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Lean Public Management: una propuesta de adaptación
Mi anterior artículo sobre principios Lean aplicados a los servicios públicos ha suscitado un estupendo debate en la red NovaGob. Algunos de los intervinientes defienden que no es posible aplicar «Lean» a la Administración pública, porque no se mueve en un contexto de competencia empresarial. Bien, esa no es la única diferencia entre lo privado y lo público, por eso es tan importante adaptar los modelos y herramientas a lo público. La pista para hacerlo bien suele ser entender el concepto de valor público, donde la equidad suple a la competencia.
En este artículo voy a formular mi propia propuesta de adaptación de los principios Lean a la reforma de la Administración pública. Advierto que aquí hablo de «Lean Management», esto es, de principios «Lean» en la gestión, no de «Lean Production» o «Lean Services». Por lo tanto, se trata de eliminar todo lo que no añade valor en la gestión pública.
Modelo de innovación pública: la ruta del intraemprendizaje
En mi último post os comprometía a ayudarme en la elaboración de un modelo de innovación pública centrado en las personas y orientado al cambio. En este post vamos a reformular el esquema y a profundizar en el primer nivel del modelo.
Nuestro esquema se construye actualmente a partir de dos ejes:
EJE X: El camino de la innovación: actitud – conocimiento – innovación
- Elemento finalista («lo que de verdad importa») = valor público
- Elemento conductor («mantra a recitar») = apertura
La innovación se contempla como el momento de la verdad de un ciclo de movilización social y creación de conocimiento compartido que eventualmente llega a generar bienes de interés común; esto es, valor público.
El valor público es el faro que debe guiar toda innovación. Los esfuerzos de la Administración deben dirigirse a producir impactos positivos (outcomes) en los beneficiarios de la acción pública. Todo otro objetivo sería secundario.
La apertura sería el nuevo valor cultural a incorporar. Abrir para transparentar, abrir para compartir, abrir para simplificar. La apertura es un requisito para generar conocimiento y confianza mutua.
Un modelo de innovación pública centrado en las personas
En mi actual reencarnación como profesional in(ter)dependiente a lomos de la plataforma alorza.net, estoy recibiendo un buen número de requerimientos para organizar y poner en práctica esto que llamamos «innovación pública«. Voy a utilizar este blog para ir dibujando un modelo conceptual donde representar el dominio de la innovación pública. Aunque esta sea un fenómeno multidimensional, me parece importante concentrar la mirada en un hilo conductor -o unos pocos- que enhebre los esfuerzos. Ese hilo conductor nunca será la tecnología -la tecnología nos dará cómos, pero no porqués, ni para qués– sino más bien un trenzado social y cultural formado por estos elementos:
ELEMENTOS FINALISTAS = «lo que de verdad importa»
- Las personas. Siempre se dice que las personas son lo más importante, pero rara vez se cumple. En este modelo, sí.
- Valor público. Innovación que genere progreso, bienestar, bienes comunes.
VALORES CONDUCTORES = «el mantra que hay que recitar»
- Apertura. Abrir para transparentar, abrir para compartir, abrir para simplificar.
- Colaboración. Aprovechar la inteligencia y el trabajo en red con personas de dentro y fuera.
Por lo tanto, el resto de variables del modelo de innovación pública se pondrán al servicio de estos cuatro elementos centrales.
Estoy trabajando un primer esquema a partir de dos ejes: Leer más…
I Foro de Intraemprendizaje Público en el INAP
Por encargo de la maestra, este lunes estuve viendo con mi hijo la película «El reino de los cielos«, de Ridley Scott. Un resumen: 3 horas de cortar cabezas. El momento álgido de la trama llega cuando Balian, el prota, se ve en la tesitura de liderar la defensa de Jerusalén con sólo un puñado de cruzados contra el ingente ejército sarraceno. En la Jerusalén de entreguerras, junto con los cruzados, vive una numerosa población que jamás ha empuñado un arma. Balian toma la crucial decisión de armar caballero a todos estos hombres del pueblo llano. De esta manera, su capacidad de resistencia crece hasta el punto de resistir los ataques de Salah al-Din y poder negociar la supervivencia de su pueblo.
Pues bien, el propósito del intraemprendizaje es nombrar caballeros y caballeras a todas las personas que trabajan en el sector público. Darles libertad y responsabilidad para renovar lo público mediante las armas de la innovación.
De esto hemos estado hablando esta mañana en la sede del INAP en Madrid, en el marco del I Foro Intraemprendizaje en la Administración Pública. Me ha tocado moderar un panel de auténticos caballeros, en los dos sentidos: en el de luchadores de la innovación pública y en el más evidente de ser todos varones.
Recuperar el talento: el retorno del intraemprendedor público
Mi tercer artículo para el blog de esPublico trata sobre esas mujeres y hombres que no dan las cosas por sentadas y se empeñan en aplicar la creatividad a la mejora de su entorno laboral, a los que se ha dado en llamar «intraemprendedores públicos».
Estas heroínas, estos héroes, no reciben condecoraciones. Una de las conclusiones del I Encuentro Nacional de la Blogosfera Pública fue que la vida del intraemprendedor público es muy achuchada. La mayor parte de los relatos muestran a una persona que enfrenta su pulsión innovadora a una organización que primero le regaña, después le aísla y termina por soportarle con condescendencia.
Como resultado, lo mejor de la innovación pública ha emigrado. ¿A dónde? A los blogs, a los congresos, a los manifiestos, a las redes sociales, a los cursos de verano. En todo caso, al exterior de las organizaciones donde no se les ha dado cariño. Y, sin embargo, ahí siguen, robando horas de sueño para escribir acerca de la nueva ley de transparencia o para proponer mejoras en una web municipal. Debatiendo, aprendiendo, emocionándose con la red de insensatos que comparten su pasión. Dedicando días de permiso a acudir a eventos que no puntúan para su carrera administrativa.
Es el momento de recuperar a las y los innovadores públicos. No están los tiempos como para despilfarrar capital intelectual y relacional.
Creo que encontraréis algunas pistas en el libro que he publicado recientemente: «Intraemprendizaje público: por una Administración innovadora y abierta«.
>> Acceso al artículo <<
Proyectos ágiles para la innovación pública
Mi segundo artículo para el blog de esPublico trata sobre un elemento de gestión aún poco frecuente en nuestras Administraciones: la introducción del agilismo, en los proyectos de innovación e incluso como modelo más general de gestión.
En él, además de plantear la ventajas del enfoque agile, me hago eco de las buenas prácticas del Ayuntamiento de Vitoria-Gasteiz en ese sentido y también de los pinitos que hicimos algunos en el Gobierno Vasco, que fueron incluso materia de debate en el Parlamento Vasco.
Los procesos de innovación, como los platos de la cocina moderna, precisan de tiempos de cocción cortos. Precisan, además, de sistemas de colaboración masiva, especialmente entre el equipo de desarrollo y el cliente del proyecto. Scrum, y el resto de metodologías ágiles, son la respuesta más adecuada.
Aprovecho para recomendar, también aquí, el libro de Angel Medinilla, “Agile Management”. Inspirador para cualquier directivo/a público, jefe de proyectos o, simplemente, persona con inquietud.
>> Acceso al artículo <<
Innovadores Públicos: compromiso y comunidad
El «Club de Innovadores Públicos» es una comunidad que se constituye con el impulso del Club de Innovación -esto es, con el entusiasmo de Miguel de Bas. Su misión es hacer compatibles los factores «innovación» y «sector público«. Buena parte de las personas que estamos en esta red conseguimos juntarnos el pasado mes de junio en el I ENCUENTRO NACIONAL DE LA BLOGOSFERA PÚBLICA. Como fruto de las reflexiones de aquel día, y de la actividad en red posterior, acabamos de publicar el «Compromiso del Innovador Público«.
Si te sientes identificado, te animo a que lo suscribas. En cualquier caso, te animo a que lo leas, lo comentes y lo difundas.
Haz efectivo tu compromiso aceptándolo. Puedes hacerlo incorporando tus datos en el
formulario de aceptación creado por Club de Innovación o remitiendo un mail ared@clubdeinnovacion.es con todos tus datos profesionales.
>> ACCEDE AL «COMPROMISO DEL INNOVADOR PÚBLICO«
Pensamiento de diseño con Amalio Rey
La semana pasada participé en un curso sobre “Design Thinking para innovar”, impartido por Amalio Rey.
La crónica de este curso puede enfocarse desde dos planos: el de lo tangible y el de lo intangible. Y, teniendo en cuenta que el Design Thinking puede considerarse una metodología del hemisferio derecho, no es descabellado poner el énfasis en este plano de lo intangible.
Además, creo que los elementos intangibles son los que aportan mayor sedimento para el cambio de cultura que, desde mi punto de vista, la Administración pública necesita como agua de mayo.
No obstante, todos los materiales, tangibles e intangibles, nos vendrán bien para construir esta crónica.
Curso UNED: La Administración ante el reto de la sociedad en red
¿Te apuntas a aprender con nosotros? La UNED ha puesto en marcha la primera edición de un programa de cursos de Formación Continua, uno de los cuales es «La Administración ante el Reto de la Sociedad en Red: Conceptos y Herramientas para un cambio 2.0» .
Se trata de formación con un panel de profesores de primer nivel -al cual tengo el honor de pertenecer- basada en una metodología siglo XXI: por un lado, mediante la técnica de «aprender haciendo», capacita a las personas participantes para que sean capaces de discriminar e interpretar autónomamente a través del estudio individual, el debate on-line y la resolución de casos prácticos basados en el análisis del error; por otro, mediante un aprendizaje social a través del trabajo en red para intercambiar conocimiento. La superación del curso da derecho a la obtención de un título oficial de la UNED de Experto Profesional (20-24 ECTS, aprox. 500-600 horas de dedicación)…. Y todo ello a un precio ajustado.
Cambiar de chip
Este viernes pasado, a la salida de un estupendo concierto de Ara Malikian, me encontré con un viejo amigo que hacía tiempo no veía. En una rápida conversación de esquina de calle nos pusimos al corriente sobre nuestras últimas novedades y, ¡cómo no!, también le dimos un rápido repaso a la actual situación económica y sus consecuencias. Él trabaja en una agencia de noticias y estaba preocupado por el bajonazo de la publicidad. Mi situación parece más segura, a pesar de los recortes en la Administración.
En este punto, como cabía esperar, él tenía su opinión: ¡claro, es que la Administración pública está dimensionada para cuando había que presentar 19 papeles en cada trámite! ¡ahora con la Administración electrónica, seguro que no hace falta tanto personal!
Ahí me dio en la línea de flotación. Con Administración electrónica o sin ella, la mayor parte de las veces hay que seguir presentando los 19 papeles de toda la vida. Bueno, a lo mejor hemos bajado de 19 a 15, gracias a los servicios de interoperabilidad que poco a poco se van poniendo en marcha. Sin embargo, mucho me temo que en la Administración pública seguimos anclados en unos esquemas mentales que nos impiden ir más allá de sustituir algunos certificados en papel por transmisiones de datos entre diferentes administraciones, que tampoco está mal. Pero estoy convencido de que a estas alturas del siglo XXI podríamos y deberíamos plantearnos innovaciones mucho más radicales. A veces pienso que, con gran esfuerzo, conseguimos resolver problemas que solo lo eran para nosotros y nuestros ombligos, pero que muchos de estos presuntos problemas eran imperceptibles para el común de los mortales.
Cada vez me siento más como los ratones del libro «¿Quién se ha llevado mi queso?», concentrados en buscar afanosamente el queso dentro del laberinto, cuando en realidad el principal problema no es que los ratones estén en el laberinto sino que el laberinto está en la mente de los ratones, como dicen en el libro réplica «Yo me he llevado tu queso«. Ya no vale con saber buscar el queso, sino que necesitamos ser capaces de modificar el entorno.
En la Administración pública nos sentimos muy satisfechos cuando conseguimos un pequeño trozo de queso, porque el laberinto del procedimiento administrativo es tan retorcido que cualquier éxito merece ser celebrado como una gran victoria. Flanquear las legiones de guardianes del procedimiento no es para menos.
Algún día los funcionarios públicos nos concentraremos más en los resultados para la ciudadanía que en las formalidades administrativas, y ese día no tendrá, necesariamente, por qué sobrar personal en las administraciones públicas, sino que por fin los profesionales públicos podremos dedicar más tiempo a cuestiones importantes para la gestión de los servicios y las políticas públicas, como la planificación, la evaluación, la rendición de cuentas o la gestión de la participación.
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