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open data, sostenibilidad y servicios abiertos
En un contexto de crisis económica, las políticas de apertura de datos deben encontrar justificación también en su capacidad para mejorar la eficiencia, la eficacia y la economía de las Administraciones públicas. Para ello, hay que poner el foco en la creación de servicios abiertos, codiseñados y cocreados con la ciudadanía.
Open data y sentido común
Cuando en abril de 2009 impartí mi primera charla acerca de la reutilización de la información del sector público, tuve que remontarme a los sumerios para que la audiencia entendiera de qué estaba hablando. En cambio, hoy basta con decir open data para que se me entienda. En menos de cuatro años, ha pasado de arcano a hype.
Como con todo término de moda, ¡cuidado no se nos vaya de las manos! Invoquemos otra vez a los sumerios para recordar que los datos existen desde hace milenios y que el enfoque open trae como novedad las libertades de acceso y uso. Y, aunque el acceso y la reutilización son las claves, no bastan por sí mismas.
El acceso es acceso para algo. Sin embargo, no tiene sentido que la Administración imponga su visión acerca del para qué del acceso a los datos. Los mejores usos de los datos están por descubrir. Por eso, la mejor opción es abrir todo y permitir que los usos emerjan. La Administración debe abrazar un enfoque empírico y adaptarse a los usos que van apareciendo. Esto exige un doble movimiento: Leer más…
e-Procesos
En la Administración, frecuentemente, los procesos coinciden con los famosos procedimientos administrativos, profusamente regulados. Pero no siempre es así. Hay también procesos de prestación directa de servicios que no constituyen un procedimiento administrativo. Como hay, también, bastantes procesos internos que tampoco lo son.
Seguramente, el factor e-Procesos despierta menos expectación y menos morbo que el de e-Politicos, que era el último que habíamos escrito de esta serie. Sin embargo, es un factor clave para el desarrollo de la Administración electrónica, como intentaremos explicar en este post.
En Metro Bilbao saben escuchar
Al hilo de estos textos he recordado mis tiempos de consultor, cuando tuve la oportunidad de conocer por dentro Metro Bilbao, una empresa pública que se ha caracterizado por saber detectar las necesidades de sus clientes y organizar sus servicios para satisfacerlas. Sin revelar información confidencial, por supuesto, voy a contaros lo que me gusta de esta empresa.
Para mí, la buena práctica a imitar es de tipo organizativo: el hecho de que haya una unidad dedicada a escuchar a los usuarios, y que a esa unidad se le otorguen máximos poderes para diseñar el servicio.
Un tema central para la gobernabilidad
En este post se reflexiona sobre los retos y dificultades del proceso de cambio necesario para la institucionalización de la función directiva pública.
¿Por dónde empezar? ¿Cuáles son el itinerario, el mapa, los compañeros de viaje y los vehículos que conducen a un escenario de institucionalización de la dirección pública? ¿De qué variables depende que los esfuerzos reformadores de las administraciones sirvan para arraigar y consolidar modelos de gerencia profesional en los sistemas públicos?
En opinión de Francisco Longo, no existe una respuesta genérica a estas preguntas. No hay un único camino posible. Por otra parte, las estrategias de cambio más acertadas serán las que se basen en el conocimiento más próximo posible de la realidad. Las circunstancias concurrentes en cada contexto institucional pueden imponer significativas diferencias de enfoque.
Dicho esto, parece evidente que la intervención decidida y en paralelo sobre las cuatro áreas mencionadas en el post anterior constituiría -de ser factible- la opción más contundente, ya que cada una de las líneas de intervención que hemos citado retroalimenta las demás, y es estimulada al mismo tiempo por ellas.
El problema es que tales enfoques sistémicos sólo están al alcance de empeños reformadores globales dotados a la vez de una clara visión y voluntad de cambio, y de un consistente poder político. No siempre es el caso. Sin pretensión de generalizar, puede decirse que el desarrollo de directivos, asumido como prioridad de intervención en un número creciente de casos en nuestro entorno próximo, está desempeñando un importante papel dinamizador.
Claves para la institucionalización de la dirección pública
En este post se analizan las áreas de intervención para la institucionalización de la dirección pública. Es decir, se pretende dar respuesta a la siguiente pregunta: ¿Qué reformas, o simplemente qué líneas de intervención sobre la realidad, son necesarias para alcanzar un grado de desarrollo de la dirección pública que permita hablar de “institucionalización” de ésta?
Cabe destacar la importancia concedida por este autor al desarrollo de la capacidad directiva, orientada al logro de una masa crítica de directivos competentes, como factor dinamizador de los cambios estructurales y normativos necesarios.
Así mismo, me parece interesante subrayar su convicción de que la existencia de una administración profesional -de la que la dirección pública es una parte inseparable- constituye una seña de identidad de las democracias avanzadas.
No hay management sin managers
El artículo, disponible en la web de la Comunidad Virtual de Gobernabilidad, se estructura en los siguientes apartados:
- rasgos básicos de un modelo de ejercicio de la dirección pública
- elementos configuradores de un marco institucional de dirección pública
- contenido, alcance y ámbito de las reformas necesarias para construir dicho marco
- variables que pueden influir sobre la producción de las reformas: principales desafíos y dificultades
Trataré de resumir en este post los dos primeros apartados, aplazando los siguientes a otro post que publicaré próximamente. Creo que el calado y la densidad del artículo de Francisco Longo hacen difícil que pueda ser resumido en el breve espacio de un único post.
Aun así, este post resulta un poco largo para lo que suele ser el formato habitual de este medio, pero os aseguro que el esfuerzo merece la pena.
e-Politicos
La primera dificultad que nos topamos para escribir este post es la delimitación de su objeto, es decir, ¿quiénes son los e-Politicos? La pregunta no es trivial. Se ha escrito bastante sobre los límites entre la política y la función pública. Ciertamente, no es ésta una cuestión que se pueda despachar a la ligera.
Como en este blog, en sus poco más de 100 posts, ya hemos hablado de casi todo lo que tiene que ver con la Administración, no podía faltar alguna referencia al tema. Así, Alberto ya efectuó algunas reflexiones sobre el mundo de los cargos políticos en «Funcionarios y cargos: universos paralelos«: «…los cargos son siempre políticos, por más que puedan ser además grandes técnicos, ya que su contratación y despido va ligado a los avatares del juego democrático de los partidos políticos. Su horizonte temporal es necesariamente limitado e inestable, puesto que la permanencia es independiente de su desempeño en el puesto«.
En aquel post de Alberto estaba clara la frontera entre los funcionarios y los cargos políticos. Sin embargo, a los efectos de este post, me gustaría distinguir entre los niveles claramente políticos, por una parte, y el de los que podríamos llamar directivos públicos, por otra. En este post me voy a centrar en estos últimos, dejando para otra ocasión el análisis de los niveles menos administrativos y más políticos.
Hecha esta primera clasificación, la pregunta sería ahora: ¿quiénes son los directivos públicos?
Valores de la Administración: la lista completa
Como sabéis los habituales, uno de los propósitos con los que empecé a participar en este blog fue el de lanzar una lista de valores que sirvan para guiar la transformación hacia una Administración en red. Me impuse el reto de llegar a una lista completa, pero con el mínimo número de valores posible, que sean de aplicación general para la relación
- entre la Administración y la ciudadanía
- entre la Administración y los empleados públicos
- entre las distintas instancias de la Administración
Ricardo Semler propuso a los 200 mayores directivos de los USA la prueba de escribir en un papel la misión, visión y valores de su empresa, mezclar todos los papeles y repartirlos. Él apuesta a que no serían capaces de decidir si aquella lista les pertenecía o no, porque, aparentemente, todas las organizaciones comparten un mismo catecismo. Para evitar que nuestra lista quedara devaluada por lo que llamaré “efecto Semler”, he caracterizado cada uno de los valores mediante una ecuación que representa una colisión de dos principios, procurando que al menos uno de cada par fuera retador, chocante o, simplemente, memorable.
e-Funcionarios
Podríamos entender por tales aquellos que son capaces de utilizar con desenvoltura las nuevas herramientas tecnológicas, pero esa sería una visión muy pobre del tipo de funcionario que requiere una Administración digital plenamente desarrollada.
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servicio = utilidad x humildad
Hasta el momento, hemos caracterizado cinco valores: transparencia, participación, innovación, intensidad y equidad. Ahora le toca el turno al valor servicio aunque, en orden lógico, quizá debería haber sido el primero de la fila. Muchos sabéis que mi método consiste en definir el valor mediante colisión de dos principios. En este caso, la fórmula es:
servicio = utilidad x humildad
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