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e-Participación en el proceso de paz
El Lehendakari apeló a la participación directa de la sociedad vasca en el proceso de paz en el Pleno del Parlamento Vasco del Debate de Política General, celebrado el pasado mes de septiembre. En su discurso ya anunció que «se utilizarán las nuevas tecnologías de la información para establecer un instrumento de participación de toda la ciudadanía vasca, sin barreras políticas, sin limitaciones territoriales y sin exclusiones sociales«.
Hoy nos hemos enterado por el blog de la Asociación Internet Euskadi de que ya se ha activado el dominio www.konpondu.net, en el que de momento se ha colgado un formulario para recoger la opinión de los internautas sobre los medios de participación que consideran idóneos. No parece que haya comenzado aun la difusión pública de esta iniciativa, ya que no se hace referencia alguna a ella ni en la web del Lehendakari ni en la de Lehendakaritza. Suponemos que la difusión de este nuevo canal de participación tendrá lugar en los próximos días.
Esta iniciativa va a merecer, sin duda, nuestra atención. ¡Ojalá sirva de aprendizaje para aplicar después estos mecanismos de participación a ámbitos más cotidianos de la actividad pública!
Actualización (2/11/2006): pues no había encontrado la página, pero sí que hay una reseña en la web del Lehendakari a konpondu.net. Así que, aunque sea desde el otro lado del charco y con eco en «páginas interiores» de la web, la difusión de esta iniciativa de e-Participación ya ha comenzado. ¡Que lo sepáis!
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e-Participación
El tema da mucho de sí, como puede comprobarse por todo lo que se ha escrito sobre el uso de las nuevas tecnologías para facilitar la participación ciudadana en los asuntos públicos, lo que algunos han bautizado como e-Democracia. Sin embargo, las experiencias prácticas en esta materia son bastante menos numerosas que los artículos y las reflexiones teóricas, y los resultados obtenidos no siempre han sido todo lo satisfactorios que se esperaba.
Las ideas que se apuntan en este post son poco más que un guión sobre los aspectos de la participación electrónica que, desde mi punto de vista, habría que debatir y desarrollar para elaborar las bases teóricas mínimas sobre las que construir la e-Participación.
Por los ciudadanos hackers
Contiene diez principios, que suscribo. Los copio íntegros:
La metáfora de un gobierno no gubernamental
Esta reflexión viene inspirada por Joan Prats i Catalá, un autor que me dispara la imaginación. Os aseguro que eso no es nada común en las lecturas sobre administración pública. (Como ves, Julen, he empezado a minuscular la administración, desobedeciendo a la R.A.E.).
Tipos de participación y de no participación
He aquí que, limpiando de ficheros el escritorio, he dado con una de las fuentes que, inadvertidamente, formó parte de mi artículo «Ascendiendo la escala de la participación ciudadana”, el tercero de la tetralogía “No hay buen gobierno sin buenos ciudadanos”. Ya que en su momento no le hice justicia, se la hago ahora y espero que también vosotros, porque es un material de primera.
No hay buen gobierno sin buenos ciudadanos (y 4)
Llevo tres posts (1, 2 y 3) escribiendo sobre los buenos ciudadanos y todavía no he explicado qué son los ciudadanos buenos. Quienes habéis seguido la serie habréis deducido que la virtud ciudadana tiene que ver con la participación, con el trabajo para la comunidad, con una ética cívica. Pero desde que Pekka Himanen escribió su libro “La ética del hacker”, tenemos nombre para ese ideal que estamos buscando. No hay buen gobierno sin ciudadanos hackers.
Si bien la definición estándar de hacker es “persona que se dedica a programar de forma entusiasta” y que cree que “poner en común la información constituye un extraordinario bien”, el propio Jargon File especifica que un hacker puede ser también “un experto o entusiasta de cualquier tipo”. Uno puede ser un astrónomo, un damasquinador, un dibujante de cómics, un funcionario o un consultor… y ser un hacker. En este sentido, para ser hacker no es necesario pasarse la vida delante de una pantalla y alimentarse de rosquillas y bebidas con cafeína.
Himanen divide su análisis de la ética hacker en tres planos: la ética del trabajo, la ética del dinero y la ética de la red. En el caso del ciudadano hacker, haremos algunas adaptaciones.
No hay buen gobierno sin buenos ciudadanos (3)
En este blog hemos dedicado fragmentarios esfuerzos a ir bosquejando modelos, que nos ayudan a ir visualizando cómo podría ser esa utopía posible a la que llamamos Administraciones en red. Ahora, en cambio, estoy buscando modelos de una ciudadanía virtuosa (ver 1 y 2). Podría parecer que encuentro tan complicado transformar la Administración que prefiero intentar transformar a los ciudadanos. ¿He cambiado de bando? Nada de eso. No hemos cambiado de proyecto, sino que estamos abordándolo de manera más sistémica. No existe buena administración sin buen gobierno y no existe buen gobierno sin buena ciudadanía. También valen otras combinaciones de los tres elementos.
En nuestra modesta escala, estamos contribuyendo a la conversación acerca de algunas cosas 2.0. Además de lo cansadas que resultan estas modas a partir de las primeras mil repeticiones, con estos bautizos precipitados corremos el peligro de devaluar nuestro empeño. Una vez más, la tecnología puede ser usada, como en El Gatopardo, para que todo cambie sin que cambie nada. Sería muy triste que, al final, para ser un político 2.0, una administración 2.0 o un ciudadano 2.0, bastara con tener un blog. Julen Guerrero, ¿futbolista 2.0? Seamos más exigentes, por favor.
Con esta exhortación a la exigencia en mente, vuelvo a mis disquisiciones sobre la buena ciudadanía. Ya hemos dicho que la palabra clave es participación. Pero, ¿a qué se está llamando participación ciudadana? ¿En qué se está concretando?
Nuevas formas de organización ciudadana
Uno de los valores que propugnamos en Administraciones en red es el de la participación. Sin poner en duda que la representación democrática, en nuestro sistema político, la ostentan los partidos, hay que reconocer que existen también otros canales para que la ciudadanía pueda participar en la cosa pública. Elkarri ha sido un eficaz canal de activismo ciudadano, un auténtico laboratorio de participación.
Entre los objetivos de la transformación de Elkarri en Lokarri se encuentra el de construir un nuevo modelo de organización y funcionamiento:
“La forma de organización que adopta Lokarri quiere adaptarse a los modos de vida, los hábitos de relación y comunicación, y a la cultura organizativa y de activismo social de nuestro tiempo, caracterizados por su versatilidad, inmediatez y funcionamiento en red”.
A buen seguro que Lokarri servirá también como experimento de acción social, utilizando en este caso las posibilidades que la tecnología ofrece para la organización ciudadana, contribuyendo así a configurar la ciudadanía 2.0 del siglo XXI, esa buena ciudadanía necesaria para el buen gobierno.
No hay buen gobierno sin buenos ciudadanos (2)
Una ciudadanía cívica
Joan Prats, en su excelente “De la burocracia al management, del management a la gobernanza”, cita esta terrible frase de Rousseau:
“Los ingleses se creen libres, pero se equivocan, porque sólo lo son durante las elecciones de los miembros del Parlamento; desde que éstas terminan vuelven a ser esclavos, no son nadie. Y en el corto tiempo de su libertad el uso que de ella hacen bien merece que la pierdan”.
Precisamente en el momento en que la democracia ha triunfado como el menos malo de los sistemas existentes y, por tanto, como el único aceptable, los habitantes de la mayor parte de las democracias actuales sentimos algo de esta desazón roussoniana. Enrique Dans escribe que todos los partidos emiten un mismo mensaje electoral: “Una vez que tengo tu voto, ya tengo todo lo que quería de ti. Ahora, cállate y no molestes”.
Como bien señala Joan Prats, se nos ha vendido la democracia liberal como la única forma de democracia, pero se está encontrando “con muy serios problemas de legitimación, los cuales no proceden tanto de su incapacidad de producir desarrollo cuanto de la inadecuación de sus instituciones y prácticas a los anhelos y valores de gran parte de la ciudadanía de nuestro tiempo”.
No hay buen gobierno sin buenos ciudadanos (1)
Aunque este blog nació para el diálogo sobre la Administración pública, se ha ido cargando de artículos sobre la política y los políticos, sobre el gobierno y la gobernanza. Es natural. Por más que la administración y la política sean dos cosas diferentes, no pueden entenderse la una sin la otra.
Si hubiera que sintetizar en un solo concepto qué será esto de las Administraciones en red, esa palabra sería participación. Por lo tanto, estamos tras la pista de un modelo en el que la ciudadanía intervenga activamente en la toma de decisiones sobre los asuntos que le afectan; a saber: todos. Quien tenga práctica en las asambleas universitarias, en las reuniones de la comunidad de vecinos, quien sea socio compromisario de un club de fútbol, dejará horrorizado de leer este post y este blog ahora mismo. No hay nada tan frustrante como las experiencias habituales de toma de decisiones colectivas. Pero quien haya participado en la creación de software libre, en la actualización de la wikipedia o también en actividades tradicionales de voluntariado, de la a del auzolana a la z de la zofra, puede dar fe de que también existe the sunny side of the street.





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