Archivo
Gracias, epractice.eu, otra vez será
¡Jo, qué mal he quedado! Resulta que estaba invitado a la Conferencia Ministerial de Lisboa sobre eGovernment, pero me he enterado tarde. Y diréis, ¿cómo este humilde bloguero ha conseguido ser invitado a codearse con los europeos más poderosos? epractice.eu, el portal europeo de buenas prácticas en eGovernment, ha querido premiar de esta manera a sus 50 subscriptores más activos. Y resulta que yo he sido uno de ellos.
En fin, mi relación con epractice.eu es vergonzosamente asimétrica. Ellos dan mucho y yo, casi nada. Se trata, sin duda, del sitio web oficial sobre eGovernment más útil de todos los que se pueden encontrar en la red. Recientemente ha sido reestructurado para ser más 2.0. Por cierto, solicitaron mi participación para pensar en cómo deberían hacerlo, pero tampoco entonces pude ir. Eso sí, algún consejo envié vía mail, y se ve que me ha puntuado.
Sobre el poder de las redes
Por si alguien no lo sabe, «El poder de las redes» es el libro que David de Ugarte ha entregado recientemente al Dominio Público. Se puede descargar de la red y en Argentina se han editado 25.000 ejemplares en papel. Quiero tener uno en mi biblioteca.
Hay veces, cuando escucho o leo algunas cosas, que tengo la impresión de que eso es precisamente lo que yo estaba pensando pero no era capaz de expresar con esa claridad. Esa ha sido exactamente la sensación que he tenido al leer este libro. David de Ugarte conceptualiza con claridad y elegancia ideas que yo no sólo pienso (o balbuceo), sino que las llevo a la práctica día a día en la red, como aquél que escribía en prosa sin saberlo.
Por eso «El poder de las redes» me parece un libro imprescindible para entender de qué va esto de las redes sociales, la blogosfera y la web 2.0, entre otras cosas.
La blogosfera pública en Facebook
A finales del mes pasado os hicimos partícipes, con la emoción del niño que estrena juguete, de nuestras primeras impresiones con Facebook, el nuevo deporte social. Después de un tiempo de prueba, es hora de un comentario más ponderado.
A nada que te eches unos pocos amigos, Facebook te carga de actividad social. Al principio es divertido, pero en poco tiempo te hartas de recibir propuestas para contestar a encuestas, declarar tus gustos musicales y cinematográficos, ser invitado a cervezas virtuales y probar una infinidad de aplicaciones. Especial desazón me causa ser invitado constantemente a unirme a buenas causas, que lleva a coleccionar buenas intenciones y escasos actos. Ya no me apunto a una causa por la que no esté dispuesto a trabajar.
Dicho esto, sigo maravillado por su sencillez y su capacidad para dar soporte a redes sociales. Os animo a que experimentemos con sus límites. Para ello, he creado un grupo llamado «blogosfera pública«.
Estadísticas de agosto
Con un retraso de dos semanas, ahora que ya tengo un pie en el trabajo, retomo la pequeña obligación que me he tomado de contaros cada mes cómo va la marcha de nuestro blog.
Se preveía que agosto fuera flojo y no ha defraudado las expectativas. Sólo en el último tercio del mes se ha animado la cosa. Sobre todo, con la reincorporación de Alorza. Como decíamos el mes pasado: «será en septiembre cuando vuelva la efervescencia y el frenesí«.
Amig@s, ha llegado el momento de invertir la tendencia del gráfico que veis arriba. El mes que viene (ya dentro de 15 días) lo veremos.
Por cierto, el acumulado de comentarios ya ha llegado a los 1.972. Ahora sí que está al caer el comentario 2.000. Pronto habrá noticias ;-).
Por una escuela pública impura
Antes de empezar a disparar, presentaré mis credenciales. Me considero un defensor de la escuela pública. Mis dos hijos acuden a una. Mi pareja es miembro de la AMPA y del consejo escolar. Estoy satisfecho con la educación que reciben, al menos en comparación con la que podrían recibir en los otros centros públicos y privados.
Dicho lo anterior, creo que la escuela pública vasca está incumpliendo gravemente su responsabilidad ante las familias de esta sociedad. El servicio que presta es un servicio de mínimos. Y esto pone en riesgo el mismo sistema de educación pública, cuando las familias empezamos a pensar que nuestros hijos estarían mejor en un colegio privado o cuando, simplemente, el privado es el único que encaja con nuestras circunstancias vitales.
La reflexión de hoy continúa la que inicié hace un año cuando lancé el eslogan «la escuela pública debe dar desayunos».
La obra de un aprendiz avanzado
La entrada de hoy tiene poco que ver con la Administración Pública. Permitidme que una vez más me salga del guión. Al fin y al cabo estoy dando los últimos coletazos de mis vacaciones veraniegas.
Hace varios meses asistí a la presentación en Vitoria-Gasteiz del libro “Las Lágrimas de Eurídice”, de nuestro compañero aprendiz Fernando García Pañeda. Desde entonces lo he tenido entre mis lecturas pendientes (leo pocos libros, la verdad), hasta que por fin la semana pasada me acompañó en las playas del sur, compartiendo conmigo brisas y sombras.
La obra de Fernando me ha entretenido durante unas cuantas horas de playa, me ha permitido acercarme a una época de nuestra historia que apenas conozco, me ha recordado una vez más la sinrazón del uso de la fuerza para resolver los conflictos entre las personas y, sobre todo, me ha brindado el placer de degustar una literatura muy digna, en mi humilde opinión.
Cerramos paréntesis
Ya estoy aquí. Y no me quejo. Nadie me ha obligado a volver. Allí se estaba bien, pero por algún motivo que a veces cuesta recordar he elegido esto. Y aquí estoy.
Es época de hacer planes. Esta vez mi plan es simplificar. Siento que el tiempo es efímero. Hace ya bastante que me di cuenta de ello. Pero es como si ahora me apretase más. Tengo que priorizar. No sé cómo lo voy a hacer, pero tengo que mejorar mi relación con el tiempo.
¿Cómo leo 997 entradas en Bloglines, los mensajes de varias cuentas de correo electrónico, los Google Groups, el facebook, …? Y encima escribir en el blog. Claro, y después en los wikis. Como si el tiempo fuera de goma. O como si uno mismo lo fuera.
Y nada más por hoy. A ver si mañana me dejo caer con alguna reflexión de más fundamento. Si cabe.
Seis formas de que el eGovernment espante a los ciudadanos
Sé que algunos pensáis que somos demasiado optimistas. (Por cierto, os recomiendo el post de Julen acerca del optimismo). Alguien dijo que no hay nada tan inelegante como la felicidad, así que trataré de corregir esa mala imagen nuestra.
Para ello, convoco a Anthony Quinn (¿será un seudónimo?), un irlandés que ha escrito, en frontend.com, un interesante artículo titulado “Seis formas de que el eGovernment espante a los ciudadanos”. Sus seis alienantes podrían sumarse a la lista de inhabilitadores que nos ha ido ofreciendo Iñaki.
A continuación, traduzco la lista y resumo sus argumentos que, como es obvio, son suyos y no necesariamente míos. De hecho, algunos argumentos me parecen exagerados y fácilmente solucionables. Creo que acierta de pleno en el punto 6. Me gustaría saber qué os parecen.
Transparencia pública y ciudadanía cívica
El mes de julio demostró que el calentamiento global puede cursar con un enfriamiento local. No hay mal que por bien no venga: Iñaki aprovechó para quedarse en casa y publicar un grupo de tres posts (una tripostia) acerca de la discrecionalidad, el control y la transparencia en las administraciones públicas.
Al leer los comentarios y los otros posts a los que enlaza Iñaki, encontramos un acuerdo general respecto de la importancia de la transparencia. También el comentado libro “Administración inteligente” enfatiza la transparencia. La administración del futuro será transparente o no será. Todo muy bienintencionado, pero ¿seguro que estamos entendiendo todos lo mismo por “transparencia”?
Tramitación electrónica colaborativa
El otro día estaba en un Ayuntamiento (aún no puedo decir dónde), participando en un proyecto de Administración electrónica. Los responsables de la modernización nos estaban enseñando un sistema de tramitación telemática que están a punto de lanzar, y uno de ellos nos lo explicó con esta preciosa frase:
«Entendemos nuestra plataforma de eAdministración como un espacio colaborativo donde el funcionario y el ciudadano trabajan juntos para resolver un expediente».
Tuve una especie de orgasmo mental. ¡Esa es la idea! Avanza un paso más allá de la relación cliente-servidor, hacia un esquema más participativo y más ciudadano. Magnífico.
Últimos comentarios