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A vueltas con la medición
Julen citaba un meme que él atribuye a Goldratt, «dime cómo me mides y te diré cómo me comporto». La medición introduce, como diría Bateson, una distinción. Construye una cultura. Por ejemplo, si lo único que me mides es el cumplimiento del horario laboral, acabaré por entender que lo único realmente importante es fichar a la hora adecuada.
El valor de los indicadores
Ahora publico éste sobre el valor de los indicadores, inspirado también en comentarios anteriores, rescatando así debates que me parecen interesantes y que ya han sido «enterrados» por el dinamismo vertiginoso del formato blog.
En un comentario al post «Atravesada por la luz», Julen manifestaba su desconfianza con respecto a los indicadores: «Yo no tengo tan claro este tema de objetivos, indicadores y zarandajas cuadriculadas al estilo EFQM».
Escribo este post porque pienso que este debate merece ser recuperado.
Contra corrupción, transparencia
Las peores notas, un año más, se las llevan las instituciones de carácter más político: los partidos. En el cómputo global, las segundas instituciones en el índice de corrupción son los Parlamentos. Preocupante, ¿verdad? Eso sí, en España ocupa el segundo lugar el sector privado, que para eso es el país de la picaresca.
Para qué han servido los fondos europeos
Roc Fages recoge el guante en Goldmundus. Además de mostrar su acuerdo, cita a Joaquín Almunia y a Alberto Navarro, que certifican lo todos sabemos: el fin de la España del subsidio. En un comentario al post, Roc añade algunos datos:
e-Funcionarios
Podríamos entender por tales aquellos que son capaces de utilizar con desenvoltura las nuevas herramientas tecnológicas, pero esa sería una visión muy pobre del tipo de funcionario que requiere una Administración digital plenamente desarrollada.
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Contra la solidaridad territorial
Éste es uno de los momentos en que nace, de bocas interesadas, la expresión “solidaridad territorial”. Más que expresión, se trata de un conjuro mágico contra el que nadie osa, so pena de incurrir en incorrección política. Yo me apoyo en el maestro libertario García Calvo, reincidente en oponerse a lo más sagrado. Ha escrito contra la familia, contra la pareja, contra el hombre, contra la paz, contra la democracia, contra el automóvil, contra sí mismo. Como veo que, pese a la provocación, ha sobrevivido e incluso ha ganado premios nacionales, me atrevo a seguir su senda y clamo contra la solidaridad territorial.
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