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El cambio no se gestiona, se sueña
El gran Drucker, en uno de sus aforismos de gurú, dijo que “el cambio no se gestiona, se lidera”. El propio autor se desdice un tanto cuando afirma que “la cultura se come a la estrategia para el desayuno”. Esta visto que los gurús tienen frases para todo.
Por lo tanto, no está tan claro que el cambio se pueda liderar, en el sentido en que solemos entender la palabra liderar. Se puede acompañar, documentar, facilitar, alimentar. Se pueden abrir puertas por si quiere usarlas y limpiar estancias para que las encuentre más acogedoras. O, más frecuentemente, se puede usar un enfoque paradójico, oponiendo una resistencia que deseen vencer, como cuando se le dice a alguien “apuesto a que no eres capaz de hacer esto”.
Jornada sobre intraemprendizaje público en Bilbao: ¡apúntate!
Como cada año, llega la Semana Europea de la
Calidad Gestión Avanzada, plena de jornadas interesantes. Este año Bilbao Ekintza tiene reservado un espacio, que ha decidido dedicar a un asunto del máximo interés: el intraemprendizaje público.
Datos de la jornada:
- Título: Innovar y emprender: Intraemprendizaje para crecer, desde lo público
- Fecha y hora: jueves 29 de octubre de 2015, de 15:30-17:30
- Lugar: Palacio Euskaduna – Avda. Abandoibarra, 4 (Sala E) Bilbao
- Inscripción: Gratuita > Pincha aquí
- Ponentes:
- Alberto Ortiz de Zárate @alorza
- Guillermo Yáñez @G_Yanez
- Mentxu Ramilo @mentxu09
Cuando hablamos de intraemprendizaje público, hablamos de una realidad: la de tantas personas al servicio de lo público que intentan transformar sus organizaciones para generar mayor valor. Hablamos también de una posibilidad: la de estructurar las organizaciones de manera que se potencia la libre búsqueda del valor por parte de las personas.
Modelo de innovación pública: la ruta del intraemprendizaje
En mi último post os comprometía a ayudarme en la elaboración de un modelo de innovación pública centrado en las personas y orientado al cambio. En este post vamos a reformular el esquema y a profundizar en el primer nivel del modelo.
Nuestro esquema se construye actualmente a partir de dos ejes:
EJE X: El camino de la innovación: actitud – conocimiento – innovación
- Elemento finalista («lo que de verdad importa») = valor público
- Elemento conductor («mantra a recitar») = apertura
La innovación se contempla como el momento de la verdad de un ciclo de movilización social y creación de conocimiento compartido que eventualmente llega a generar bienes de interés común; esto es, valor público.
El valor público es el faro que debe guiar toda innovación. Los esfuerzos de la Administración deben dirigirse a producir impactos positivos (outcomes) en los beneficiarios de la acción pública. Todo otro objetivo sería secundario.
La apertura sería el nuevo valor cultural a incorporar. Abrir para transparentar, abrir para compartir, abrir para simplificar. La apertura es un requisito para generar conocimiento y confianza mutua.
Que no nos quiten estos funcionarios
Esta mañana he acompañado mi desayuno con la lectura de dos artículos de prensa, ambos acerca de la función pública. Empieza a crearse una corriente de opinión que plantea la reducción del número de funcionarios al mínimo posible, en la creencia de que la Administración pública va a funcionar mejor y con menos costes. Las evidencias sugieren lo contrario, pero hay muchas personas que no van a dejar que la verdad les estropee una buena lapidación.
En El País he leído a J. A. AUNIÓN / ELENA G. SEVILLANO quienes, bajo el título «¿Quién debe ser funcionario?«, adelantan su propia respuesta: «Los puestos vitalicios en la Administración están cada vez más cuestionados / Algunas profesiones requieren esa seguridad, pero no es necesaria en todas.» Estas conclusiones no son evidentes en el desarrollo del artículo, sino que muestran el prejuicio de los autores.
Por lo demás, el artículo es digno y recoge opiniones a favor y en contra. Entre los que quieren descarnar hasta el hueso la función pública, está el Sr. Lasquetty. Viene a decir que los médicos, si son funcionarios o funcionarias, “no tienen incentivos para mejorar su desempeño más allá de la pura motivación altruista”.
Sr. Lasquetty, «la pura motivación altruista» es el motivador más poderoso, mucho más eficaz que los incentivos económicos. Los estudios existentes lo demuestran. Además, la Sanidad pública ha estado funcionando muy bien, en términos de coste-efectividad y en aceptación popular. ¿Para qué la quiere demoler? Ya sabemos para qué, ¿verdad?
I Foro de Intraemprendizaje Público en el INAP
Por encargo de la maestra, este lunes estuve viendo con mi hijo la película «El reino de los cielos«, de Ridley Scott. Un resumen: 3 horas de cortar cabezas. El momento álgido de la trama llega cuando Balian, el prota, se ve en la tesitura de liderar la defensa de Jerusalén con sólo un puñado de cruzados contra el ingente ejército sarraceno. En la Jerusalén de entreguerras, junto con los cruzados, vive una numerosa población que jamás ha empuñado un arma. Balian toma la crucial decisión de armar caballero a todos estos hombres del pueblo llano. De esta manera, su capacidad de resistencia crece hasta el punto de resistir los ataques de Salah al-Din y poder negociar la supervivencia de su pueblo.
Pues bien, el propósito del intraemprendizaje es nombrar caballeros y caballeras a todas las personas que trabajan en el sector público. Darles libertad y responsabilidad para renovar lo público mediante las armas de la innovación.
De esto hemos estado hablando esta mañana en la sede del INAP en Madrid, en el marco del I Foro Intraemprendizaje en la Administración Pública. Me ha tocado moderar un panel de auténticos caballeros, en los dos sentidos: en el de luchadores de la innovación pública y en el más evidente de ser todos varones.
Recuperar el talento: el retorno del intraemprendedor público
Mi tercer artículo para el blog de esPublico trata sobre esas mujeres y hombres que no dan las cosas por sentadas y se empeñan en aplicar la creatividad a la mejora de su entorno laboral, a los que se ha dado en llamar «intraemprendedores públicos».
Estas heroínas, estos héroes, no reciben condecoraciones. Una de las conclusiones del I Encuentro Nacional de la Blogosfera Pública fue que la vida del intraemprendedor público es muy achuchada. La mayor parte de los relatos muestran a una persona que enfrenta su pulsión innovadora a una organización que primero le regaña, después le aísla y termina por soportarle con condescendencia.
Como resultado, lo mejor de la innovación pública ha emigrado. ¿A dónde? A los blogs, a los congresos, a los manifiestos, a las redes sociales, a los cursos de verano. En todo caso, al exterior de las organizaciones donde no se les ha dado cariño. Y, sin embargo, ahí siguen, robando horas de sueño para escribir acerca de la nueva ley de transparencia o para proponer mejoras en una web municipal. Debatiendo, aprendiendo, emocionándose con la red de insensatos que comparten su pasión. Dedicando días de permiso a acudir a eventos que no puntúan para su carrera administrativa.
Es el momento de recuperar a las y los innovadores públicos. No están los tiempos como para despilfarrar capital intelectual y relacional.
Creo que encontraréis algunas pistas en el libro que he publicado recientemente: «Intraemprendizaje público: por una Administración innovadora y abierta«.
>> Acceso al artículo <<
Discrepando en torno a la figura del directivo público profesional
El último post de Iñaki Ortiz merecía un comentario, pero me ha salido tan largo que lo he convertido en este post:
Sobre la figura del directivo público, soy bastante más escéptico que la mayoría de vosotros. Digamos que coincido en el diagnóstico (no puede ser que venga a dirigir un área alguien sin una mínima experiencia en la materia / es una pérdida de talento ligar el cambio de directivos a la alternancia partidista), pero no tengo clara que esta sea la solución.
La figura del directivo público se suele resolver mediante la carrera administrativa del funcionariado. En la AGE tienen un cuerpo de TACs para desempeñar funciones de directivo público y no parece que haya sido la mejor solución -a menos que seas Sir Humphrey.
Es cierto que se puede pensar en un modelo más flexible, que combine capacidades de dentro y de fuera de la Administración, y que se soporte en procesos de selección y evaluación. Tampoco me parece la panacea, la verdad. Es cierto que algún tipo de requisitos para la selección sería una medida importante, pero la selección no hace milagros (lo digo como experto en RRHH) y la evaluación, en este contexto, solo serviría como válvula de escape para poder quitar del puesto a quien lo esté haciendo muy mal.
¿Qué propongo, entonces? La vía más sencilla:
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