[Modelo LUDO] Tercer escalón: delegación
En este post vamos a construir el último piso del modelo LUDO sobre el eje “nivel de apertura”. Sobre los escalones 0.información y 1.consulta, presentamos el escalón 2.delegación.
La delegación se produce, en un ámbito concreto, cuando se devuelve el poder y la responsabilidad a la ciudadanía. Si el escalón “consulta” funciona con lógica de conversación, la delegación funciona con lógica de red distribuida. Los poderes públicos pierden su papel jerárquico y deben reconvertirse en cuidadores de redes, cuyo papel es, por una parte, ayudar a que la red viva y crezca y, por otro, transportar la llama del conocimiento entre diferentes zonas de la red, haciendo que las experiencias de unos sean aprendizaje para otros.
Tal como explicaba Iñaki en un post de 2007, recogiendo ideas de David de Ugarte:
[…] la red distribuida es una red de iguales, en las que cada nodo decide sobre si mismo, pero no puede decidir sobre los demás. Aquí la toma de decisiones no es binaria, de “sí” o “no”, sino “en mayor o menor medida”. Alguien propone y se suma quien quiere. Este sistema se llama pluriarquía […].
Las cuestiones fundamentales de la delegación en nuestro ciclo de políticas públicas son las siguientes:
[Fase: evaluar políticas] Rating ciudadano
El rating ciudadano es uno de los ejemplos en que la ciudadanía toma en sus manos la evaluación de las políticas o los servicios públicos, sin esperar a que la Administración le conceda ese papel. Un ejemplo conocido es “rate my hospital”-o, también, «rate your hospital food«-, donde los pacientes y familiares están evaluando diferentes características de los hospitales irlandeses, creando así una contraimagen a las evaluaciones oficiales como HSE HealthStat. La buena noticia es que la sanidad irlandesa está integrando esta evaluación como parte de su sistema. En la evaluación encontraremos los casos más frecuentes de delegación, pero no tanto por iniciativa de la Administración como por activismo ciudadano.
[Fase: definir la agenda] Agenda ciudadana
Nada más natural que dejar a la ciudadanía la definición y priorización de los problemas a abordar. Sin embargo, la delegación de la agenda es muy complicada salvo en entornos locales, que es donde encontraremos ejemplos al estilo de los presupuestos participativos. Es interesante que la delegación de la agenda vaya acompañada de cierta delegación en la fase de implantación, para evitar modelos poco corresponsables –en algún momento lo hemos llamado “modelo restaurante”- donde el papel de la ciudadanía se limita a pedir, sin implicación en el hacer.
[Fase: diseñar políticas] Decisiones delegadas
Permitidme que asome aquí la palabra “decisión”, entendiendo que en lógica de red distribuida la toma de decisiones es un asunto más de diseño compartido que de referenda. El problema de delegar las decisiones a la ciudadanía estriba en quién sea el agente que las implante. Si la ejecución va a quedar en manos ciudadanas, puede ser una buena idea dejar también en esas manos el diseño. En cambio, es contraproducente dejar en manos exclusivamente ciudadanas el diseño de políticas a implantar por la Administración, ya que deja fuera de la toma de decisiones a los trabajadores públicos. Este es el momento de decirlo: un modelo de Gobierno abierto debe abrirse en primer lugar hacia dentro, convirtiendo a la Administración en una institución que funciona internamente con reglas más democráticas. Dicho de otra forma: la tierra, para el que la trabaja. O a la inversa, quien la propone, se la come.
[Fase: hacer | implantación] Corresponsabilidad
Cuando la ciudadanía tiene el poder de ejecutar una parte de las políticas tiene la responsabilidad de llevarlas a cabo. Es como el caso de Raúl en Alemania, al que le ha sorprendido aprender que es su obligación limpiar la nieve de la acera de su casa. En un momento de radical disminución de recursos públicos, la corresponsabilidad deja de ser una opción, para pasar a ser una necesidad. Alguien que lo ha visto bien es Rafael Bengoa, con su política sanitaria basada en la corresponsabilidad y la autonomía de los pacientes. Claro que no hay que olvidar el principio de subsidiaridad: la Administración siempre tiene la responsabilidad de actuar allá donde no llega la ciudadanía.
Las políticas de datos abiertos (open data) son un caso de delegación en la fase de implantación. Esto es, son una aplicación del principio de colaboración. Los datos son materia prima que la Administración libera para que la ciudadanía genere valor público –en forma de servicios, de investigación, de noticias, de transparencia- que contribuya al bienestar social.
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