las empresas y con las organizaciones de la iniciativa social (tercer sector) que colaboran con ellas en la gestión de las políticas y de los servicios públicos. La lectura positiva de todo esto es que las oportunidades de mejora son enormes.

Precisamente, lo 2.0 es una buena oportunidad de superar esta situación, facilitando que la información fluya, que se tejan redes, y que cambie la cultura organizativa hacia formas más abiertas de funcionamiento. Las personas que estamos en la Administración tenemos la responsabilidad de impulsar este cambio. Pero también es verdad que hay intereses internos que tenderán a dificultar y retrasar cualquier cambio. Al fin y al cabo, la mayoría de las personas que estamos en la Administración pública nos hemos adaptado a una forma de vida laboral que puede que no sea muy gratificante, pero nos resulta cómoda.

La gran aliada del cambio en la Administración pública es la propia sociedad, porque la Administración pública sigue a la sociedad como la sombra al cuerpo. Por eso, en la medida que los valores y las herramientas 2.0 sean asumidos de forma extensa en la sociedad, serán adoptados también en las administraciones públicas. Este proceso podría verse facilitado y acelerado por la acción de personas pioneras que impulsen el cambio desde dentro de las administraciones. Supongo que, a lo largo de este curso, habrá ocasión de hablar de los «funcionarios hackers».

Rapidez, coste y fiabilidad

Las empresas se ven obligadas a extremar su eficiencia para poder competir en un mundo global. Seguramente, en el caso de las administraciones públicas no habría que interpretar este factor de forma idéntica, porque las administraciones nunca han sentido la presión de la competencia. Pero tampoco pueden permanecer ajenas a una realidad en la que los cambios se aceleran, los recursos son cada vez más escasos y el nivel de las exigencias ciudadanas son crecientes.

El funcionamiento de la Administración pública y, en particular, el proceso de toma de decisiones es desesperantemente lento. Cuando la realidad sobre la que opera la Administración cambia a una velocidad cada vez mayor esta forma de funcionar se vuelve cada vez más obsoleta. Podríamos decir que la Administración decide y actúa sobre realidades que ya no existen. Se cubren puestos de trabajo que hacían falta hace 5 años y se convocan subvenciones para atender necesidades del año pasado. En el siglo XXI la vida corre más que todo eso.

Algo parecido pasa con los recursos. La Administración actúa como si los recursos no fueran un bien escaso. Ah! Se presupuestaron el año pasado y ahí están las partidas para disponer de ellas cuando haga falta. Y si se acaba el año y no ha hecho falta, ya nos las ingeniaremos para «que no se pierdan» esas partidas. Además, los costes públicos no compiten con los privados. No importa que el mismo servicio cueste el doble cuando se presta con recursos públicos que cuando se hace desde la iniciativa privada. No importa, pero a ver qué político se decanta la próxima vez por los recursos públicos. ¿No nos estaremos cargando «desde dentro» los servicios públicos?. ¿Alguien se acuerda de la gallina de los huevos de oro?

Y, por último, la Administración no está acostumbrada a ofrecer los servicios personalizados que se demandan cada vez en mayor medida. La oferta pública se parece más bien al café para todos y a las famosas lentejas, que si quieres las comes y si no las quieres las dejas. No parece que estas prácticas encajen muy bien con ese micromarketing que se explica en otro de los factores del documento propuesto en este tema. La Administración está acostumbrada a trabajar para unos destinatarios que son clientes cautivos, cuando no meros «administrados». Y, sin embargo, esos destinatarios son, ni más ni menos, los contribuyentes que pagan para sostener el «chiringuito» público y los votantes que quitan y ponen gobiernos. No sé qué va a pasar el día que se den cuenta.

¿Habría que añadir alguno en especial?

Desde el punto de vista de la Administración, me interesa mucho como se combinan el invidualismo en red, la emergencia, el efecto red y la web social para configurar el espacio público. No sé si falta algún factor o si todo se puede generar por combinación de los factores que están en el texto. En el fondo, las relaciones que se establecen entre los agentes involucrados en la gestión de lo público no dejan de ser una aplicación de la web social, aderezada con algunos ingredientes de los restantes factores. No sé, supongo que ya iremos profundizando en todo esto a lo largo del curso.

¿Quizás consideras que no son pertinentes algunos de los que se citan en el texto?

Unos factores me parecen más sugerentes que otros, pero considero que todos son pertinentes.

  1. 07/04/2009 a las 13:39

    Sobre la web social, hay que decir que empieza a haber numerosas experiencias en el ámbito de lo público, tal como demostró recientemente Davis Osimo en su workshop para la Comisión Europea, hasta el punto de que ya no me atrevo a actualizar la lista de nuestro wiki.
    Pero, por supuesto, estamos muy lejos del uso que le da la ciudadanía. Pero, atención, este empieza a ser un falso problema. Ya existe una gran cantidad de creación de valor público en la red. ¿La Administración debería ser quien proveyera ese valor público? Esa es otra pregunta, que enlaza con lo de «La Administración hueca».
    El caso es que se está creando valor público de manera p2p y eso es bueno para todos. Nuevamente, es el momento de decir que la Administración debe tomar un papel subsidiario y coordinador respecto de ese servicio público entre pares, ayudando a estimularlo y no a capitalizarlo, ni a controlarlo.

  2. 07/04/2009 a las 10:00

    @drjordan: me alegro de volver a verte por aquí. Los funcionarios somos un colectivo que sufrimos directamente las ineficiencias de la Administración y deberíamos ser más activos para promover el cambio. Hacen falta muchos «funcionarios hackers». Lo que pasa es que en este río revuelto de la Administración, cada uno se ha buscado su acomodo (como el tunicado) y el que más y el que menos se conforma con lo de «virgencita, que me quede como estoy».
    @Julen: pones el dedo en la llaga, pero también habrá que dejar algo para las próximas tareas ;-).
    A bote pronto y sin enrollarme:
    La rapidez no debería estar demasiado reñida con las garantías. Por ejemplo, en el caso que citas de la Justicia, no hay nada que ofrezca menos garantías que una justicia lenta.
    Sobre el uso de la web 2.0 en la Administraciones recopilamos ejemplos en su día, pero es verdad que son pocos y deshilachados.
    Sobre el tema de la pasta, la Administración no gestiona con la lógica de la racionalidad económica. Su cuenta de resultados se mide, más bien, por centímetros cuadrados de repercusión mediática.
    Ya ves, estamos de suerte, hay grandes oportunidades de mejora.

  3. 07/04/2009 a las 05:32

    Iñaki, pueden ser dos factores de relevancia, no cabe duda. Pero desde luego da la impresión de que «rapidez» es algo alejado de un sistema garantista, ¿no? Me acuerdo de la justicia, por ejemplo. Respecto a la web social, ¿cuál es su implantación real?, ¿qué porcentaje de ayuntamientos usan alguna herramienta de la web social en su quehacer diario? No me refiero a blogs de fachada, sino a uso cotidiano. ¿Tenemos datos al respecto?
    Quizá quepa considerar cómo el hecho de que la ciudadanía esté usando esos medios (hasta cierto punto) afecta a la Administración. Seguramente que la estadística de uso es mayor en la ciudadanía que en la Administración. ¿Por qué eso es así?
    Por otra parte, ¿hay que gastar todo el dinero de un presupuesto? ¿Es esta una lógica al margen de la lógica de un mundo sostenible? ¿Hay que gastar porque tenemos dinero aunque no haga falta?

  4. 06/04/2009 a las 23:22

    llevo más de un mes totalmente «out»… me ha encantado ver, en el primer post que leo de la ingente cantidad de mi reader la alusión a los «funcionarios hackers»… espero poder volver pronto…
    Por cierto, magnífica reflexión!! La verdad es que casi no me atrevo a realizar ninguna aportación. Solo echo en falta una referencia más firme a la necesidad de estrechar los lazos entre las propias Administraciones Públicas (una red social inter-administrativa??)… En este tiempo «out» de mi vida 2.0 he tenido oportunidad de participar en un par de encuentros de benchmarking en estado puro. En mi opinión, con el entorno cada vez más cambiante, esto se irá haciendo cada vez más necesario, y las tecnologías, encabezadas por la web 2.0, podrían facilitar y hacer más eficientes el necesario intercambio de experiencias.

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