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Conectividad, contenidos y copyright
Vía Apuntes de Diario de Gestión, el blog de Eduardo Betas, he conocido un interesante artículo de Michael Geist, profesor de derecho de Internet en la Universidad de Ottawa.
Tomando como base la designación, por parte de la revista Time, como persona del año a los usuarios de Internet: «Usted es la Persona del Año”, Michael Geist reflexiona sobre lo que pueden hacer los gobiernos para contribuir a que la ciudadanía obtenga el máximo provecho de la red.
El resultado de su reflexión se resume en el eslogan marketiniano de las tres C’s: conectividad, contenidos y copyright.
Está claro que el primer paso para que los ciudadanos participen activamente en Internet es que dispongan de la mayor y mejor conectividad posible. Es necesario que los gobiernos promuevan el acceso universal de banda ancha a Internet.
La segunda cosa que pueden hacer los gobiernos es mejorar el acceso de la ciudadanía a los contenidos que ellos generan, controlan o financian, como, por ejemplo, estableciendo el acceso abierto a las investigaciones financiadas con fondos públicos o incentivando modelos de “open business” para la publicación de libros o la producción televisiva.
Y la tercera, en la misma línea, regular de forma más blanda el copyright, sobre la idea de que «el excesivo control sobre los copyrights y otras formas de propiedad intelectual puede limitar la capacidad del dominio público para incorporar innovaciones creativas de interés social a largo plazo”.
Como veis, la conclusión de Geist es una idea que está en la base de la filosofía de la comunidad de Aprendices: compartir el conocimiento.
La jornada de un gobernante
He recurrido a “La nueva organización del desgobierno” de Alejandro Nieto, para inspirarme sobre los elementos inhabilitadores del buen funcionamiento de la Administración Pública. El resultado ha sido una auténtica sobredosis. Iré comentando los que me parecen más relevantes.
Comienzo con la jornada del gobernante. Según Alejandro Nieto, a los gobernantes la jornada se les va en reuniones, visitas, llamadas telefónicas y comidas de trabajo, de forma que apenas les queda tiempo para la reflexión. En su opinión, se trata de una vida dura y sacrificada para él y para su familia, pero inútil para la Administración y la ciudadanía. Lo que le lleva a concluir: “En las áreas del poder no se piensa: se improvisa”.
Esta reflexión de Alejandro Nieto me ha recordado un comentario de Alfons Cornella en el que afirma: “No nos atreveríamos a decir, bajo ningún concepto, “no tengo tiempo para trabajar”, o “no tengo tiempo para reuniones”, o “no tengo tiempo para comidas largas”. Pero no tengo tiempo para leer, o para aprender, o para ver, está socialmente bien visto”. Y concluye: “Trabajo, luego no aprendo”.
Para Nieto el elemento sacrificado por la falta de tiempo es la reflexión, para Cornella el aprendizaje.
Juzgue el lector lo que haya de cierto en estas reflexiones y, de ser así, la importancia y consecuencias de estas actitudes.
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Una reflexión sobre el teletrabajo
Javier Cuchí, alias El Incordio, a la sazón funcionario de la Generalitat de Catalunya, es algo así como el IVÁ de los blogueros. Recientemente ha escrito esta reflexión acerca del teletrabajo en la función pública. Como todo lo que escribe Javier, no deja indiferente. También hace referencias a la incentivación de los trabajadores públicos, de manera que lo incluyo en el debate que ha iniciado Iñaki aquí y aquí.
En este blog, hemos tratado el teletrabajo en estos dos posts:
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Más allá de la flexibilidad horaria
Estoy leyendo «El fin de semana de siete días«, de Ricardo Semler, mi empresario-gurú favorito. Es un tipo de grandes ideas y pequeñas teorías, ya que su interés consiste en ponerlas en práctica, sin miedo de navegar contracorriente. Me está resultando un libro casi pornográfico: muestra una realidad ardientemente deseable, pero que, de momento, queda fuera de mi alcance. Semler ya había aparecido en algún post, y algún día tal vez le dedique uno en exclusiva, pero ahora sólo quiero utilizar el título del libro y la idea básica que plantea: acabar con el horario laboral.
Urbanizar el tiempo
Y haciéndolo, he encontrado un artículo de Alfons Cornella titulado «Neotiempo: Urbanización del tiempo». Al verlo, he recordado un post anterior en el que Alberto nos contaba a qué dedica su tiempo.
Por eso me he animado a escribir este post, siendo consciente, sin embargo, de que es dificil aportar algo mínimamente original sobre este tema. Pero, al fin y al cabo, el tiempo es lo único que tenemos. Así que, siempre puede merecer la pena dedicar algún tiempo (valga la contradicción) a reflexionar sobre cómo conviene emplearlo.
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